El se?or de las aguas
El Laboratorio del doctor Oliver-Rod¨¦s firma el 90% del agua embotellada que circula en el mercado espa?ol
?Qui¨¦n es ese se?or que firma en el 90% de las botellas de agua mineral que circulan por Espa?a? ?Qui¨¦n es el misterioso doctor Oliver-Rod¨¦s que nos contempla en cada trago? No es uno. La historia de este apellido convertido en marca cient¨ªfica comenz¨® una ma?ana de primavera en la Barcelona de 1902, cuando un cliente se acerc¨® a la botica de don Benito Oliver-Rod¨¦s; el primer libro de registros dej¨® constancia de aquello: "2 de mayo de 1902, an¨¢lisis de orina". Pero el ¨¦xito de la familia ha llegado con el agua.
El laboratorio factura dos millones de euros al a?o y su inversi¨®n es del orden del 10% o 15%, con una amortizaci¨®n equivalente
Montar un negocio de agua mineral embotellada es una tarea ardua a causa de una legislaci¨®n a tres bandas: europea, nacional y local
El laboratorio del doctor Oliver-Rod¨¦s en que se ha convertido, cien a?os despu¨¦s, aquella rebotica, factura dos millones de euros al a?o y su inversi¨®n anual "es del orden del 10% o 15%, con una amortizaci¨®n equivalente". Un total de 34 empleados se distribuyen por estas instalaciones del Prat de Llobregat para atender una cartera de 1.000 clientes.
El nieto del boticario, Benito Oliver-Rod¨¦s Clap¨¦s, es hoy el presidente honor¨ªfico de la empresa y su hijo, Jorge Oliver-Rod¨¦s Sen, le ha relevado en la direcci¨®n general. El negocio, dicen que "de boca en boca", se extiende ya por Argelia, Portugal, Marruecos y Andorra. "Crecemos un 20% o 25% anualmente", dice el director.
A pesar de que el agua mineral les ha hecho famosos, ese negocio s¨®lo supone el 30% de la facturaci¨®n. Pero tiene pinta de ser la ni?a bonita, al menos eso se desprende del paseo que Benito Oliver-Rod¨¦s regala a sus visitas por la fabulosa colecci¨®n de botellas de agua mineral de todos los tama?os y formas imaginables tra¨ªdas de medio mundo.
El negocio se completa con el an¨¢lisis de aguas de la red p¨²blica, residuales, de calidad del aire de los quir¨®fanos y de la microbiolog¨ªa de alimentos en colegios, hospitales, empresas, hoteles, balnearios, torres de refrigeraci¨®n...
"No somos un monopolio", advierte Jorge Oliver-Rod¨¦s Sen. Y su padre explica que el ¨¦xito radica en que son "un laboratorio independiente" que hace gala de un "riguroso secreto profesional". Pero, sobre todo, que han diversificado su oferta y se han especializado.
Montar un negocio de agua mineral embotellada es una tarea larga y complicada. Una legislaci¨®n a tres bandas, europea, nacional y local, se vuelve un asunto harto engorroso que precisa el asesoramiento de laboratorios como ¨¦ste. Ofrecen adem¨¢s consultas "t¨¦cnicas y profesionales". "Si tienen alg¨²n problema tambi¨¦n acuden a nosotros", a?ade Oliver-Rod¨¦s padre. Y resume en una frase las ventajas del laboratorio: "?Qui¨¦n lo hace todo?". Deja la respuesta en un gesto de brazos estirados y manos abiertas.
Auge del mercado
El auge del agua mineral en Espa?a empez¨® m¨¢s tarde que en otros pa¨ªses europeos, por los a?os ochenta, y su crecimiento en el mercado no fue muy r¨¢pido salvo alg¨²n a?o que avanz¨® cerca del 12%, seg¨²n los datos que, de memoria, cita Benito Oliver-Rod¨¦s. No hay ning¨²n agua igual a otra, al menos en la Uni¨®n Europea, donde est¨¢ prohibido su tratamiento qu¨ªmico. As¨ª pues, de cada manantial calma la sed de forma distinta: unos son ricos en calcio, otros en hierro, otros en magnesio. Cuando estos minerales est¨¦n en las proporciones permitidas el manantial podr¨¢ comenzar su vida industrial.
?Qu¨¦ agua es la mejor? Como todas son distintas, depender¨¢ de los gustos, y cada cual servir¨¢ a un prop¨®sito, explica el farmac¨¦utico. Aunque ya se prohibieron las antiguas etiquetas que vend¨ªan salud de hierro envasada. Ahora s¨®lo se habla de agua mineromedicinal y se detalla su composici¨®n. Pero "s¨ª tienen facultades". El agua de Caraba?a se sigue vendiendo en farmacias como laxante, y, con una sobredosis "hay que salir corriendo", bromea Oliver-Rod¨¦s.
En Espa?a, la provincia con m¨¢s caudal de marca es Girona. Poner en marcha una de estas instalaciones es costoso, seg¨²n explica Oliver-Rod¨¦s, y requiere de constantes controles farmacol¨®gicos. Lavar, llenar y tapar es ya un proceso obligatoriamente autom¨¢tico. Se trata de preservar con ello la imprescindible esterilizaci¨®n que har¨¢ de un agua bien envasada un producto casi imperecedero, aunque en cada botella figura siempre una fecha de consumo recomendado o de caducidad.
En la visita por la empresa, una ¨²ltima llave abre la sala de juntas del laboratorio. All¨ª est¨¢n los muebles del abuelo boticario rescatados de la antigua farmacia de Barcelona. Su escritorio americano, la silla inc¨®moda donde ahora se hace las fotos para la prensa su nieto, los botes, los instrumentos de an¨¢lisis, la colecci¨®n de libros de registro, las orlas de licenciados en farmacia con la foto del abuelo, barbilampi?o, rodeado de profesores dieciochescos donde no hab¨ªa una sola mujer. Ah¨ª empez¨® la aventura. Recientemente, Benito Oliver-Rod¨¦s, armado con los dos apellidos de su abuelo, ha ingresado orgulloso en solemne ceremonia como numerario de la Real Academia de Farmacia de Catalu?a.
La colecci¨®n de botellas de agua del doctor Oliver-Rod¨¦s es tan singular como impresionante. Tiene m¨¢s de 4.000 ejemplares. Las hay de Cuba, de las islas Fiyi, de Tailandia, de China, marroqu¨ªes, guineanas. Y, por supuesto, todas las espa?olas al menos en dos formatos. Los amigos ya se lo saben: viaje que hacen, botella que traen para la colecci¨®n. La m¨¢s antigua tiene 200 a?os, es de barro, y el propio Oliver-Rod¨¦s la compr¨® en un anticuario de Alemania. Es de agua Selters, que todav¨ªa se comercializa con dise?os m¨¢s modernos.
Y las etiquetas de los ejemplares m¨¢s antiguos dan para entretenerse un rato: milagrosos prospectos m¨¦dicos, ahora prohibidos, que sanan todos los males. Una de ellas promet¨ªa maravillas para el "est¨®mago, h¨ªgado, ri?ones, bazo, p¨¢ncreas, diabetes, gota". Otra prestaba sus servicios mineromedicinales, "en especial para los debilitados de las grandes capitales". Y otra de ellas, mil veces le¨ªda, a¨²n despierta la sonrisa de Oliver-Rod¨¦s: "Mea claro y r¨ªete del boticario", que hace 20 a?os todav¨ªa se vend¨ªa con este eslogan.
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