"En este barrio siempre hemos acogido al forastero"

El luto riguroso la hac¨ªa destacar entre las miles de personas que ayer asistieron al funeral por las v¨ªctimas del 11-M junto a la estaci¨®n de El Pozo del T¨ªo Raimundo, en Vallecas. Ang¨¦lica Jeria, una chilena de 25 a?os -que hace 10 d¨ªas perdi¨® a su marido, H¨¦ctor Figueroa Bravo, de 33-, habla serenamente, con entereza, con algo de resignaci¨®n quiz¨¢: "Tengo la esperanza de que esta celebraci¨®n sirva para recuperar la concordia y cambiar los corazones". "Antes, en domingos como ¨¦ste, ven¨ªa con mi marido al mercadillo que montan aqu¨ª en la explanada. Ahora tendr¨¦ que venir sola".

H¨¦ctor fue el ¨²nico chileno que falleci¨® en los atentados. Lleg¨® a Espa?a hace s¨®lo seis meses. Trabajaba en la construcci¨®n y todos los d¨ªas cog¨ªa el tren con su suegro, Carlos Jeria, quien el 11 de marzo decidi¨® viajar m¨¢s tarde. Esa decisi¨®n le salv¨® la vida. "Ha sido una celebraci¨®n hermosa. Espero que sirva para que todos firmemos la paz espiritualmente", indica Carlos mientras le pasa la mano por encima del hombro a un familiar. "Somos 21 chilenos de Vallecas, y estamos muy unidos, todos apoyando a Ang¨¦lica" a?ade.

Esta comunidad de inmigrantes es una de tantas en un barrio que ha hecho de la inmigraci¨®n su se?a de identidad. En el pasado, en los a?os cincuenta del siglo XX, llegaron los despose¨ªdos desde Extremadura y Andaluc¨ªa, entre otras regiones. En el presente, en El Pozo y en todo Vallecas viven cientos de vecinos latinoamericanos, de Europa del Este, chinos y magreb¨ªes. "Este barrio siempre ha acogido al forastero y esta misa va a servir para recuperar ese esp¨ªritu y unirnos todav¨ªa m¨¢s, aunque todo lo que se ha destrozado estos d¨ªas, todo eso, ya no tiene arreglo", dice Marga, una vecina, al t¨¦rmino de la ceremonia.

Los vecinos de El Pozo, provengan de donde provengan, intentan una vez m¨¢s hacer algo que conocen bien: usar la desgracia para crear un futuro mejor.