Nuevas preguntas sobre el terrorismo
Con toda seguridad el error de bulto m¨¢s estridente de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar ha sido su concepci¨®n de c¨®mo afrontar la lucha contra el terrorismo. Cuando repite ad n¨¢useam que "todos los terrorismos son iguales" (visi¨®n que no ha corregido a estas alturas) no est¨¢ capacitado para entender qu¨¦ ha pasado en Madrid. Porque lo sucedido en esa ciudad hermana suscita una serie de preguntas, absolutamente nuevas, que abren una nueva fase en la vida ciudadana. Esto es, ?la pr¨®xima vez en qu¨¦ ciudad europea? ?Ser¨¢ en un campo de f¨²tbol, en un hospital, en qu¨¦ s¨¦ yo d¨®nde? M¨¢s que el l¨®gico miedo provoca una terrible angustia colectiva, y como es sabido de sobras, una cosa es el miedo y otra es la angustia.
El primer esfuerzo pol¨ªtico de Zapatero debe ser dise?ar una acci¨®n contra todas las clases de terrorismo
Desde luego, los atentados de ETA no eliminan tales temores en la gente, pero el terror (en el sentido etimol¨®gico de la palabra) en Madrid ha tenido otra dimensi¨®n. Porque de ETA conocemos sus objetivos y, relativamente, sabemos qui¨¦nes son y d¨®nde est¨¢n; pero ?qu¨¦ advertimos de los idus de este marzo madrile?o?
La pregunta es: ?qu¨¦ quiere exactamente Al Qaeda? Digo que sabemos d¨®nde est¨¢ ETA, pero Al Qaeda no est¨¢ en ning¨²n lugar y se encuentra en todos los sitios. De ETA sabemos defendernos aproximadamente (con independencia del debate sobre las formas para eliminarla), pero ?de qu¨¦ manera nos protegemos de un enemigo invisible? ?C¨®mo sentirnos seguros, pues, ante una amenaza oculta e imprevisible? Demasiados interrogantes que ponen descarnadamente en evidencia que el terror de este marzo madrile?o tiene un car¨¢cter ontol¨®gico profundamente diverso del etarra, que no se ha querido ver intencionadamente. Esconder estas diferencias a la ciudadan¨ªa es un error garrafal, y no tiene nombre empe?arse en ello. A mi juicio, aclarar estas cuestiones es una deuda que se tiene con las v¨ªctimas y sus familiares.
Es muy abrupto lo que dir¨¦ a continuaci¨®n, pero me creo en la obligaci¨®n moral de dejarlo sentado. Primero, no parece que el presidente norteamericano, George W. Bush, tenga la intenci¨®n de corregir su opini¨®n sobre estas cuestiones, de manera que a corto plazo la lucha contra el terrorismo desterritorializado que impondr¨¢ su Administraci¨®n carecer¨¢ de claro entendimiento de tan terrible fen¨®meno; de ah¨ª que la ciudadan¨ªa europea deba encontrar las formas de convencer a la sociedad norteamericana de la necesidad de desalojar a los actuales inquilinos de la Casa Blanca en las pr¨®ximas elecciones: no se puede ser indiferente o extra?o a lo que ocurra en Estados Unidos. Segundo, por otra parte, a determinados reyezuelos y gobiernos de Oriente Medio no les va nada mal que el conflicto que podr¨ªan tener en sus pa¨ªses se desplace a Occidente, incluso con el elevad¨ªsimo precio de tanta sangre derramada; que la llamada raz¨®n de Estado no diga estas cosas, no empece que formen parte de una realidad tremendamente dram¨¢tica. As¨ª pues, es mala cosa que se reincida en la tan in¨²til como contraproducente formulaci¨®n de que todos los terrorismos son iguales porque el precio que seguiremos pagando continuar¨¢ siendo muy elevado.
El primer esfuerzo pol¨ªtico del equipo de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero est¨¢ en dise?ar una acci¨®n clara contra todas las diversidades del terrorismo. Es m¨¢s, puede que esto sea una parte de la exigencia de la ampliaci¨®n del apoyo electoral que ha recibido el partido socialista. Esto indicar¨ªa, de ser as¨ª, que la derecha ha fracasado estrepitosamente en lo que se cre¨ªa que era su principal arma; a saber, la gesti¨®n del binomio libertad y seguridad: un aspecto que no puede olvidar, de ninguna de las maneras, el pr¨®ximo Gobierno.
La raz¨®n es clara: los gobiernos tienen una tendencia casi natural a buscar soluciones ramplonas, y la tentaci¨®n a las conductas simplistas es bastante golosa.
Pero lo acaecido en Madrid es tan fuerte que exige una discontinuidad en el entendimiento y en algunos de los instrumentos necesarios para seguir combatiendo sin desesperanza todos los terrorismos. Por ejemplo, la pol¨ªtica deber¨ªa recabar la participaci¨®n de la comunidad cient¨ªfica, que hasta el presente no ha sido escuchada suficientemente. La cuesti¨®n es situarse en la buena v¨ªa.
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