5.35 horas: las alarmas antia¨¦reas interrumpen el sue?o bagdad¨ª
El 20 de marzo de 2003 las alarmas antia¨¦reas sustituyeron a los despertadores y a las 5.35 (hora de Bagdad) interrumpieron el sue?o de Bagdad. Se iniciaba as¨ª una guerra anunciada no s¨®lo desde Washington, Londres o Madrid, sino desde el silencio expectante en el que se sumi¨® esta urbe de cinco millones de habitantes desde muchas horas antes.
Los bagdad¨ªes hab¨ªan vaciado los estantes de las tiendas de comestibles, acabado con las reservas de agua embotellada e incluso con las existencias de generadores. Todos se tem¨ªan lo peor porque sab¨ªan que no hab¨ªa elecci¨®n, que otros hab¨ªan decidido ya en su nombre. El precio del d¨®lar, el mejor term¨®metro del estado de ¨¢nimo, se hab¨ªa disparado hasta los 2.660 dinares desde 2.200, pero en las oficinas de cambio ya no quedaba moneda local. La ciudad se hab¨ªa ido a dormir con el coraz¨®n en un pu?o.
A¨²n pasaron diez minutos eternos antes de que el anuncio inquietante de las sirenas se concretara en las primeras explosiones de la guerra. Unas luces parpadearon en el cielo y enseguida reson¨® el martilleo de las bater¨ªas antia¨¦reas. Una lengua de fuego seguida de una columna de humo se elev¨® desde sur de la ciudad.
Al Dora, pensamos al un¨ªsono todos los que nos asomamos a los balcones para ver qu¨¦ estaba pasando. Al Dora es un barrio del sur de Bagdad donde se halla una refiner¨ªa de petr¨®leo y la m¨¢s importante central el¨¦ctrica de la capital. Ambas parec¨ªan un objetivo potencial. Sin embargo, la electricidad segu¨ªa funcionando y el incendio fue controlado enseguida.
Aunque los periodistas que nos acercamos m¨¢s tarde a la zona no logramos encontrar el lugar del impacto, las bombas cayeron sobre unos cuarteles. A diferencia del primer ataque en 1991, el breve bombardeo sobre los alrededores de la capital, apenas 20 minutos, hab¨ªa evitado las ¨¢reas civiles. Quer¨ªa ser un mensaje, o as¨ª lo interpretaron los bagdad¨ªes, quienes esa ma?ana, con unas ojeras enormes, respiraban aliviados.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.