"El terrorismo es fascismo, no religi¨®n"
Doctor en Antropolog¨ªa, Etnolog¨ªa y Ciencias de las Religiones por la Sorbona, Faouzi Skali es nativo de Fez, centro espiritual del Magreb. All¨ª dirige el Festival de M¨²sica Sacra, un laboratorio por el entendimiento cultural y religioso que en mayo pr¨®ximo cumplir¨¢ 10 a?os con un programa de coloquios y conciertos, inspirado en el lema Todos contra el terrorismo, en el que participar¨¢n m¨²sicos como Miriam Makeba o Youssou Ndour, y cerebros como Edgar Morin, Jean Daniel, Dominique de Villepin, John Wolfenson, Le?la Chahid o el Nobel de Qu¨ªmica Richard Ernst. Una mezcla que resume bien el alma abierta y globalizante de Skali, gran experto en sufismo (la v¨ªa espiritual del islam) y miembro del Grupo de Sabios de la Comisi¨®n Europea para el Di¨¢logo de Pueblos y Culturas, que en julio acudir¨¢ a los encuentros del F¨°rum de Barcelona.
"El terror se aprovecha del caos internacional y de los pol¨ªticos tentados de jugar con fuego"
Pregunta. ?Qu¨¦ pens¨® al conocer el atentado de Madrid?
Respuesta. Todo marroqu¨ª comprende y comparte el dolor que ha vivido Madrid, nosotros hemos vivido lo mismo hace poco. El automatismo te lleva a sentir una compasi¨®n total. Pero quiz¨¢ ahora haya una necesidad mayor de comprender que es imprescindible que luchemos todos juntos contra este mal, un mal sin territorio, un fascismo totalitario que adopta una forma religiosa, pero que en realidad est¨¢ contra toda religi¨®n.
P. As¨ª que es terror pol¨ªtico, no religioso.
R. En el principio de este fascismo, en su ra¨ªz, est¨¢ la gran confusi¨®n: la divisi¨®n entre los musulmanes y los otros. Por eso hay que reaccionar justo al contrario, todos juntos, respet¨¢ndonos, poniendo en com¨²n los valores universales, luchando por entender la diversidad y comprender las diferencias. Ese fascismo juega con una situaci¨®n internacional ca¨®tica y con el hecho de que hay pol¨ªticos tentados de jugar con fuego. Por eso ha sido una gran satisfacci¨®n ver c¨®mo el pueblo espa?ol no se ha dejado manipular ni por el Gobierno ni por los medios. Esa manipulaci¨®n es otra forma de totalitarismo, pero estos hist¨®ricos d¨ªas de marzo significan que el pueblo sigue siendo soberano. Y ¨¦sa es una raz¨®n para el optimismo. La lucha contra el terror debe ser intercultural. Los pueblos rara vez se equivocan, tienen una gran capacidad de comprensi¨®n y pujanza para influir en los acontecimientos. La solidaridad entre pueblos es la mejor arma contra un terrorismo que quiere acentuar las brechas entre ellos. Si los medios se ponen al servicio de la democracia global y los pol¨ªticos la defienden en vez de utilizar el terror para sus intereses particulares, podremos luchar. Si no, seremos rehenes de ese terror.
P. Pero no todos los pueblos son soberanos. Las democracias y el islam no se llevan bien.
R. Lo primero que hace falta es respetar la historia y la cultura de cada pa¨ªs. Eso es la democracia, dialogar desde el respeto al itinerario de cada uno. Si no nos respetamos, no podremos imponer nuestros puntos de vista, aunque sean justos. La ideolog¨ªa neoconservadora trata de instrumentalizar la democracia en su beneficio, trata de imponer un fin justo con medios injustos, a trav¨¦s del combate cultural con el otro, de la agresi¨®n a sus costumbres, sus valores, su historia. Es importante universalizar los derechos humanos y la prosperidad, y no se puede ignorar a los pueblos que pasan dificultades. Pero la soluci¨®n no es bombardearlos. La forma es respetar las soberan¨ªas culturales e hist¨®ricas, las creencias de cada uno.
P. Un sector del poder financiero occidental ha extendido la versi¨®n de que el 14-M Espa?a ha reculado ante el terrorismo.
R. La opini¨®n p¨²blica internacional no ha cre¨ªdo esa patra?a. El pueblo espa?ol ha rechazado ser manipulado. Sin el sentimiento de haber sido manipulado, hubiera sido solidario con el Partido Popular. ?Pero s¨®lo a condici¨®n de que no les enga?ara! El terror hace reaccionar de forma pasional ante la mentira. Hay una necesidad de saber, de comprender. Mentir en casos as¨ª es muy grave. Y lo crucial, ahora, es que todos los pol¨ªticos sienten que pueden ser depuestos si convierten el terrorismo en un fondo de comercio.
