D¨¦ficit democr¨¢tico

A pesar de que hace casi 30 a?os que muri¨® el dictador Francisco Franco, seguimos siendo un pa¨ªs con escasa tradici¨®n democr¨¢tica, como se viene viendo estas dos ¨²ltimas semanas, en las que los sectores ultramontanos del PP tratan de descalificar el resultado de las elecciones del pasado 14 de marzo con los argumentos m¨¢s pintorescos.

Es esa escasa tradici¨®n democr¨¢tica la que ha hecho imposible la independencia informativa de los medios de comunicaci¨®n p¨²blicos, que han funcionado para todos los efectos como si fueran medios al servicio del partido que est¨¦ en el poder. Eso ha sucedido en RTVE y tambi¨¦n en las auton¨®micas, con escasas excepciones que, adem¨¢s, han sido ef¨ªmeras.

Este control se ha hecho sin escr¨²pulos o, al menos, sin disimulo. RTVE ha llegado a estar en manos de dirigentes del PP, a lo que el PSOE ha respondido haciendo lo mismo en los ¨¢mbitos en los que tiene poder: la catalana TV3 es dirigida por un ex ministro socialista y la RTVA depende de una persona que con anterioridad fue portavoz del Gobierno andaluz y que adem¨¢s tiene la fea costumbre de despachar con insultos e insidias todas las cr¨ªticas.

Zapatero prometi¨® durante la campa?a electoral acabar con este tipo de situaciones y encargar a un comit¨¦ de sabios la reforma de la RTVE, reforma que -seg¨²n ha dicho Zapatero y aceptado Chaves- regir¨ªa en todas las televisiones p¨²blicas. Los miembros del comit¨¦ cuyos nombres se conocen son prestigiosos y naturalmente sabios, pero quiz¨¢ convendr¨ªa comenzar reley¨¦ndose la legislaci¨®n actual. Las bases de lo que hay que hacer est¨¢n ya en el art¨ªculo cuarto del Estatuto de la RTV, el cap¨ªtulo 1 de la Ley de creaci¨®n de la RTVA o la Ley de televisiones privadas, que las considera -qui¨¦n lo dir¨ªa- un servicio p¨²blico. Ahora se trata de crear los mecanismos para asegurar el cumplimiento de unos principios que siguen siendo v¨¢lidos aunque no hayan sido respetados.

La repetici¨®n de la promesa -no cumplida en la legislatura anterior- de crear en Andaluc¨ªa un Consejo del Audiovisual que controle la radiotelevisi¨®n es -sigue siendo- una esperanza. Ahora se tratar¨ªa, simplemente, de aplicar para el nombramiento de director general los mismos criterios que regir¨ªan la formaci¨®n del Consejo: elecci¨®n parlamentaria por mayor¨ªa cualificada que obligue a pactar el nombramiento y plazos para el mandato que no coincidan con la legislatura.

Tambi¨¦n ser¨ªa de desear que los cargos internos -especialmente los que tienen que ver con los informativos o los servicios de relaciones p¨²blicas- sean nombrados eligiendo entre el personal de plantilla -cuya profesionalidad est¨¢ suficientemente demostrada a pesar de las limitaciones pol¨ªticas que sufren- en lugar de echar mano de gente que lo ¨²nico que ha demostrado en su vida es su docilidad frente al poder, que es una virtud muy poco period¨ªstica, dicho sea de paso.

La aut¨¦ntica democratizaci¨®n de los medios p¨²blicos -as¨ª como la exigencia a los privados de que den servicio p¨²blico- es una operaci¨®n que s¨®lo exige voluntad pol¨ªtica. No se puede excusar falta de recursos. El balance que se haga dentro de cuatro a?os nos dar¨¢ en buena parte la medida de si se han cumplido o no los sue?os de muchos votantes.