Un proyecto en entredicho
?Dispondr¨¢ Alicante alguna vez de un palacio de congresos? La pregunta es dif¨ªcil de responder en estos momentos. La decisi¨®n del Tribunal Superior de Justicia valenciano ha complicado enormemente las cosas, hasta el punto de no saber qu¨¦ suceder¨¢. A la hora de escribir estas l¨ªneas, Luis D¨ªaz Alperi, el alcalde de Alicante, no se ha manifestado sobre la decisi¨®n de la Justicia. No sabemos a¨²n si lo har¨¢, ni en qu¨¦ t¨¦rminos. En una ocasi¨®n anterior, y tambi¨¦n, como ahora, desfavorable a sus intereses, D¨ªaz critic¨® duramente al tribunal y calific¨® de fr¨ªvola la decisi¨®n de los jueces. No le gusta al alcalde de Alicante que le contrar¨ªen. Cuando tal cosa sucede, el hombre pierde su habitual afabilidad y es capaz de pronunciar los disparates m¨¢s insospechados. Ver a un pol¨ªtico despreciar a la Justicia porque estorba a su provecho, no es un espect¨¢culo agradable aunque resulte com¨²n.
Por unas u otras razones, D¨ªaz ha sido incapaz de dotar a Alicante de un palacio de congresos tras m¨¢s de ocho a?os de mandato. Parece un plazo suficiente para culminar un prop¨®sito. La realidad, sin embargo, es que nos encontramos pr¨¢cticamente como a finales de 1998, cuando el Ayuntamiento aprob¨® el proyecto b¨¢sico del edificio. Desde entonces, se han sucedido los problemas, agravados por el perpetuo desencuentro del alcalde con los ciudadanos y los partidos de la oposici¨®n. No es este el ¨²nico asunto que D¨ªaz no logra solucionar durante su larga alcald¨ªa. El plan para soterrar las v¨ªas del ferrocarril -un viejo proyecto acariciado por la ciudad- apenas ha logrado tomar cuerpo en todo el periodo. A la vista de las actuaciones, no podr¨ªamos afirmar que Luis D¨ªaz vive con urgencia los problemas de la ciudad.
Es evidente que Alicante necesita un palacio de congresos. Al menos, esa es la respuesta mayoritaria que dan los ciudadanos cuando se les pregunta. Los reportajes, los art¨ªculos publicados en la prensa revelan una absoluta unanimidad en este punto. Yo no he o¨ªdo, hasta el d¨ªa de hoy, una sola voz oponi¨¦ndose a su construcci¨®n. Una poblaci¨®n que vive del turismo no puede progresar si no cuenta con unas instalaciones que permitan celebrar grandes reuniones, a las que asisten centenares o, incluso, miles de participantes. Esta es la opini¨®n que han expresado continuamente los hoteleros, los comerciantes, los restauradores, los agentes de viaje. Por el contrario, no hemos escuchado nunca los motivos de Luis D¨ªaz Alperi para construirlo en una zona que conlleva el rechazo popular.
En mi opini¨®n, y dado el punto al que han llegado las cosas, si D¨ªaz Alperi es sincero y quiere un palacio de congresos para la ciudad, s¨®lo puede hacer una cosa: sentarse a negociar. Su empe?o por edificarlo en la ladera del monte Benacantil es lo que ha ocasionado el retraso en la construcci¨®n. Obstinarse ahora en la v¨ªa jur¨ªdica supondr¨ªa aplazar el proyecto por tiempo indefinido. No es lo que los alicantinos le reclaman. Hay que sentarse a hablar con los hoteleros, con las agencias de viaje, con la C¨¢mara de Comercio, con la oposici¨®n. Hay que encontrar r¨¢pidamente otro lugar donde construir ese palacio. Hacer pol¨ªtica no es solamente mandar, es, sobre todo, negociar, resolver en com¨²n los problemas comunes. Y a eso deber¨ªa dedicarse la primera autoridad municipal.
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