Los efectos psicol¨®gicos del terror: evidencia cient¨ªfica y usos pol¨ªticos
Por una triste paradoja, supe de los devastadores efectos del atentado de Madrid en una de las televisiones del aeropuerto de Chicago, mientras me dirig¨ªa a la Universidad de San Diego para finalizar un estudio con unos colegas norteamericanos sobre los efectos psicol¨®gicos que tuvieron los atentados terroristas del 11 de septiembre en la poblaci¨®n americana. Lo que hemos aprendido del ataque sobre aquel ataque brutal, que a¨²n sigue convulsionando la pol¨ªtica mundial, puede que nos ayude a comprender algunos efectos de lo que puede suceder en nuestro pa¨ªs tanto en t¨¦rminos de pol¨ªticas sanitarias como de derechos civiles.
Si admitimos la analog¨ªa entre los brutales atentados de Nueva York y Washington en septiembre de 2001 y el efectuado en Madrid, los efectos en la salud mental de los ciudadanos es probable que sean menores de lo que generalmente se piensa. Los estudios cient¨ªficos realizados en la poblaci¨®n norteamericana tras la fecha del 11-S indican que los efectos cl¨ªnicos se circunscriben casi por completo a las personas directamente afectadas por los atentados (v¨ªctimas, familiares, equipos de ayuda y de rescate y voluntarios). S¨®lo unos d¨ªas despu¨¦s del atentado en Nueva York se efectu¨® una encuesta telef¨®nica en los domicilios cercanos a la zona del atentado y en barrios adyacentes. El estudio demostr¨® que los efectos psicol¨®gicos negativos (b¨¢sicamente presencia de trastornos de estr¨¦s postraum¨¢tico) se van diluyendo de modo claro seg¨²n se aparta uno de la zona cero y sus alrededores hacia zonas ya algo m¨¢s alejadas, incluso dentro de Manhattan. Los datos de nuestro estudio (en colaboraci¨®n con el doctor Jorg Matt, de San Diego State University), recogidos en m¨¢s de 6.000 participantes en la ciudad de San Diego (California) una semana despu¨¦s del 11 de septiembre de 2001, demuestran una ausencia casi absoluta de reacciones psicopatol¨®gicas y psiqui¨¢tricas en la poblaci¨®n general derivadas del atentado en Nueva York.
"Si dejas que el miedo se apodere de lo mejor de ti, no saldr¨ªas m¨¢s de tu casa"
Las conclusiones de estos y otros estudios similares publicados en s¨®lidas revistas cient¨ªficas (JAMA, New England Journal of Medicine, y Lancet, entre otras) hacen prever un escenario en el que es muy poco probable que haya una extensi¨®n epid¨¦mica de problemas de ansiedad o estr¨¦s en los servicios sanitarios madrile?os ni en el resto de Espa?a. La aparici¨®n de crisis de ansiedad patol¨®gicas va a afectar fundamentalmente a parte de los afectados directos y sus familiares, para lo que se requiere el uso de protocolos de intervenci¨®n que ya han sido contrastados en situaciones semejantes. Tambi¨¦n es probable que se agudicen algunos problemas de ansiedad y depresi¨®n en personas que antes del atentado sufr¨ªan estos problemas. Pero las intervenciones psicol¨®gicas y psiqui¨¢tricas han de ser cautelosas, pues, si bien en las v¨ªctimas m¨¢s directas, y en menor medida en la poblaci¨®n general, puede haber s¨ªntomas psicol¨®gicos agudos, como pesadillas y pensamientos e im¨¢genes invasivas, se estima que s¨®lo en una tercera parte persistir¨¢n esos signos al cabo de unos tres meses. En el resto de los ciudadanos habr¨¢ estados de ira, de dolor, signos de desmoralizaci¨®n, o a veces de incomprensi¨®n de la realidad, pero no patolog¨ªa psiqui¨¢trica grave.
La primera lecci¨®n que nos ofrece este panorama de experiencias atroces vividas en otros pa¨ªses y en otras circunstancias es que la gente com¨²n tiene unos formidables mecanismos de resistencia ante la adversidad. Como declaraba un superviviente madrile?o en las p¨¢ginas de The New York Times el mismo d¨ªa de la masacre, "si dejas que el miedo se apodere de lo mejor de ti, no saldr¨ªas m¨¢s de tu casa. Si est¨¢s asustado, los terroristas han vencido". La segunda lecci¨®n derivada de la evidencia cient¨ªfica es que los pol¨ªticos no deber¨ªan hacer lecturas sesgadas e interesadas partidistamente sobre los sentimientos de los ciudadanos para dise?ar pol¨ªticas que, como ha sido en el caso norteamericano, pueden llegar a cercenar la libertad de sus ciudadanos y comprometer los derechos civiles de la mayor¨ªa: la Administraci¨®n de Bush ha utilizado hasta la n¨¢usea un supuesto miedo y desmoralizaci¨®n de la poblaci¨®n norteamericana, m¨¢s producto de su interesada imaginaci¨®n que de la realidad objetiva de los datos epidemiol¨®gicos, para marcar un rumbo pol¨ªtico de confrontaci¨®n y de b¨²squeda de supremac¨ªa militar y pol¨ªtica. Un atentado de esta naturaleza no debe ser nunca la excusa para imponer l¨ªmites a una sociedad abierta. Hemos de estar todos vigilantes si no queremos extender m¨¢s la victimizaci¨®n que nos quieren imponer los canallas.
Carmelo V¨¢zquez es profesor de Psicopatolog¨ªa de la Universidad Complutense y de San Diego State University (California).
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