Bush se enfrenta a una guerra de doble filo
El presidente de EE UU se mueve en un dif¨ªcil equilibrio entre su imagen guerrera y las cr¨ªticas
George W. Bush quiere que sus compatriotas le vean como un presidente de guerra. Est¨¢ seguro de que ese perfil ofrece una mayor garant¨ªa de seguridad en tiempos de crisis y conf¨ªa en que la huella del 11-S sea a¨²n lo suficientemente poderosa como para minimizar sus errores, enga?os, reveses o insuficiencias. Los sondeos todav¨ªa le dan la raz¨®n, pero la presidencia de guerra es una espada de doble filo que puede tanto ayudarle contra John Kerry como contribuir a que Bush siga el camino de su padre, derrotado en la reelecci¨®n.
La convenci¨®n republicana se celebrar¨¢ a principios de septiembre en un Nueva York cercado por la polic¨ªa pocos d¨ªas antes del tercer aniversario del 11-S. La elecci¨®n tiene el obvio prop¨®sito de aproximar al presidente al lugar de los atentados, aunque las manifestaciones que se preparan tratar¨¢n de enturbiar el objetivo. De aqu¨ª a las elecciones, adem¨¢s, habr¨¢ m¨¢s anuncios con im¨¢genes de los atentados y m¨¢s referencias a la seguridad.
La Casa Blanca cree que el atentado de Madrid es "muy negativo" para Bush
La Casa Blanca, que arranc¨® la campa?a por anticipado ante el deterioro que Bush sufr¨ªa en los sondeos, quiere rentabilizar los valores m¨¢s altos del presidente entre los electores: seg¨²n la encuesta de The New York Times y CBS del martes, el 53% de los estadounidenses conf¨ªan en su capacidad para actuar en una crisis internacional, frente al 33% que piensa lo mismo de Kerry. Un 78% le ve adecuado para proteger al pa¨ªs en caso de ataque terrorista, ante el 61% de Kerry. Hasta ahora, las encuestas reflejan la fuerza de Kerry en asuntos sociales y econ¨®micos y la de Bush en lo relacionado con la seguridad y el terrorismo.
Por el momento, los estadounidenses creen -menos que hace un a?o, pero todav¨ªa- que hab¨ªa lazos entre Sadam Husein y Al Qaeda y que hubo, e incluso que hay, armas de destrucci¨®n masiva; respaldan la guerra y la contemplan como parte del combate contra el terrorismo. Si esto se mantiene, Bush se beneficiar¨¢ de su papel guerrero. Pero el atentado de Madrid puede alterar la perspectiva.
La Casa Blanca, seg¨²n una fuente que conecta con los asesores de Bush, considera que el atentado es "muy negativo" para el presidente, no s¨®lo porque pierde un aliado en Europa y por la posibilidad de que el compromiso de Zapatero de retirar las tropas espa?olas se contagie, sino por otros dos elementos: la constataci¨®n de que Al Qaeda o sus sat¨¦lites pueden seguir golpeando -aunque est¨¦n fuera de combate dos terceras partes de su direcci¨®n, como asegura el Pent¨¢gono- y la incertidumbre sobre el efecto que tendr¨ªa en las elecciones un nuevo atentado en EE UU. ?Reforzar¨ªa al presidente de guerra o pondr¨ªa en cuesti¨®n la eficacia de la lucha contra el terrorismo? ?Consolidar¨ªa a Bush o dar¨ªa la raz¨®n al distinto enfoque que propone Kerry?
Para saberlo, falta tiempo y acontecimientos imprevisibles, desde la detenci¨®n de Osama Bin Laden hasta la actividad terrorista, con la nueva perspectiva europea que da Madrid. El atentado aporta elementos diversos: a pesar del oleaje en la superficie pol¨ªtica, la cooperaci¨®n antiterrorista entre europeos y norteamericanos es s¨®lida, pero queda probablemente superada por el brutal recordatorio de las fuerzas, los medios y la capacidad del terrorismo, que tiene. Adem¨¢s, una amplia simpat¨ªa en muchos lugares. En la encuesta internacional realizada por el instituto demogr¨¢fico Pew Center con motivo del aniversario de la guerra se pregunta si est¨¢ justificado el terrorismo suicida contra norteamericanos y occidentales: responden afirmativamente el 70% en Jordania, el 66% en Marruecos y el 46% en Pakist¨¢n.
