La calidad de 'la verdad'
La cuesti¨®n de si el Gobierno dijo "la verdad" el 11 y 12 de marzo ha desbordado la pol¨ªtica y se ha convertido en un asunto de honor personal y colectivo.
No aspiro a resolver el trasfondo subjetivo de la cuesti¨®n. No se puede entrar en la conciencia de la gente para juzgar sus intenciones.
Se trata, sin embargo, de valorar la calidad de la verdad, es decir, si sabemos de verdad lo que decimos o si, por el contrario, ofrecemos una verdad de p¨¦sima calidad. Y ¨¦ste fue el problema. Una verdad que no lo era, ofrecida con certeza inmerecida, primero, y entre balbuceos, despu¨¦s. Por tanto, la cuesti¨®n no es la de la verdad a secas, sino la de la calidad de la informaci¨®n, la de la torpeza en su discernimiento, la de la obligaci¨®n de no afirmar lo que no se sabe, la de la fiabilidad del mensajero.
Se dice que se ofreci¨® m¨¢s informaci¨®n que nunca y con gran puntualidad. Desde luego, se dio mucha informaci¨®n, demasiada incluso, pero de mala calidad. Se dice que fue por "ignorancia", que se dijo siempre lo que se crey¨® "verdad". Lo siento, pero un Gobierno, en circunstancias vitales para sus ciudadanos, no est¨¢ para decir lo que cree, sino lo que sabe. O para decir que todav¨ªa no sabe, pero s¨®lo lo que sabe. Si dice m¨¢s de lo que sabe, nadie est¨¢ obligado a creer sus buenas intenciones.
Otras discusiones sobre la conciencia subjetiva de los pol¨ªticos, o de los informadores, pertenecen, a mi juicio, m¨¢s que al ¨¢mbito de la pol¨ªtica al de la moral a secas. La pol¨ªtica es una actividad relacionada siempre con la ¨¦tica, porque en todas sus decisiones est¨¢ afectado el ser humano; especialmente los m¨¢s d¨¦biles, los perdedores, las v¨ªctimas de todos los conflictos.
Pero la conciencia subjetiva de los pol¨ªticos, en lo que se refiere a sus intenciones m¨¢s ¨ªntimas, escapa a la pol¨ªtica para ser pura y simple cuesti¨®n moral. No se deber¨ªa apelar a ella para justificar un error pol¨ªtico de primera magnitud. Las intenciones explican a veces nuestras decisiones, pero nunca las justifican. Esto ¨²ltimo requiere hechos objetivos, y en pol¨ªtica, como en todas las actividades humanas, nunca deber¨ªamos olvidarlo. Parece que el Gobierno en funciones lo pretende.
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