Bromas de mal gusto
Acababa de llegar a casa despu¨¦s de una ma?ana repleta de clases y me sentaba a la mesa dispuesto a disfrutar de la comida, cuando, de repente, escucho c¨®mo se pregunta el se?or Bush d¨®nde diablos est¨¢n las armas de destrucci¨®n masiva y aparece un v¨ªdeo en el que sale ¨¦l buscando bajo una mesa del Despacho Oval de la Casa Blanca y afirmando que en ese lugar parec¨ªa ser que no.
Yo, que siempre he pensado que se pod¨ªa hacer humor con todo, acabo de comprobar que estaba equivocado.
No puedo entender c¨®mo este caballero se permite realizar semejante broma despu¨¦s de que, gracias a este falso pretexto, se realizara una guerra de ocupaci¨®n ilegal y que ha dejado en el camino m¨¢s de 10.000 personas muertas, por no hablar de las familias que ha destruido.
Pero esto, a pesar de ser grave, no es lo m¨¢s grave.
Lo peor es que el auditorio que all¨ª lo escuchaba salt¨® en una tremenda carcajada. Incre¨ªble, pens¨¦. ?Ser¨¢ que estoy perdiendo mi sentido del humor o que es cierto que puedan existir personas con tan baja calidad humana, que sean capaces de re¨ªrse de haber mentido para realizar una guerra con las consecuencias que ¨¦stas traen?
Lo ¨²nico que espero es que el pueblo americano comprenda que este tipo de actuaciones no son de recibo y en las pr¨®ximas elecciones el se?or Bush salga derrotado con tanta claridad que esta vez no tenga que recurrir a su hermano (gobernador del Estado de Florida), como ya sucedi¨® en el 2000, para "ganar" las elecciones.
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