Competitividad a la baja
El d¨¦ficit exterior sigue frenando posibilidades de crecimiento y denuncia serias carencias competitivas. Los saldos de las balanzas por cuenta comercial y por cuenta corriente dejan poco lugar a la complacencia. La econom¨ªa espa?ola ha vuelto a ampliar su d¨¦ficit comercial en 2003. Lo ha hecho en un 10,3%, hasta alcanzar 46.279,2 millones de euros, casi 1.000 millones por encima del m¨¢ximo registrado en el a?o 2000 y 4.300 millones m¨¢s que en 2002.
Son malas se?ales. Cuando a esos datos se incorporan los que completan la balanza por cuenta corriente (los saldos de las transferencias con el exterior en rentas, transferencias y servicios, en los que el turismo es la principal partida), la contribuci¨®n negativa al crecimiento de la econom¨ªa supera el drenaje de 2002. Durante 2003 ese desequilibrio creci¨® un 32,2%, hasta alcanzar los 21.979,9 millones de euros, un 1,8% del PIB, frente al 1,3% del a?o anterior. En la medida en que ese saldo es una de las principales expresiones de nuestra capacidad competitiva, aporta razones adicionales a las ya conocidas para la inquietud sobre la sostenibilidad del patr¨®n de crecimiento mantenido en estos ¨²ltimos a?os.
Espa?a crece gracias a la excepcional pulsaci¨®n de la demanda dom¨¦stica, y ¨¦sta sigue haci¨¦ndolo en gran medida a trav¨¦s de la inversi¨®n en construcci¨®n y a la expansi¨®n del consumo de las familias. Ambos se benefician de un precio del dinero hist¨®ricamente reducido, que a su vez viene determinado por la inflaci¨®n relativamente baja que mantiene un promedio del ¨¢rea euro. La inversi¨®n distinta a la construcci¨®n y la materializada en la mejora de las habilidades de nuestros recursos humanos no crece suficientemente para que nuestros bienes y servicios puedan diferenciarse de los que producen pa¨ªses menos desarrollados. Como los que el pr¨®ximo mayo pasar¨¢n a integrarse en la UE, sin ir m¨¢s lejos. Las ventas a Espa?a de esos pa¨ªses durante 2003 crecieron un 63%, mientras que sus compras de bienes espa?oles lo hicieron a un ritmo mucho menor, un 18%.
Razones todas ellas para que, antes de que sea demasiado tarde, se concreten pol¨ªticas destinadas a diversificar el patr¨®n de crecimiento de la econom¨ªa espa?ola y se fortalezcan ventajas competitivas que impidan que el desequilibrio exterior, adem¨¢s de ser de los m¨¢s amplios de Europa, deje de frenar posibilidades de crecimiento.
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