Cambio
Estos d¨ªas me he reafirmado en mi convencimiento de que estar en la calle es un privilegio que muchos se niegan a s¨ª mismos y por eso les pasa lo que les pasa. Los d¨ªas previos a las elecciones, hablando con la gente en el supermercado, en la peluquer¨ªa, en los breves encuentros callejeros, se detectaba un sonido de fondo que indicaba deseo de cambio. En realidad, tambi¨¦n lo apuntaban las encuestas y sin embargo hab¨ªa una resistencia a creerlo, hasta el punto de que los pocos que hac¨ªamos ver esos signos de deseo de cambio, ¨¦ramos tomados por ingenuos y hasta por poco informados. No es la hora de la "venganza" es sencillamente la hora de la reafirmaci¨®n de lo que hab¨ªamos detectado algunos, pocos, casi ninguno, pero que estaba ah¨ª. Luego vino lo que vino y ahora todo son interpretaciones sobre la influencia de la dram¨¢tica ¨²ltima hora. Algunos incluso se atreven a acusar al pueblo espa?ol de haberse dejado manipular. Exceso inaudito, cuando en realidad lo que se ha dado ha sido una democr¨¢tica y emocionante reacci¨®n contra la manipulaci¨®n. Pero aun antes de eso, se ve¨ªa venir que la gente estaba cansada de un estilo, de unas maneras que nada ten¨ªan que ver con el estilo y las maneras que obligan a los dirigentes democr¨¢ticos. En fin, pas¨®, hubo cambio.
Tambi¨¦n en Andaluc¨ªa, porque cambio es que Manuel Chaves haya ganado las elecciones por mayor¨ªa absoluta y pueda, por ejemplo, hacer un gobierno sin que nada lo condicione. Se inaugura un tiempo en el que la Junta va a tener en Madrid un gobierno amigo y con el que sin excusa, todo lo que no pudo ser, tendr¨¢ que ser. Y por cierto, algunas cosas, la primera el pago de la deuda a los andaluces, m¨¢s temprano que tarde. Manuel Chaves, con todo a su favor, con un compromiso ilusionante, como es el de la Segunda Modernizaci¨®n, y con un gobierno del mismo color en Madrid, tiene que demostrar a los andaluces que, como ha prometido, se va a dedicar con toda su capacidad pol¨ªtica, el compromiso de su partido y su voluntad personal, a trabajar en esa segunda modernizaci¨®n que debe poner a Andaluc¨ªa en el lugar en el que se saludan las primeras regiones de Europa. Es su reto y la promesa en la que los andaluces han cre¨ªdo y de cuyo cumplimiento quedan vigilantes y a la espera.
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