La 'yihad' de Al Andalus
Hace veinte a?os, durante la yihad contra la Uni¨®n Sovi¨¦tica en Afganist¨¢n, los militantes barbudos a sueldo de EE UU y de las monarqu¨ªas petrol¨ªferas del golfo P¨¦rsico so?aban con exportar, tras la victoria en Afganist¨¢n, la guerra santa a todos los pa¨ªses y regiones que hab¨ªan sido musulmanes, pero que en ese momento estaban "en manos" de los infieles. En su lista, adem¨¢s de Israel, Chechenia, Cachemira, tambi¨¦n estaba -aunque entonces provocara risa- Espa?a. Para los militantes integristas isl¨¢micos era, y sigue si¨¦ndolo, una tierra musulmana que deb¨ªa volver al islam, para cambiar el signo de la reconquista llevada a cabo por los reyes cat¨®licos Isabel y Fernando, que representaban los s¨ªmbolos de los cruzados, de la misma forma que Bush es su reencarnaci¨®n contempor¨¢nea en Irak.
La yihad en Al Andalus (nombre ¨¢rabe de Espa?a) es un imperativo tan fuerte como la guerra santa en Palestina en los ambientes salafistas y yihadistas presentes en los sitios de Internet de los extremistas radicales. Para la gran mayor¨ªa de los musulmanes, el objetivo es rid¨ªculo y la ¨²nica reconquista de Andaluc¨ªa es la de los emires del petr¨®leo que veranean en Marbella. Pero, hoy, el terrorismo permite a los grupos minoritarios imponer con la violencia y el terror la interpretaci¨®n extremista de la historia y del dogma.
Los extremistas legitiman el terrorismo en Israel que asesina a ni?os, mujeres y ancianos en las pizzer¨ªas y en los autobuses, ya que el Estado israel¨ª es para ellos tierra musulmana que debe ser liberada sin importar el medio que se utilice; el mismo razonamiento se puede aplicar a Espa?a: tierra del islam, por lo que toda violencia est¨¢ justificada con tal de devolverla a la fe isl¨¢mica. En este sentido, los atentados en Espa?a representan una yihad bendecida que abrir¨¢ de par en par las puertas del para¨ªso a sus autores.
Pero, al mismo tiempo, el objetivo espa?ol representa, por sus referencias hist¨®ricas, un salto cualitativo para la nebulosa de Al Qaeda precisamente en el momento en que esa organizaci¨®n ya no era capaz de movilizar a las masas musulmanas. En primer lugar, la participaci¨®n espa?ola en la invasi¨®n de Irak como pa¨ªs aliado de EE UU ha convertido a Madrid en un objetivo pol¨ªtico. Los atentados del 11 de marzo han sido escrupulosamente planificados para golpear en v¨ªsperas de las elecciones generales y, combinados con la torpeza del Gobierno de Aznar que acusaba a ETA, se han traducido en la derrota del Partido Popular e, inmediatamente despu¨¦s, en el anuncio de la retirada de las tropas de Irak por parte del vencedor, Rodr¨ªguez Zapatero. Aunque este compromiso del l¨ªder socialista formaba parte de su programa electoral, el anuncio realizado por el presidente electo del Gobierno espa?ol es una se?al que demuestra que por primera vez el terrorismo isl¨¢mico ha obtenido una victoria pol¨ªtica inmediata.
Se puede temer que la lecci¨®n espa?ola aliente al terrorismo: la "victoria" conseguida en Espa?a, "obligada" a retirar a sus tropas, puede evocar la "victoria" de Hezbol¨¢ en L¨ªbano, dado que los atentados suicidas de 1983 contra las fuerzas estadounidenses y francesas llevaron a la retirada de sus contingentes de Beirut, as¨ª como el goteo continuo de ataques al Ej¨¦rcito israel¨ª obligaron al Gobierno de Barak a retirar a los soldados del sur del L¨ªbano en 2000.
Al Qaeda nos ha acostumbrado a este tipo de estrategia y no hay nada nuevo a no ser que los retrasos de los cuatro trenes espa?oles que deber¨ªan haber llegado simult¨¢neamente a la estaci¨®n de Atocha han evitado una matanza cuya gravedad ser¨ªa comparable a la efectuada por los cuatro aviones de 2001. Es f¨¢cil, por tanto, descifrar los s¨ªmbolos: transporte a¨¦reo en EE UU, transporte ferroviario en Europa; as¨ª como la obsesi¨®n por las fechas: 11 de marzo, exactamente dos a?os y medio despu¨¦s del 11 de septiembre.
Pero la se?al m¨¢s preocupante es que se ha implicado a marroqu¨ªes residentes en Espa?a. Esto demuestra la revoluci¨®n de las franjas minoritarias que forman parte de la inmigraci¨®n magreb¨ª en Europa con respecto a los actos terroristas en EE UU: los autores de los atentados del 11 de septiembre eran extranjeros sin ninguna relaci¨®n con el tejido social estadounidense. En este caso -si se confirman las acusaciones- estamos ante una situaci¨®n completamente nueva e inquietante. Espa?a tiene con Marruecos un largo contencioso que ha marcado toda su historia, desde la yihad a las Cruzadas. El islam del norte de ?frica forma parte de la identidad espa?ola, as¨ª como de la francesa o de la italiana. Si las comunidades musulmanas que viven en estos pa¨ªses, y que por lo general son sus ciudadanos, no son capaces de controlar a sus miembros y extirpar el integrismo hay que temer que se produzcan actos violentos relacionados con Al Qaeda en el suelo europeo. Por desgracia, el dar la imprsi¨®n de que se cede pol¨ªticamente al terrorismo no sirve para disuadir en un futuro las tentaciones mortales contra Europa.
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