El 'gal¨¢ctico' de Lincolnshire
Despu¨¦s de ocho a?os de servicio, el Scunthorpe, de la Tercera inglesa, despide al espa?ol ?lex Calvo, que marc¨® en Wembley, con honores de estrella
El 3 de mayo ser¨¢ el d¨ªa grande de Alex Calvo Garc¨ªa (Ordizia, Guip¨²zcoa; 1 de enero de 1972), futbolista desconocido en Espa?a, pero estrella en el condado brit¨¢nico de Lincolnshire. Los aficionados del Scunthorpe United, equipo sin glamour y enfangado en la Tercera Divisi¨®n inglesa, le rendir¨¢n pleites¨ªa por los servicios prestados durante los ¨²ltimos ocho a?os.
A las tres de la tarde de ese d¨ªa los hinchas pagar¨¢n 35 libras -el precio de un asiento en Glanford Park- como tributo al extranjero que tanto les dio; al que marc¨®, en un Wembley abarrotado, el gol del ascenso a Segunda en 1999.
Ese d¨ªa, el centrocampista vasco, que en 1996, amparado en la ley Bosman, emigr¨® al desconocido tercera brit¨¢nico cuando el Eibar no le renov¨® el contrato, regresar¨¢ al pasado: la plantilla que consigui¨® el ascenso para luego descender de nuevo se enfrentar¨¢ a una constelaci¨®n de jugadores de la Premier, entre ellos Mendieta y Jordi Cruyff, ahora en el Espanyol. "Como son espa?oles, se les ha invitado", sintetiza Richard Mason, organizador del evento. Otros teloneros ilustres que se barajan, despu¨¦s de que m¨¢s de uno planteara a la Real Sociedad, son Juninho o Gascoigne.
Un mes antes, el 6 de abril, el homenaje tendr¨¢ ribetes de cena. Un banquete en el que la demanda supera la oferta de 370 comensales.
"Queremos organizar un encuentro que sea atractivo para la gente del pueblo", dice Calvo con abierta modestia. Humildad extrema que no ha impedido que copase una p¨¢gina entera en The Observer, por no hablar del Scunthorpe Telegraph, donde ha llegado a tener su propia columna. De f¨²tbol, claro.
En el timbre de su voz se distingue su aprecio por cada seguidor de un club intr¨ªnsecamente ligado, igual que la supervivencia de los 75.000 vecinos de la villa, a la British Steel, siderurgia que lleg¨® a demandar 20.000 pares de brazos diarios.
Wembley pervive en su memoria. "Fue una cosa impresionante, por vivir desde dentro el ascenso de un equipo, por la parafernalia... Es una cosa dif¨ªcil de concebir si no la vives. Tiene mucha m¨¢s grandeza que los ascensos en Espa?a", cuenta rememorando el sue?o, al que, como todo buen sue?o, le a?adi¨® la guinda m¨¢s apetecida. Con forma de bal¨®n enredado en las mallas de la porter¨ªa ajena. "Pensaba 'esto es lo m¨¢ximo, no puedo conseguir nada m¨¢s grande', y voy y marco, delante de 15.000 aficionados, la quinta parte de Scunthorpe, con mis padres en la grada... Si ya todo era bonito, aquello ya era perfecto".
La trascendencia de su actuaci¨®n en Wembley le catapult¨® a la fama de gal¨¢ctico de Tercera en unas tierras de las que nunca antes hab¨ªa o¨ªdo hablar y a las que lleg¨® sin siquiera chapurrear ingl¨¦s. Da igual. Las alabanzas que cosecha Calvo no se sustentan solamente en su olfato de Wembley ni en los otros 38 goles cantados en sus ocho a?os en Scunthorpe; tambi¨¦n lo hacen en su humildad y su compromiso con el club.
La posibilidad de fichar por otro equipo tras su papel protagonista en 1999 tambi¨¦n se plante¨®, pero la fidelidad prim¨® sobre la libra. "Claro que me quedo con ganas de haber jugado en la Premier, con la envidia que despierta la cuenta corriente de sus jugadores...", apunta Calvo entre risas, "pero, como esta afici¨®n...".
Como una relaci¨®n entre iguales, ensalza sin descanso a la hinchada: "En Inglaterra, incluso a este nivel, la gente responde, se identifica con el club, se compra su camiseta, trata a los futbolistas como estrellas". Lo dice quien bien lo sabe, consciente de las alegr¨ªas que la afici¨®n y el jugador han intercambiado como iguales: "La gente me sigue parando por la calle para agradecerme no la haza?a de Wembley, sino el d¨ªa que pasaron all¨ª. Lo recuerdan como uno de los m¨¢s bonitos de su vida".
Por eso Scunthorpe corresponder¨¢ el 3 de mayo a Calvo, al compa?ero del metal venido desde lejos. Por los servicios prestados.
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