Blues para un planeta marciano

"No debo buscar mi dignidad en el espacio, sino en el gobierno de mi pensamiento. Si fuera por el espacio, el universo me rodear¨ªa y se me tragar¨ªa como un ¨¢tomo; pero por el pensamiento yo abrazo el mundo". La cita de Blaise Pascal invita a mirar la obra de Jana Sterbak (Praga, 1955) desde otros mundos alejados de nuestra hoy triste condici¨®n humana. No es el mejor lugar, la galer¨ªa, para trasladarnos al descubrimiento de los supuestos ocultos de nuestro sistema solar -de hecho, el trabajo de Sterbak pierde parte de su poder de seducci¨®n en espacios tan marcados- pero la forma en que la autora checa concibe su peque?o cosmos consigue que la obra material se convierta en un sue?o diurno, en una maravillosa fantas¨ªa.

La luna, en primer t¨¦rmino, parece mostrarnos decididamente su cara oculta, sus cuencas resonantes, su Mar de Lluvias, cr¨¢teres, volcanes, monta?as, ?vida? Los planetas jovianos, Plut¨®n, Mercurio, con sus mensajes imposibles, el carmes¨ª marciano y sus canales prominentes, la rojiza y misteriosa Venus, la marcial Tierra. Todo en un juego de billar interplanetario, el cielo es la mitad de una gran c¨¢scara de huevo. ?D¨®nde est¨¢ el espinazo de la noche? ?Por qu¨¦ no cae del cielo gente forastera que nos distraiga de tanto horror? Sterbak ha le¨ªdo la teor¨ªa de las esferas de Sloterdijk y le ha dedicado su ¨²ltimo trabajo, Planetarium, articulada en una serie de piezas de cristal realizadas con la t¨¦cnica tradicional del soplado de vidrio durante su estancia en el Centro Internacional de Investigaci¨®n del Vidrio y las Artes Pl¨¢sticas, en Marsella. Mientras observaba el proceso artesanal de fabricaci¨®n del cristal, advirti¨® que en la ca?a de soplar siempre quedaba un residuo de magma incandescente de forma esf¨¦rica que, al enfriarse, tomaba una forma similar a la de los planetas. Haciendo rotar el magma del fuego para que se vaya sedimentando en capas sucesivas hasta conseguir la forma final, el proceso de fabricaci¨®n de aquellas grandes burbujas ten¨ªa cierto paralelismo con la formaci¨®n natural del planeta. La forma b¨¢sica del cosmos tiene, en la trayectoria de la artista, un antecedente en la pieza Condensed (1979), una inofensiva pelota de playa que escond¨ªa en realidad una pesada bola de plomo. Otra obra, Atlas, se relaciona con trabajos anteriores, como la mochila de piedra Sysiphus sport (1999); y en Hard entry descubrimos un rotorelief de cristal que crea una ilusi¨®n ¨®ptica a partir de su simple condici¨®n de caja-matroska. Tras la visita a esta exposici¨®n, c¨®mo no recordar aquellas palabras en tono de blues de Van Gogh, "tengo una terrible necesidad... ?dir¨¦ la palabra?... de religi¨®n. Entonces salgo por la noche y pinto las estrellas".