El presidente Camps est¨¢ velando armas
A casi nadie le gusta que le pauten la vida, y especialmente no les gusta a los pol¨ªticos con mando en plaza. Basta que as¨ª parezca para que, si est¨¢ en su mano, hagan lo contrario o no hagan nada con tal de exhibir su independencia de criterio. Ellos, los pol¨ªticos, saben que el liderazgo y la pervivencia les van a menudo en el c¨®mo y el cu¨¢ndo administran sus decisiones, aquilatando las dosis de prudencia y audacia para atinar con el momento oportuno. Una alquimia tan elemental como dif¨ªcil que ha de mantenerse a salvo de las presiones y para la que no existe f¨®rmula magistral alguna que garantice el acierto. Pareceres, consejos y aleccionamientos no han de faltarle, pero s¨®lo ¨¦l decide si, dadas las circunstancias, ha de primar la cautela o el coraje.
Intuimos que en tales tribulaciones ha de estar el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, cuando tan reiteradas son las admoniciones medi¨¢ticas y partidarias -decimos de sus parciales- para que d¨¦ se?ales de vida y de gobernanza en esta legislatura de la que, semana arriba o abajo, ya se ha consumido m¨¢s de un cuarto sin novedades notables. Pero el molt honorable aguanta las embestidas y, seg¨²n personas de su entorno, se apresta a darnos motivos para creer que el Consell tiene un jefe. A la broma a la broma ya va para dos a?os con una presidencia virtual, si juzgamos como tal la ejercida de refil¨®n por Jos¨¦ Luis Olivas.
Los expertos en las cosas de palacio y en los entresijos del PP alegan lo que ha venido siendo un secreto a voces: la falta de sinton¨ªa entre el presidente y el ministro Portavoz Eduardo Zaplana. Alg¨²n d¨ªa, y m¨¢s por morbo que por raz¨®n alguna, deber¨ªamos saber en qu¨¦ ha consistido esa hipoteca y c¨®mo se ha manifestado coartando las decisiones o los planes del jefe del Ejecutivo valenciano. ?Le ha impedido relevar consejeros, desarrollar proyectos, remozar la radio y televisi¨®n o los gestores de las empresas p¨²blicas? ?O es que, sencillamente, la Hacienda est¨¢ tan esquilmada que lo m¨¢s sensato es no mover un solo papel ni levantar el pico de una alfombra?
De todo eso hay y ha habido, como se dice y se percibe, seg¨²n qu¨¦, por no referirnos al embrollo sobrevenido que supone acomodar en las n¨®minas auton¨®micas la legi¨®n de cesantes en Madrid. En fin, una herencia que no era una bicoca, y menos a¨²n si, a pesar de recluirse en un quietismo casi m¨ªstico, el moderado Camps ha de o¨ªrse decir que en ciertos cen¨¢culos madrile?os del PP se le tiene por proclive al nacionalismo. Eso le pasa, quiz¨¢, por expresarse en valenciano y hacerlo cada d¨ªa con m¨¢s soltura, un riesgo que no corren otros, como el ministro y la misma alcaldesa de Valencia devotos de Gonzalo de Berceo sin contaminaciones ind¨ªgenas.
Pero sea cual fuere el timing -perd¨®nesenos el barbarismo- del presidente, ha de saber y por lo visto sabe, a tenor de indicios cre¨ªbles, que el tiempo se le acaba y con ello habr¨¢ malversado una ocasi¨®n -su gran ocasi¨®n personal- de relanzar este pa¨ªs, reconduciendo proyectos disparatados por ociosos y emprendiendo otros en el ¨¢mbito de la docencia y la investigaci¨®n, ¨²nico cr¨¦dito para el futuro. Esos u otros similares, pero en ning¨²n caso puede limitarse a administrar acr¨ªticamente la inercia de etapas precedentes. Se comprende que haya velado armas durante el reciente y largo proceso electoral -en el que, en un alarde de descortes¨ªa para con la instituci¨®n apenas le han dejado tocar bola-, pero ya es hora de fajarse con los problemas y fijar la velocidad de crucero del Gobierno auton¨®mico, aliger¨¢ndolo de los lastres con que fue botado.
A Camps y sus leales no ha de extra?ar que estas y parecidas observaciones sean la comidilla de los comentaristas pol¨ªticos, y nos referimos a quienes conf¨ªan todav¨ªa en que el presidente es due?o de su tiempo e iniciativas. Pero tampoco ha de chocarles que ya germine la desconfianza en la capacidad del titular de la Generalitat para marcar su terreno y aventar la sensaci¨®n de que manda y gobierna. Como dice un colega -m¨ªo, no suyo- un poco m¨¢s y el arroz se la habr¨¢ pasado mientras cavila que in medio consistit virtus, latinajo muy socorrido para ilustrar el epitafio de alguien comedido, pero inane. Ya ha empezado la cuenta atr¨¢s para confirmarlo.
?ACABA EL OPROBIO?
El Tribunal Superior de Justicia de la CV ha fallado que la licenciatura en Filolog¨ªa Catalana "avala ampliamente" el conocimiento del valenciano, as¨ª denominado en el Estatuto de Autonom¨ªa, pero de cuya naturaleza ninguna persona sensata puede dudar. L¨¢stima que los tribunales hayan de mediar para enmendar disparates como ¨¦ste, lesivos para los opositores que, dotados del citado t¨ªtulo, han sido discriminados por no acreditar su licenciatura en valenciano. Lesivas y bochornosas para todo el universo alfabetizado. Confiemos que la aludida sentencie acabe con este oprobioso conflicto y acalle a los bocazas que lo atizan.
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