Otro elemento de incertidumbre para el presidente de guerra es la evoluci¨®n de todo lo relacionado con Irak, tanto la situaci¨®n en el pa¨ªs y la transferencia de soberan¨ªa como el papel de Naciones Unidas. La Casa Blanca va a tratar de superar el da?o sufrido por la derrota del Gobierno del Partido Popular y tiene argumentos objetivos sobre la necesidad de unidad frente al terrorismo; pero tambi¨¦n cuajan las cr¨ªticas sobre la responsabilidad de Bush al descuidar la diplomacia, perder legitimidad e incrementar los riesgos propios y de los aliados en lugar de aumentar la seguridad com¨²n.
Y aunque John Kerry est¨¢ siendo extremadamente cauteloso con la crisis abierta despu¨¦s de Madrid, porque es consciente de los peligros que le puede suponer una asociaci¨®n estrecha con Zapatero en los fervores de esta campa?a electoral, sus colaboradores y un buen n¨²mero de expertos en seguridad y defensa apuntan cada vez m¨¢s al error estrat¨¦gico de objetivos y de despilfarro de medios que supone haber abandonado Oriente Pr¨®ximo y descuidado Afganist¨¢n sin acabar la tarea de descabezar a Al Qaeda, y haber identificado la guerra de Irak con la guerra contra el terrorismo. Como se?ala Shibley Telhami, titular de la c¨¢tedra Anwar el Sadat de la Universidad de Maryland y experto en Oriente Pr¨®ximo de la Brookings Institution, "si nos hubi¨¦ramos implicado en el proceso de paz entre israel¨ªes y palestinos y concentrado en Al Qaeda, en lugar de la guerra en Irak, Oriente Pr¨®ximo ser¨ªa ahora un lugar mejor de lo que es. Las cosas ser¨ªan diferentes si hubi¨¦ramos puesto todas nuestras energ¨ªas -cientos de miles de soldados, miles de millones de d¨®lares- en la tarea de eliminar a Al Qaeda y mediar entre palestinos e israel¨ªes".
Bush no siempre est¨¢ a gusto en su papel de comandante en jefe de una guerra continua. Aparte de las inoportunas sonrisas que salpican sus afirmaciones sobre el terrorismo -y que son producto del Bush patricio que quiere ser campechano, quiz¨¢ porque es as¨ª y quiz¨¢ porque sabe que as¨ª cae simp¨¢tico a mucha gente, que se identifica con ¨¦l-, el presidente expuso, cuando a¨²n era candidato, una declaraci¨®n de intenciones en pol¨ªtica exterior que ahora parece de otro planeta: "No creo que EE UU deba ir a ning¨²n pa¨ªs y decir: 'Nosotros hacemos las cosas as¨ª, vosotros tambi¨¦n deber¨ªais hacerlas de esa forma", asegur¨® Bush, que tambi¨¦n habl¨® de la "humildad" que hab¨ªa que devolver a la pol¨ªtica exterior de EE UU.
No hay que descartar aparentes paradojas en el futuro, como la de un Kerry continuista y un Bush diferente: seg¨²n Mois¨¦s Na¨ªm, director de la revista Foreign Policy, "si Kerry gana, habr¨¢ bastante continuidad en pol¨ªtica exterior, har¨¢ cosas parecidas a las de Bush; y si Bush gana, es probable que haya cambios. Un Bush reelegido tendr¨¢ muchas ganas de deshacerse de Irak; no podr¨¢ hacerlo si no entra una coalici¨®n internacional muy fuerte, y eso no ocurrir¨¢ si no reconstruye sus relaciones con toda Europa".
Pero la coincidencia del 11-S con las elaboraciones te¨®ricas previas que cristalizaron en la estrategia del ataque preventivo y la formulaci¨®n del eje del mal determinaron la presidencia de Bush, como explica Jamen Mann en el reci¨¦n publicado El ascenso de los Vulcanos [Vulcano era el dios del fuego en la mitolog¨ªa romana], en donde se explica que el agresivo unilateralismo de la Administraci¨®n procede de las ideas forjadas en la estrecha y antigua relaci¨®n del vicepresidente Cheney, de los dos hombres del Pent¨¢gono -Rumsfeld y Wolfowitz-, de otros dos en el Departamento de Estado -Powell y Armitage- y de la consejera de Seguridad, Condoleezza Rice, tras la amarga experiencia de la guerra de Vietnam. Intereses electorales aparte, mientras est¨¦ rodeado de este equipo no es f¨¢cil para Bush ser otra cosa que un guerrero en la fragua de Vulcano.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.