?LVARO DE MIGUEL JIM?NEZ / Un chico pr¨¢ctico
?lvaro de Miguel, madrile?o de 26 a?os, trabajaba de administrativo en Fomento de Construcciones y Contratas. Era un chico pr¨¢ctico. "De los que viven el d¨ªa a d¨ªa, sin mayores pretensiones", cuenta su madre, Margarita Jim¨¦nez, en su casa del barrio de Santa Eugenia. All¨ª, ?lvaro viv¨ªa con sus padres y sus dos hermanos, y desde all¨ª cog¨ªa el tren, s¨®lo a veces, para ir a la oficina.
Tan pr¨¢ctico era que consider¨® innecesario ir a la Universidad. Le parec¨ªa una p¨¦rdida de tiempo. En realidad, le habr¨ªa gustado convertirse en polic¨ªa, pero la miop¨ªa se lo impidi¨®. Eso s¨ª, con la ayuda de sus gafas no se le escapaba ni un fuera de juego cuando hac¨ªa de ¨¢rbitro en partidos de f¨²tbol de Primera Regional y de juez de l¨ªnea en Preferente y Tercera Divisi¨®n. Era socio del Atl¨¦tico de Madrid y detestaba que la gente se saltara las reglas a la torera.
El billar americano ocupaba parte de su tiempo libre. "Jugaba muy a menudo y se le daba bastante bien", explica su hermano Jos¨¦. Tambi¨¦n era aficionado al esqu¨ª. "Le gustaba el cine, jugar al mus y salir con sus amigos en pandilla", a?ade Margarita. Y sus colegas estaban repartidos por cuatro provincias.
?lvaro vivi¨® casi siempre en Madrid, pero tambi¨¦n residi¨® cinco a?os en ?vila (all¨ª se mud¨® con su familia en 1995). Pas¨® muchos fines de semana en la localidad conquense de Torrubia del Campo (de all¨ª es su madre y all¨ª ha sido enterrado), y los veranos, en Guardamar (Alicante). "Siempre sacaba tiempo para estar con unos y con otros", dice su madre.
"Era un chico muy tranquilo. De peque?o, cuando iba al colegio, nunca fue un ni?o travieso; quiz¨¢ un poco t¨ªmido, pero lo super¨®", a?ade Margarita. Con su pandilla de amigos, hab¨ªa planeado pasar el puente de San Jos¨¦ en una casa rural.
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