Ciudadanos de ninguna parte
El regreso del medio mill¨®n de palestinos residentes en Siria es clave para un acuerdo de paz en Oriente Pr¨®ximo
La bandera del Partido ?rabe Socialista (Baaz) y la de Palestina son iguales. El s¨ªmbolo est¨¢ casi siempre a la vista de los sirios en los cientos de retratos de los presidentes Assad (padre e hijo) distribuidos por la capital. Es el recordatorio permanente del conflicto con Israel; la bandera y los 435.000 refugiados palestinos que viven en Siria -un 2,3% de su poblaci¨®n-, llegados en diferentes oleadas en las sucesivas guerras ¨¢rabe-israel¨ªes, aunque tambi¨¦n al menos 60.000 lo han hecho por problemas en otros pa¨ªses ¨¢rabes donde se hab¨ªan refugiado. Son una de las claves en un hipot¨¦tico acuerdo de paz.
"Disfrutan de los mismos derechos que los sirios", subraya Al¨ª Mustaf¨¢, un palestino director general de la Oficina para los Refugiados Palestinos en Siria, dependiente del Gobierno. Sin embargo, "los mismos derechos" no implican tener nacionalidad siria, ni siquiera nacionalidad. "Tenemos un documento que explica que somos palestinos y podemos viajar al extranjero, aunque no todos los pa¨ªses ¨¢rabes entienden esto". Llegados en masa en 1948 tras la primera guerra ¨¢rabe-israel¨ª, gran parte de los refugiados vive mezclado entre la poblaci¨®n siria, unos 116.000 lo hace en campos de refugiados que se han convertido en parte de las ciudades.
Aunque t¨¦cnicamente Yarum es un campo de refugiados palestinos en el sur de Damasco, no responde a las im¨¢genes de tiendas de campa?a que aparecen en televisi¨®n. Establecido en 1948, es como una barriada m¨¢s de la zona, con sus casas de cuatro plantas, sus comercios y sus calles asfaltadas atestadas de escolares. Sin embargo, algunos detalles delatan que el lugar no es una zona m¨¢s de la capital. En las paredes se ven retratos de Abu Abbas, un l¨ªder del Frente de Liberaci¨®n de Palestina que dirigi¨® el secuestro del buque Achille Lauro en 1985 y muri¨® este a?o en Irak mientras permanec¨ªa detenido por EE UU. Tambi¨¦n se puede observar alg¨²n retrato del jeque Ahmed Yassin. El centro de salud est¨¢ dirigido por la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos.
Los vecinos de Yarum se debaten entre la esperanza en el regreso prometido y el realismo de una situaci¨®n que no cambia. "Que no piense Israel que nos vamos a olvidar de Palestina, mis hijos nunca la han visto, pero la llevan en el coraz¨®n. Es amor sagrado", subraya Osmar Daraih, de 72 a?os y natural de Safar, dentro del Estado de Israel. "Realmente la esperanza de volver se ha debilitado mucho, aunque siempre existe", opina Heisan Zenati, nacido en Haifa hace 60 a?os y que lleg¨® en 1948 a Siria. "Tengo tres hijos, dos chicas y un chico, y se sienten palestinos, pero tambi¨¦n sirios".
En octubre, el Ej¨¦rcito israel¨ª bombarde¨® una zona al sur de Damasco asegurando que se trataba de un campo de adiestramiento de la Yihad Isl¨¢mica y distribuy¨® un mapa en el que se marcaban 17 lugares alrededor de la ciudad donde, seg¨²n Tel Aviv, se entrenaban grupos palestinos. Estaban marcados otros 10 puntos dentro de la ciudad en los cuales habr¨ªa oficinas pol¨ªticas, militares y de comunicaci¨®n de Ham¨¢s, Yihad Isl¨¢mica, Al Fatah y el Frente Palestino de Liberaci¨®n Popular. "Con esos bombardeos Israel viol¨® la legalidad internacional", afirma Al¨ª Mustaf¨¢, quien explica que grupos palestinos como Ham¨¢s, Yihad o Al Fatah ten¨ªan oficinas -"s¨®lo pol¨ªticas", recalca- en Siria, pero que todas fueron cerradas despu¨¦s de la guerra de Irak. "Pero no fueron las autoridades sirias las que las cerraron, sino que fueron las mismas organizaciones palestinas las que lo hicieron, al ver las presiones de EE UU".
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