Mercedes Abad vuelve a la narrativa corta con 'Amigos y fantasmas'
"Los cuentos te salen o no, pero no puedes reescribirlos", afirma
Mercedes Abad siempre se ha movido a placer en el territorio de los cuentos. Lo considera como un laboratorio de pruebas apasionante en el que puedes cambiar de registro, de persona y de estilo cada pocas p¨¢ginas. "Los cuentos son m¨¢gicos. A diferencia de la novela, o te salen o no, pero de poco sirve reescribirlos". Quiz¨¢ por eso, despu¨¦s de publicar en 2000 su primera novela, Sangre, ha regresado al g¨¦nero con el volumen Amigos y fantasmas (Tusquets).
El hilo conductor de los 12 cuentos del nuevo libro de Abad es, por un lado, el azar, y por otro, el contraste entre las personas y la relaci¨®n con los fantasmas del pasado. "El azar es lo que cambia tu vida en un momento determinado", comenta. "Por ejemplo, si yo no me hubiera presentado al Premio La Sonrisa Vertical con mi primer libro, cosa que estuve a punto de hacer, mi vida ser¨ªa muy distinta".
"En mi anterior libro de cuentos, Soplando al viento, el enemigo estaba fuera, en la sociedad", contin¨²a Abad, "mientras que en ¨¦ste est¨¢ dentro. En los cuentos de Amigos y fantasmas hay una colecci¨®n de peque?as indignidades que cometemos en el fondo los que somos buenos, microfelon¨ªas que s¨®lo tienen consecuencias para el implicado. Por ejemplo, en Alguien piensa en Monique aparece una mujer que triunfa y que, cuando lo hace, piensa en aquella compa?era de escuela que era la primera en todo y que ahora imagina que ha fracasado".
Mercedes Abad huye claramente del realismo en sus cuentos. "Creo que mis intereses como narradora son m¨¢s expresionistas", opina. "Me gusta pasarme de rosca con un juego m¨¢s ir¨®nico, m¨¢s intelectual. No me veo describiendo la cocina de la casa de mi madre. Estamos en el siglo XXI y pienso que no hay que abusar de las descripciones. A m¨ª me interesa otro tipo de literatura".
Dolor y delirio
En algunos de los cuentos de Amigos y fantasmas hace aparici¨®n el elemento g¨®tico, especialmente en Retrato de Emma en el jard¨ªn, que refleja muy bien el esp¨ªritu del libro. "En ¨¦l hay una mujer que convierte su fantasma en una instalaci¨®n de arte, que es en el fondo lo que hago yo con los m¨ªos: los convierto en literatura", se?ala Abad. "La artista del cuento convierte su dolor en una escultura multimedia totalmente delirante. Pienso que en este sentido es el cuento emblem¨¢tico del volumen, el que da la clave metaf¨®rica, con los dolores y perplejidades de la vida. En el fondo, es con lo que no logramos entender con lo que podemos hacer obras de arte".
Entre los otros temas tratados por Abad en su libro est¨¢n las neuras de los artistas (La
c¨®lera de Garc¨ªa Leguineche), un personaje depositario de un gran secreto que descubre que su poder radica precisamente en no revelarlo nunca (Servicio
de
caballeros) o el trasfondo negro de las vidas en apariencia normales.
Los reveses de la amistad, los fracasos de las relaciones con los amigos, es otro aspecto que interesa mucho a Abad y que explota muy especialmente en el cuento final, Hienas que r¨ªen penas, un canto a la amistad escrito como si fuera un chat, con distintos personajes que se van arrebatando la palabra y van construyendo el relato sobre el amigo muerto. "En este cuento quise hacer un juego ling¨¹¨ªstico, estil¨ªstico, jugando con la voluptuosidad de las palabras", dice la autora. "Ten¨ªa ganas de crear una historia ¨¦pica, pero ir¨®nica".
Abad se ve en el futuro alternando cuento y novela. "Tengo claro que mi prosa va bien para el cuento y para un determinado tipo de novela", comenta. "Lo m¨ªo es la elipsis, no las descripciones, aunque en el fondo pienso que lo que me gusta es ponerme problemas, plantearme cosas que no he hecho anteriormente para evitar caer en la repetici¨®n y en la monoton¨ªa".
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