Una mirada moral
Cuando el mal de Alzheimer se abate sobre un paciente lo devasta por dentro pero tambi¨¦n por fuera, sin dejar intacta ni la vida ni la conciencia de quienes est¨¢n cerca. En este infierno se mete la novela de Barba, pero no porque tenga vocaci¨®n cl¨ªnica sino porque ese episodio brutal le sirve de telescopio hacia interiores morales velados. El impulso introspectivo puede empezar con una vaga punzada nost¨¢lgica, una playa, la arena, un cubo y una pala, y puede terminar dej¨¢ndolo a uno enredado en su propia ignominia. Y de esas cosas se nutre la novela sin simplificar nada, sin cerrar las cosas, apuntando y expandiendo razones perif¨¦ricas, o m¨¢s o menos determinantes de la vida de cada personaje. Pone a prueba la resistencia de las corazas embusteras que cada cual ha ido fabricando para sobrevivir sin demasiado da?o en el entorno familiar, cuando adem¨¢s ese entorno est¨¢ gobernado por la figura hier¨¢tica y ¨¢rida de una mujer ahora vac¨ªa. Hay chasquidos que mellan el blindaje de las estructuras morales y las acaba reventando para reordenar los mapas interiores. La madre va descubri¨¦ndose en la voz de los otros como un amor castrante en la infelicidad filoed¨ªpica del hijo; est¨¢ como conflicto latente en la hija y su compleja insatisfacci¨®n sexual y vital; y es muy amarga la cortedad de un marido pusil¨¢nime que a ratos me recuerda al protagonista de una extraordinaria novela de Verg¨ªlio Ferreira, En nombre de la tierra. Son interiores ahora turbios pero son m¨¢s l¨²cidos; no servir¨¢n como manual paliativo de familias con pacientes de Alzheimer pero s¨ª sirven como un inteligente dispositivo para abrir las puertas a la identidad moral cuando alguien la ha perdido del todo.
AHORA TOCAD M?SICA DE BAILE
Andr¨¦s Barba
Anagrama. Barcelona, 2004
264 p¨¢ginas. 14 euros
Y nadie baila verdaderamente en esta novela porque es est¨¢tica y triste; indaga en motivaciones morales y sentimentales, y desconf¨ªa de las apariencias. Le gusta pensar cortejando intuiciones difusas y desecha la simpleza de las evidencias, casi siempre muletas idiotas para quedarse tranquilo. Barba ha desarrollado a fondo el modelo de novela que apuntaba en La hermana de Katia -que llevaba otro humor y en el fondo era m¨¢s piadosa-, y ahora ha dado una novela muy bien escrita y al¨¦rgica al pudridero de t¨®picos de la psicolog¨ªa de hipermercado. ?lvaro Pombo estaba en la dedicatoria de aquella novela primera y no est¨¢ en ¨¦sta pero podr¨ªa haber estado; se le parece ahora m¨¢s, en el estilo y la madurez intelectual, y eso es tocar muy alto: Barba encadena p¨¢ginas y escenas enteras hermosas y amargas, con una prosa que se tensa con el hilo del pensamiento y sobre todo con el da?o moral que los personajes descubren mientras piensan. Y contra lo que pudiera parecer, creo que la asimilaci¨®n de otros posibles modelos y otras contaminaciones dar¨ªan de s¨ª en manos de este joven y excelente escritor lo m¨¢s dif¨ªcil, una voz que no sea ya s¨®lo excelente sino adem¨¢s s¨®lo suya, tan mezclada y enriquecida de vetas ajenas que la decantaci¨®n final tiene necesariamente que llevar su propio nombre.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.