La hora de la verdad / 1

A Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero le ha sonado, en el mejor sentido, la hora de la verdad. Todos esperamos (y deseamos) que sus promesas se hagan realidad cuanto antes, aunque s¨®lo sea por aquello de que lo prometido es deuda. El posible nombramiento de Solbes apunta a que en lo econ¨®mico las cosas pueden ir por el mejor camino, del mismo modo que no hacemos muy buenos augurios de lo que realmente sea capaz de hacer Caldera.

Los otros probables nombramientos que suenan (Moratinos, Bono, Ibarra, Sebasti¨¢n, etc.) son tambi¨¦n referencias muy prometedoras de por d¨®nde pueden ir las cosas en otras ¨¢reas en el curso del nuevo tiempo que ahora comienza.

Nada deplorar¨ªamos m¨¢s que, de nuevo, tuvi¨¦ramos que o¨ªr aquella necedad de que "las promesas se hacen para no cumplirlas" que dijo alguien. Esperamos sinceramente que nada de esto ocurra y por eso mismo todos tenemos el deseo y abrigamos la esperanza de que las promesas sean ciertas y ciertos los pasos hacia la consecuci¨®n de las mismas. Esto es algo que muchos entendemos como compromiso inexcusable y, en caso contrario, tendr¨ªamos gran pesar en recordarle a Rodr¨ªgue Zapatero, cuantas veces haga falta, aquella otra frase, en esta caso de Ortega y Gasset, cuando dec¨ªa: "No es esto. No es esto".

El d¨ªa que Rodr¨ªguez Zapatero sea investido presidente comenzar¨¢ la cuenta atr¨¢s para sus promesas y ser¨¢n muchos los que, llegada esa hora, tendr¨¢n dispuestos sus cron¨®metros. Yo entre ellos. Entretanto, todos le deseamos suerte y acierto en el ejercicio de sus responsabilidades durante todos los d¨ªas de su pr¨®xima andadura pol¨ªtica.