Madrid 14-M
Los resultados del 14-M proclaman que Madrid vuelve a ser de izquierdas. As¨ª se entiende porque la suma de los votos cosechados por el PSOE e Izquierda Unida superan en m¨¢s de 180.000 sufragios a los conseguidos por el PP. No obstante, y por 8 d¨¦cimas, el Partido Popular contin¨²a siendo la formaci¨®n con m¨¢s apoyos en nuestra regi¨®n. Ni cinco meses han pasado desde que los madrile?os otorgaron la mayor¨ªa absoluta al PP en las elecciones auton¨®micas, mayor¨ªa que los ciudadanos le hab¨ªan negado el mes de mayo anterior en favor de la izquierda. Estos vaivenes no son en ning¨²n modo el reflejo de un electorado camale¨®nico o f¨¢cilmente influenciable. Si algo me queda claro tras los resultados de los tres ¨²ltimos comicios es que con Madrid no se juega. La nuestra es la comunidad m¨¢s equilibrada de toda Espa?a en sus tendencias pol¨ªticas y aqu¨ª el fiel de la balanza resulta extremadamente sensible a cualquier error. Bast¨® el que dos tr¨¢nsfugas proyectaran sobre las filas socialistas la imagen de caos interno tras su victoria de primavera para que los electores le dieran la mayor¨ªa absoluta a los populares en el oto?o.
El domingo pasado sucedi¨® lo contrario. Cuatro puntos largos subi¨® el PSOE y casi dos perdi¨® el PP con respecto a los comicios regionales de octubre. Aunque un cambio tan brusco ha de ser atribuido a distintas causas, entre las que se encuentra sin duda la impecable campa?a de Zapatero, el detonante hay que buscarlo en las consecuencias del impacto emocional del 11-M. Y no tanto por la constataci¨®n de que los delirios belicosos de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar nos han echado encima a una peligrosa banda de psic¨®patas que antes nos ignoraba, como por la penosa gesti¨®n de la crisis. Con 200 muertos en la morgue del Ifema y la sensibilidad social en carne viva, el torpe empe?o del ministro Acebes por se?alar a ETA como la autora del atentado provoc¨® una ola de indignaci¨®n que termin¨® movilizando a los m¨¢s pasotas y despertando a esa parte del electorado socialista amodorrado tantos a?os por la desilusi¨®n. El domingo acudieron masivamente a las urnas para darle una patada a Aznar y otra a Acebes en el ¨²nico culo que ten¨ªan a tiro, el de Mariano Rajoy. Sea como fuere, lo cierto es que este espectacular vuelco electoral confiere tambi¨¦n una nueva dimensi¨®n a la pol¨ªtica madrile?a. Cuando Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero entre en La Moncloa, Esperanza Aguirre ser¨¢ la figura del PP con mayor poder ejecutivo de toda Espa?a. Tal circunstancia convertir¨¢ al Ejecutivo auton¨®mico de Madrid en el gran referente del Partido Popular elevando la importancia de sus ¨¦xitos y fracasos a la categor¨ªa de nacional. No menos interesante se presenta a partir de ahora la trayectoria personal del alcalde de Madrid. El amargo final de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar y el severo castigo infligido por el electorado a los hombres por ¨¦l escogidos para la sucesi¨®n sit¨²an a Alberto Ruiz-Gallard¨®n en la posici¨®n id¨®nea para presentarse como la gran esperanza blanca de su partido. Es verdad que en G¨¦nova, sede del PP, no cuenta con demasiados admiradores y que la soberbia intelectual le impide cultivar con naturalidad la diplomacia interna, pero siempre tuvo discurso propio y su forma de hacer pol¨ªtica constituye a d¨ªa de hoy la alternativa m¨¢s clara a quienes salieron calcinados de los comicios. Fue precisamente Gallard¨®n el primero en entender, hace 10 a?os, que para ganar en Madrid no bastaba con atraer al electorado hacia las tesis conservadoras. Su cuidada pol¨ªtica de gestos y una acci¨®n de gobierno dirigida a seducir a los ciudadanos de centro-izquierda le permitieron, en su momento, arrebatar el Gobierno regional a la izquierda y revalidar despu¨¦s su triunfo en el Ayuntamiento de la capital.
Tampoco debemos perder de vista el protagonismo que adquieren los portavoces de la oposici¨®n en la Comunidad y el Ayuntamiento. Trinidad Jim¨¦nez es la ni?a bonita de Zapatero y cuando Gallard¨®n quiera algo del Gobierno central le convendr¨¢ primero hablar con ella. Lo mismo puede decirse de Simancas, que ha sabido mantener una buena relaci¨®n con su jefe de filas a pesar de la crisis intestina que provoc¨® el tamayazo. Los resultados electorales del domingo, por motivos muy distintos, han supuesto un salto cualitativo para los pol¨ªticos madrile?os. En Madrid no habr¨¢ uno sino tres Gobiernos bajo la mirada atenta de toda Espa?a.
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