Investigar el 11-S
?Pudieron haberse evitado los atentados del 11-S? Tal vez no, pero s¨ª haberse hecho mucho m¨¢s para prevenirlos. Si la lucha contra el terrorismo de masas es una prioridad, la investigaci¨®n sobre los fallos que facilitaron el 11-S tambi¨¦n debe serlo. Est¨¢ plenamente justificado, por tanto, y nadie deber¨ªa pensar que es una muestra de masoquismo, que una comisi¨®n del Congreso de Estados Unidos est¨¦ investigando esos fallos. Las conclusiones definitivas se presentar¨¢n en julio, pero un informe preliminar adelanta que tanto la Administraci¨®n de Clinton como la de Bush en sus primeros meses subestimaron la amenaza que supon¨ªa Osama Bin Laden y su red Al Qaeda.
Los avisos de Richard Clarke, encargado de la lucha antiterrorista con Clinton y en los dos primeros a?os de Bush, cayeron en saco roto. La estrategia para convencer a los talibanes de que entregaran a Bin Laden no culmin¨® hasta una semana antes del 11-S. Clarke acusa a la Administraci¨®n de Bush de no haber prestado atenci¨®n a sus advertencias previas y de haberle conminado tras la cat¨¢strofe a encontrar alguna relaci¨®n que permitiera vincular a Sadam con los atentados para justificar un ataque a Irak.
La acusaci¨®n est¨¢ afectando seriamente al cr¨¦dito de Bush en lo que era su punto fuerte, el antiterrorismo. Ello ha provocado movimientos de su entorno para tratar de descalificar a Clarke, al que acusan de tratar de promocionar su libro sobre estas cuestiones y, por otra parte, de actuar movido por el resentimiento al ver frustradas sus esperanzas de promoci¨®n dentro del Departamento de Seguridad Interior.
Ante la comisi¨®n est¨¢n desfilando todos los responsables pol¨ªticos y administrativos, aunque algunos, como la consejera de Seguridad, Condoleezza Rice, se niegan a hacerlo en p¨²blico y bajo juramento. Naturalmente, no se puede afirmar que el 11-S se hubiera evitado de haber atendido a las alarmas. Pero queda meridianamente claro que se hizo mucho menos de lo posible para intentar evitar la tragedia. Que la comisi¨®n saque a relucir todos estos hechos no s¨®lo es un saludable ejercicio de transparencia, sino una ocasi¨®n para identificar las prioridades del momento. La guerra de Irak supuso, como ha recordado Clarke, un rodeo in¨²til, si no contraproducente, respecto a la "guerra contra el terrorismo".
El ejercicio de transparencia que viene realizando el Congreso de EE UU sobre el 11-S es todo un ejemplo a seguir por el nuevo Parlamento espa?ol en torno al 11-M.
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