"Las fosas comunes de Irak no difieren de las de Franco"
"En el d¨ªa de hoy, cautivo y desarmado el ej¨¦rcito rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus ¨²ltimos objetivos militares". Con estas palabras, Franco pon¨ªa fin a la Guerra Civil el 1 de abril de 1939. La victoria hab¨ªa costado casi tres a?os de p¨®lvora y m¨¢s de medio mill¨®n de muertos. "E iba a costar m¨¢s todav¨ªa", afirma desde su casa de Londres el historiador Paul Preston (Liverpool, 1946), uno de los m¨¢s prestigiosos especialistas en la historia contempor¨¢nea espa?ola. Con Franco comenzaba para "los derrotados" una era de terror que el autor de Las tres Espa?as del 36 (Premio As¨ª Fue, 1998) no duda en comparar con el r¨¦gimen de Sadam Husein, "por la represi¨®n y la crueldad".
"Analizado en su conjunto, el sufrimiento de Espa?a merece el nombre de holocausto"
"Con la Guerra Civil, los historiadores tenemos trabajo para 50 o 100 a?os m¨¢s"
Sesenta y cinco a?os despu¨¦s del final de esa guerra fratricida, mientras se recupera de una reciente operaci¨®n a coraz¨®n abierto, Preston escribe su nuevo libro, El holocausto espa?ol, cuya publicaci¨®n anuncia para el oto?o de 2005. Este ambicioso proyecto pretende, seg¨²n su autor, algo hasta ahora inexistente: "Una visi¨®n integral de la represi¨®n que tuvo lugar en ambos bandos, durante la Guerra Civil y despu¨¦s, durante el r¨¦gimen franquista". En esta entrevista, el profesor de la London School of Economics & Political Science, autor de la monumental biograf¨ªa Franco, caudillo de Espa?a (1994), analiza el valor hist¨®rico de una guerra "a la que ninguna familia espa?ola es ajena"; reflexiona sobre la necesidad de una pol¨ªtica de la memoria "para no repetir el pasado", y postula una historiograf¨ªa que "concilie el rigor y el drama humano".
Pregunta. Sesenta y cinco a?os despu¨¦s del final de la guerra, ?queda algo por decir?
Respuesta. La historiograf¨ªa nunca es una cosa fija. Siempre hay ajustes: nuevos documentos o nuevas interpretaciones. La importancia hist¨®rica internacional de la Guerra Civil est¨¢ bastante establecida. Fue el proleg¨®meno central de la Segunda Guerra Mundial, porque cambi¨® el equilibrio de fuerzas europeo a favor de Hitler y Mussolini y en contra de Francia y Gran Breta?a. No creo que vaya a haber descubrimientos sensacionales, pero tenemos trabajo para 50 o 100 a?os m¨¢s contando las miles de peque?as historias de la guerra.
P. ?Cu¨¢les, por ejemplo?
R. Todav¨ªa no hay una buena historia del papel del Ej¨¦rcito nacional durante la Guerra Civil: c¨®mo se construy¨®, c¨®mo se pag¨®. Lo mismo sucede con los personajes de la guerra. Una figura absolutamente desconocida en Espa?a, por ejemplo, es Gustavo Dur¨¢n, un compositor amigo de Lorca, que el primer d¨ªa de la Guerra Civil se alista en la milicia de los ferroviarios. Abandona su carrera de m¨²sico y llega a ser un general con gran capacidad estrat¨¦gica. Yo siempre he pensado que la historia debe ser rigurosa, pero tambi¨¦n atractiva. La vida de un joven m¨²sico con nulo inter¨¦s en temas militares que llega a ser general en tres a?os es algo incre¨ªble.
P. ?Por qu¨¦ El holocausto espa?ol?
R. Los historiadores de las relaciones internacionales han menospreciado la tragedia espa?ola. Por eso muchos han mirado m¨¢s los cr¨ªmenes de Hitler y de Stalin. No pretendo compararlo con el Holocausto jud¨ªo, pero creo que analizado en su conjunto el sufrimiento del pueblo espa?ol merece el nombre de holocausto. Nunca se sabr¨¢ el n¨²mero total de v¨ªctimas de la Guerra Civil. Entre un exilio que no tuvo un censo y las miles de personas que murieron en los frentes sin que se hallaran sus cad¨¢veres, siempre quedar¨¢n much¨ªsimas inc¨®gnitas en relaci¨®n con el n¨²mero de muertos, el d¨®nde y el c¨®mo. En cuanto a las v¨ªctimas de la represi¨®n franquista, yo estimo que ascienden a unas 100.000. Si consideramos el horror mundial que hubo, por ejemplo, ante los cr¨ªmenes de Pinochet, que ocasionaron entre 3.000 y 4.000 muertos, la diferencia es abismal.
P. ?Su libro vuelve sobre todos estos temas?
R. S¨ª, esencialmente sobre el drama humano. No voy a revelar los secretos del libro pero dir¨¦ que hay bosquejos, retratos de v¨ªctimas y verdugos. Desde el general Emilio Mola, que fue el primero en se?alar la importancia del terror para batir al enemigo, hasta el capit¨¢n Gonzalo de Aguilera, otro oficial del Ej¨¦rcito de Franco, que era el enlace entre las columnas y la prensa extranjera. Aguilera afirmaba que en el siglo XIX la gente de bien hab¨ªa cometido el error de promover la higiene y las alcantarillas, alejando as¨ª el fantasma de la peste, que antes de eso, por voluntad de Dios, se ocupaba de diezmar los barrios obreros. ?sa era la raz¨®n, seg¨²n ¨¦l, por la cual los militares deb¨ªan encargarse de esa depuraci¨®n. Una an¨¦cdota as¨ª cuenta m¨¢s que cualquier estad¨ªstica.
