El gran Milan
Hay que ir haci¨¦ndose a la idea. Este scudetto es del Milan. O sea, de Silvio Berlusconi. ?Qu¨¦ nos contar¨¢ esta vez el pluripresidente? La voz que no calla ya nos ha dicho que hace todas las alineaciones de su equipo desde 1986, que sabe de f¨²tbol m¨¢s que nadie y que (?de d¨®nde sacar¨¢ esa fantas¨ªa?) fue un gran delantero centro. ?Cu¨¢ntas medallas se colgar¨¢ a final de temporada? ?Batir¨¢ su propia marca de permanencia frente a las c¨¢maras de televisi¨®n? ?Descubriremos que invent¨® el bal¨®n?
M¨¢s vale prepararse, porque este Milan casi resiste la comparaci¨®n con aquella cosa tremenda de Van Basten, Gullit, Baresi, Rijkaard y compa?¨ªa. En ciertas cosas, es mejor. El t¨¦cnico, por ejemplo, no es Arrigo Sacchi, aquel pelota que hablaba del dottore para referirse a Berlusconi, que acu?¨® muchas de las memeces del vocabulario balomp¨¦dico contempor¨¢neo ("atacar espacios" por avanzar, etc¨¦tera), que ninguneaba a los Di Stefano y Pel¨¦ como "buenos para su ¨¦poca" y que demostr¨® ser capaz de bastante poco cuando dej¨® San Siro.
El actual entrenador, Carlo Ancelotti, prefiere mencionar lo menos posible a Berlusconi y no atormenta a su plantilla con discursos sobre la humildad y la intensidad, como hac¨ªa Sacchi; en lugar de eso, les sirve grandes platos de pasta tras los partidos nocturnos. Entre un rollo new age y unos macarrones a la puttanesca, no hay color.
Ancelotti dispone de un personal extraordinario. Hay que reconocer que Berlusconi sabe comprar: ya lo demostr¨® haci¨¦ndose due?o de media Italia. Nesta era un valor seguro en la Lazio y resultaba una opci¨®n f¨¢cil, pero Kak¨¢, no. Era s¨®lo una promesa brasile?a. Y Shevchenko, en su momento, tampoco era el tipo m¨¢s cotizado del planeta.
El m¨¦rito de Ancelotti se percibe en los jugadores m¨¢s econ¨®micos: Pirlo era un interior correcto y, gracias a un programa espec¨ªfico de preparaci¨®n y musculaci¨®n, se ha convertido en un medio centro sensacional; decir "Gattuso y bal¨®n" es como decir "Hitler y Polonia", pero en todos los equipos hace falta un perro de presa y a ¨¦ste no se le escapa ninguna. Con todo esto en las manos, Ancelotti es de los que hablan poco y enredan lo menos posible; esa es, con el desparpajo de Kak¨¢, una de las claves de la alegr¨ªa del juego milanista.
?Y si encima ganaran la Champions? De momento, se puede confiar en una hombrada del Depor. Ojal¨¢. Berlusconi ya ha dicho, c¨®mo no, que espera una final Milan-Real Madrid y un segundo t¨ªtulo europeo consecutivo para los suyos. ?Se lo imaginan? No, si no est¨¢n en Italia no lo entienden. O quiz¨¢ s¨ª: imaginen que Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar es presidente de por vida, que es el hombre m¨¢s rico de Espa?a, que es due?o del Madrid y que todas las televisiones emiten, cada d¨ªa, una antolog¨ªa de sus mejores chistes. Crudo, ?no? Pues eso.
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