Dos caras
El 5 de marzo, en la calle de Sagasta (Madrid), fui testigo de un acto de violencia policiaca contra un inmigrante. Al pasar delante de un polic¨ªa que ten¨ªa un hombre de procedencia asi¨¢tica pegado contra la pared, escuch¨¦: "Cont¨¦stame en mi idioma cuando te hablo".
Enseguida empez¨® a provocar f¨ªsicamente al inmigrante, mientras este ¨²ltimo se quedaba totalmente indefenso. El polic¨ªa se pon¨ªa cada vez m¨¢s violento, sacudi¨¦ndole y finalmente tir¨¢ndole al suelo. Otro polic¨ªa intent¨® esposarle, mientras el primero le aplastaba la cabeza contra el suelo con su bota. El cuello de ¨¦ste quedaba torcido y el hombre se debat¨ªa chillando. Cuando indiqu¨¦ al polic¨ªa que no era necesario hacerle da?o, me dijo: "Esp¨®salo t¨² si quieres".
Ignoro cu¨¢l fue el delito del hombre que intentaban esposar. Pero lo que s¨ª s¨¦ es que la polic¨ªa hizo un abuso desmesurado de su poder. Dos polic¨ªas podr¨ªan haber esposado al hombre con mucha facilidad, ya que este ¨²ltimo no se mostraba agresivo, ni estaba armado. Pero estos dos polic¨ªas prefirieron optar por la violencia.
Mientras tanto, me alegro haber sido testigo de la otra cara de la polic¨ªa, en la manifestaci¨®n madrile?a del s¨¢bado 20 de marzo. A pesar de la importancia del evento, los coches estaban autorizados a circular por uno de los carriles de la calle de Alcal¨¢, bajo supervisi¨®n policial, mientras la manifestaci¨®n recorr¨ªa el carril opuesto.
En un gesto espont¨¢neo, los manifestantes decidieron cortar el tr¨¢fico para poder ocupar la calle entera. Inicialmente me asust¨¦ porque tem¨ªa represalias de la polic¨ªa. No hubiera sido la primera vez. Pero los agentes aceptaron la voluntad popular, colocando vallas en la Castellana para desviar el tr¨¢fico que se dirig¨ªa hac¨ªa la calle de Alcal¨¢.
Espero que el cambio de Gobierno asegure que situaciones como la primera descrita no vuelvan a producirse y que la polic¨ªa act¨²e cada vez m¨¢s de forma comprensiva, como lo hizo el pasado 20 de marzo.
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