Un legado discutible
En la despedida de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar y Rodrigo Rato no se han ahorrado alabanzas hacia la gesti¨®n econ¨®mica de ambos. Lo econ¨®mico, vienen a decir, es uno de los grandes ¨¦xitos de los ¨²ltimos ocho a?os y una "herencia de prosperidad para Espa?a". Mucho hay que debatir antes de conceder as¨ª como as¨ª la medalla al m¨¦rito econ¨®mico a los gobiernos de Aznar. La evoluci¨®n de las cifras de crecimiento y empleo en los ¨²ltimos a?os son excelentes vistas desde la perspectiva de los grandes agregados, pero no est¨¢ tan claro que tales logros sean atribuibles a iniciativas de los equipos econ¨®micos de Aznar. Por el contrario, crece la sospecha de que la econom¨ªa espa?ola est¨¢ viviendo una etapa de crecimiento artificialmente inducido por unos tipos de inter¨¦s -responsabilidad del Banco Central Europeo- muy adecuados para estimular las econom¨ªas centrales de la UEM, pero excesivamente bajos para la tasa de inflaci¨®n espa?ola. El resultado es una burbuja inmobiliaria y un aumento desorbitado del consumo que s¨®lo muy recientemente ha comenzado a moderarse.
S¨ª es responsabilidad de los gobiernos que ahora firman el finiquito pol¨ªtico haber desarrollado un patr¨®n de crecimiento que explota sin complejos -es decir, sin reparos ni escr¨²pulos- esta especie de econom¨ªa animada con la droga del coste del dinero por los suelos. La pol¨ªtica econ¨®mica de los ¨²ltimos ocho a?os ha consistido en cebar la demanda interna con m¨¢s hipotecas, m¨¢s ladrillo, m¨¢s viviendas y m¨¢s consumo por los procedimientos expeditivos -bajando el IRPF, por ejemplo, y favoreciendo el boom inmobiliario desde ayuntamientos y comunidades aut¨®-nomas-. Todo para la construcci¨®n p¨²blica y el ladrillo, nada para la inversi¨®n tecnol¨®gica o en formaci¨®n.
Las consecuencias de tan disparatada apuesta, que se traduce en crecimientos a corto plazo tan alabados por el entorno econ¨®mico de Aznar, se aprecian con claridad en la p¨¦sima trayectoria del sector exterior. La balanza de pagos es un indicador cierto e inocultable de los ¨¦xitos y miserias de cada econom¨ªa. No parece que de la balanza por cuenta corriente espa?ola, cuyo d¨¦ficit ha aumentado en un 32% durante 2003, se desprenda ning¨²n ¨¦xito. Por el contrario, refleja una p¨¦rdida continuada de competitividad de los productos fabricados en Espa?a -el d¨¦ficit de la balanza comercial creci¨® el 10% el a?o pasado- y un creciente desinter¨¦s de la inversi¨®n extranjera por instalarse en Espa?a. Conviene recordar que la inversi¨®n extranjera es el mejor m¨¦todo para financiar las necesidades de inversi¨®n de un pa¨ªs; esa ventaja tambi¨¦n se est¨¦ perdiendo.
Debido la ausencia clamorosa de una pol¨ªtica antiinflacionista propia, los productos espa?oles tienen dificultades competitivas en Europa; y debido al desinter¨¦s oficial por dotar de capital tecnol¨®gico a los productos espa?oles -los planes de desarrollo tecnol¨®gico han fracasado una y otra vez-, la deslocalizaci¨®n de las inversiones -Espa?a ya no puede competir en productos que requieran mano de obra barata- no puede ser compensada con productos de alto valor a?adido.
La econom¨ªa espa?ola padece un d¨¦ficit tecnol¨®gico y de formaci¨®n que ocho a?os de gesti¨®n Aznar-Rato han enmascarado con el espantajo del crecimiento por encima de la media europea. Hoy, el problema es m¨¢s grave porque se han desaprovechado a?os de coste de dinero bajo, f¨¢cil endeudamiento y crecimiento del empleo gracias a la elevada tasa de temporalidad durante los cuales pod¨ªan haberse aplicado pol¨ªticas intensivas de inversi¨®n tecnol¨®gica en las empresas. Otros pa¨ªses no han perdido el tiempo. Algo querr¨¢ decir el hecho de que los pa¨ªses del Este que se integrar¨¢n en la Uni¨®n Europea el pr¨®ximo mes de mayo hayan aumentado las ventas a Espa?a en el 63% durante el ejercicio 2003, mientras que las ventas espa?olas en aquellos mercados apenas aumentaron el 18%.
El supuesto ¨¦xito del PP en la econom¨ªa se resume en un crecimiento hacia dentro, hu¨¦rfano de cualquier aportaci¨®n de los mercados exteriores, entre otras razones porque Alemania o Francia han atravesado por situaciones pr¨®ximas a la recesi¨®n durante los ¨²ltimos a?os. A pesar de las autoalabanzas concertadas entre los ministros salientes y sus analistas de c¨¢mara, lo cierto es que la herencia de la pol¨ªtica econ¨®mica del PP dista mucho de ser convincente. Y tendr¨¢ peor aspecto a medida que aparezcan sus facturas.
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