P. ?Cambi¨® su imagen de Franco al escribir su biograf¨ªa?
R. Antes de empezar a trabajar sobre Franco yo ten¨ªa la imagen de un hombre cruel y mediocre, sin m¨¢s. Al investigarle encontr¨¦ una figura much¨ªsimo m¨¢s compleja. Hoy, despu¨¦s de m¨¢s de 30 a?os de estudio, me sigue pareciendo una figura un poco misteriosa. Hay cosas de Franco que son tal mezcla de tonter¨ªa y habilidad que uno queda con la duda de si lo que dijo o hizo le sali¨® bien por suerte o porque ten¨ªa la astucia del campesino y eso le ayud¨® a vencer a enemigos infinitamente m¨¢s sofisticados. En el oto?o de 1944, por ejemplo, escribe una carta a Churchill en la cual, poco m¨¢s o menos, le dice: ya que est¨¢ por ser derrotada Alemania, las ¨²nicas potencias que quedan en Europa somos nosotros, ingleses y espa?oles. Y como una gran concesi¨®n, le ofrece a Churchill aliarse con ¨¦l. ?Tonter¨ªa o astucia? En ese momento, Espa?a militarmente no val¨ªa nada...
P. El dossier de prensa de su libro compara a Franco con Sadam. ?Por qu¨¦?
R. Sadam admiraba much¨ªsimo a Franco. Durante muchos a?os, en sus relaciones con las grandes potencias sol¨ªa tener la misma mezcla de tonter¨ªa y astucia de Franco, que hasta el final le mantuvo en el poder. La represi¨®n y la crueldad tambi¨¦n los asemejan. Las fosas comunes halladas en Irak no difieren mucho de las que se est¨¢n encontrando en Espa?a.
P. La represi¨®n franquista ha sido objeto de importantes estudios locales. ?Qu¨¦ novedad propone su enfoque?
R. No pretendo hacer un cat¨¢logo de la represi¨®n. Lo que hasta ahora no existe es una visi¨®n global del tema, que es lo que me propongo realizar. Mi libro ser¨¢ la reconstrucci¨®n del ambiente de horror y terror. Analizar¨¢ las matanzas que hubo en ambos bandos durante la guerra, haciendo una distinci¨®n entre la actitud del Gobierno republicano, que frente a los desmanes cometidos en su zona intent¨® acabar con la violencia, y la actitud de Franco, los militares y la Iglesia, que avalaron el terror como elemento de poder. Y luego, lo que supuso el largo holocausto de los derrotados: los tribunales oficiales y extraoficiales a los que responden las fosas comunes que se est¨¢n encontrando.
P. Mantener viva la imagen de la guerra durante la dictadura fue una preocupaci¨®n del r¨¦gimen. ?C¨®mo contribuy¨® la represi¨®n?
R. En los a?os inmediatos posteriores a la guerra esa represi¨®n era una mezcla de c¨¢rceles, procesos, torturas y ejecuciones para la gente destacada. Pero hab¨ªa varios niveles que afectaban al opositor y a su familia: humillaci¨®n masiva, humillaci¨®n psicol¨®gica, humillaci¨®n econ¨®mica... Los medios de comunicaci¨®n distingu¨ªan entre dos tipos de espa?oles: los aut¨¦nticos y los dem¨¢s, los derrotados, vistos como inmorales y sucios.
P. El 11-M y el manejo que hizo el Gobierno de Aznar de la informaci¨®n, ?pueden leerse como un regreso a viejas pr¨¢cticas de la derecha espa?ola que en su momento intent¨® incluso negar el bombardeo de Gernika?
R. Yo soy reacio a hacer comparaciones entre lo que ha sucedido recientemente y la Guerra Civil. Creo que hay que verlo en su propio contexto. Si hubo un intento de ocultar el origen verdadero del atentado y las atrocidades de Atocha, no se relacionan con la Guerra Civil, sino con el cinismo y la ambici¨®n de los pol¨ªticos. Intentar sacar provecho de ese horror y ese dolor masivo es una indignidad.
P. ?Qu¨¦ cuentas pendientes tiene la Espa?a democr¨¢tica con su pasado?
R. En Espa?a no ha habido lo que hubo en Argentina, Chile o Sur¨¢frica: comisiones de la verdad y de la reconciliaci¨®n. Despu¨¦s de una Guerra Civil cruenta y de una dictadura, el pueblo espa?ol estaba decidido a no pasar de nuevo por ninguna de las dos cosas, y si hab¨ªa que hacer el sacrificio de la memoria para facilitar la construcci¨®n de una democracia, pues estaba dispuesto. Esas razones son loables, explican la amnist¨ªa de 1977 y constituyen un acto masivo de ciudadan¨ªa. Pero hoy, mientras todav¨ªa hay supervivientes, deben seguir haci¨¦ndose cosas para mantener viva la memoria. Una muestra como Las prisiones de
Franco, que se exhibe en Barcelona, es un hito. Tambi¨¦n son destacables las acciones de la Asociaci¨®n para la Recuperaci¨®n de la Memoria Hist¨®rica.
P. En aras de construir una pol¨ªtica de la memoria, ?debe el futuro Gobierno socialista desclasificar los documentos del franquismo?
R. El gran tema pendiente son los papeles de Franco. Es una verg¨¹enza nacional que los papeles de quien ha sido jefe del Estado en lugar de estar disponibles para cualquier historiador est¨¦n en manos privadas. El nuevo Gobierno puede traer cambios favorables en esa materia. Yo creo que es importante. Dir¨ªa m¨¢s: fundamental.
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