P. ?Cree que el aumento del terror tiene que ver con el auge del neoliberalismo en Occidente?
R. Las explicaciones ideol¨®gicas ya no bastan para entender el terror. M¨¢s all¨¢ del subdesarrollo, la exclusi¨®n y la pobreza, estos terroristas, que son millonarios, universitarios, ingenieros, son ide¨®logos que utilizan la miseria y la frustraci¨®n como caldo de cultivo. Por eso hay que abordar el problema juntos, desde la educaci¨®n, la historia y la deconstrucci¨®n ideol¨®gica del integrismo, tambi¨¦n del de Occidente, que azuza el falaz conflicto entre culturas. Para ir a la ra¨ªz de ese fascismo hace falta escuchar a los sabios de las dos partes. Pero los poderes financieros y las empresas deben aumentar tambi¨¦n su responsabilidad: si siguen el camino del beneficio neoliberal puro y duro, s¨®lo agravar¨¢n la situaci¨®n. La soluci¨®n debe ser global. Pero creo que podemos hacer cosas distintas, iniciar la mundializaci¨®n complementaria entre pa¨ªses, culturas y pueblos. Si no, el problema durar¨¢ otros 50 o 100 a?os. Bombardear inocentes s¨®lo empeora las cosas.
Los pueblos deben decir basta y decidir su destino. Los ciudadanos deben comprometerse en la seguridad mundial.
P. ?Y qu¨¦ puede aportar el sufismo a ese compromiso?
R. La religi¨®n suf¨ª es el camino del cambio. S¨®lo se puede transformar la sociedad con la educaci¨®n espiritual de las personas, con la experiencia vivida y compartida. El mundo muslm¨¢n ha vivido en un espacio de divorcio. Tiene sus valores en el amor y la compasi¨®n, pero el islam ideol¨®gico, el de los salafistas, se comporta como si fuera la ¨²nica verdad. Los musulmanes no se reconocen en esa ideolog¨ªa, nacida en Arabia Saud¨ª a finales del XVIII. Es extra?a, extranjera, mi abuelo no se reconoc¨ªa en eso en absoluto. El salafismo subsisti¨® como una secta y fue patrocinado y expandido por los petrod¨®lares en todo el mundo musulm¨¢n. Ha penetrado por todas partes: en los libros de texto, la televisi¨®n, las casetes. El sufismo es una contraofensiva espiritual, un regreso a nuestra historia para que los j¨®venes vuelvan a los valores de paz y compasi¨®n.
P. Petrod¨®lares suena a Estados Unidos.
R. Desde luego, la expansi¨®n ha contado con la bendici¨®n de todo el mundo, Estados Unidos incluido. En Afganist¨¢n se cre¨® un gran foco de terrorismo, y ahora se ha creado otro en Irak, donde antes no lo hab¨ªa. Hace mucho que los sufistas decimos que eso no es el islam. El mal llamado terrorismo isl¨¢mico no es religioso: es ideol¨®gico. Y la prueba es que los suicidas no existieron hasta los primeros a?os ochenta, en el L¨ªbano ocupado por los estadounidenses. Ah¨ª se empez¨® a instrumentalizar la religi¨®n, a decirse que el destino natural del islamista era morir matando. Una locura extremista, pero tras los primeros kamikazes la manipulaci¨®n ha seguido creciendo sobre la base de injusticias pol¨ªticas y sociales reales. El error es que hemos cambiado un problema social real por uno ideol¨®gico, que es el terrorismo. Los pueblos deben tener valor y lucidez para ver el problema real, que es el que alimenta el terrorismo.
P. Zapatero dice que lo primero es el problema palestino.
R. Los derechos humanos y la justicia deben extenderse a todas partes. En Marruecos nos adherimos al 100% al an¨¢lisis de Zapatero. Ha tenido el valor de decir las cosas claramente, cosa rara y que suele conducir a los pol¨ªticos que lo hacen a engrosar una lista negra. Pero necesitamos pol¨ªticos valientes. Decir que Irak es un error no es criticar a los americanos. Es un error, punto: ha aumentado el odio para decenas de a?os. En una democracia global, los pa¨ªses peque?os deben tener derecho a decir lo que piensan. Y todo pa¨ªs que se respete debe decir lo que piensa. Cuanto m¨¢s cerca estemos de eso, m¨¢s habitable ser¨¢ el mundo. Y m¨¢s justo. La manera de combatir las ra¨ªces del terrorismo es superar el divorcio gobernantes-representados y poner los valores colectivos por encima de los individuales. Movilizar a los j¨®venes y convertir la cultura en un valor pol¨ªtico mayor. Eso, creo, es lo que ha hecho Espa?a el 14 de marzo. Y lo que tratamos de hacer nosotros en el Festival de Fez.
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