Tampoco lo arregla Camps
No es un tema menor. La salud p¨²blica no es un tema menor, aunque a Rita Barber¨¢ le parezca lo contrario. No s¨¦ qu¨¦ inter¨¦s tiene la alcaldesa de Valencia en "mantenella y no enmendalla", pero lo cierto es que pasan los a?os y no mueve un dedo a favor de un grave problema de salud p¨²blica que hoy ocupa la atenci¨®n de la OMS y de multitud de organizaciones de todo el mundo. Tengo derecho moral a una hip¨®tesis: a do?a Rita le encanta el estruendo y si usted est¨¢ entre los miles que lo detestan, fast¨ªdiese, por fustigador de una sacrosanta tradici¨®n. Las tradiciones carnavalescas, como las fallas, en su esp¨ªritu van contra el poder, pero no es ruzafe?o Falstaff, ni desciendo yo de Carlos V y al buen entendedor ya se sabe.
"El Constitucional declara que el ruido vulnera derechos b¨¢sicos". Pronunciamiento del d¨ªa 4 de marzo del a?o en curso, o sea, de hace unas semanas. Que se lo cuenten a Rita. Quien esto escribe suscribir¨ªa una denuncia -y a¨²n la liderar¨ªa, si necesario fuera- contra la alcaldesa de Valencia por su pertinaz atentado a la salud p¨²blica y su evidente carencia de prop¨®sito de enmienda. De manera especial, pero no ¨²nica, durante la mayor parte del mes de marzo de cada a?o. Bien s¨¦ que es ladrar a la luna , pues de vivir en el cogollo de la civilizaci¨®n, la queja ser¨ªa superflua. Cuando la ciudadan¨ªa (gracioso regalo, dicho sea de paso) se entere de que un petardazo en ocasiones puede ser m¨¢s nefasto que una alta tasa de colesterol, tal vez entonces.
La alcaldesa, que va a la suya, o sea, notoriamente a lo suyo, acaso vive en la creencia de que petardos son votos, pero miren que pregunto y tal opini¨®n no la corrobora nadie. Unos huyen (the happy few), otros maldicen y se resignan porque es la tradici¨®n, la sacrosanta tradici¨®n. Sin tanta monserga tradicional, el c¨¢ncer, el hambre y docenas de otras calamidades ser¨ªan vagos recuerdos hist¨®ricos, pero prostern¨¦monos y no arrojemos dudas sobre la opini¨®n de San Jos¨¦. En mi calle, vecinos han emigrado estas fallas a casa de suegros u otra parentela; los m¨¢s pudientes, al extranjero. Pues grup¨²sculos de salvajes nos han sometido durante largos d¨ªas a un bombardeo tan intenso y prolongado que no hab¨ªa rinc¨®n donde esconderse ni tapones de cera o espuma que fueran de mucho alivio. Fueron llamados los urbanos y dec¨ªan que bueno, que vendr¨ªan, pero que no nos hici¨¦ramos ilusiones porque la multas de esos d¨ªas tienen cono ordinario fin y paradero la papelera.
?Qu¨¦ dicen los socialistas valencianos? ?Tambi¨¦n ellos piensan en hipot¨¦ticos votos? ?Tal vez en la industria del petardo? Ahora Pla y su hueste se han robustecido y si la suerte les acompa?a pueden hacer que se cuartee el suelo gran¨ªtico que ha pisado, parece que desde siempre, do?a Rita. Los ciudadanos hartos de tanta gamberra Plebeyez como son los petardos y las tracas a cualquier tiempo del a?o, somos m¨¢s de uno, somos, en realidad, legi¨®n. Y ahora sabemos que el petardazo para gozo del nene y la traca que despierta a media Valencia cualquier noche del a?o es delito tipificado. Al parecer, no contamos con el apoyo de Camps, presidente de la Generalitat. O sea, tambi¨¦n de Valencia capital. Pues bien, que lamento que as¨ª sea y tenerlo que decir, ha permitido el delito. La sentencia del Constitucional declara que "el ruido atenta contra los derechos fundamentales a la integridad f¨ªsica y moral, a la intimidad personal y familiar y a la inviolabilidad del domicilio". Reproduzco otras partes de la sentencia, seg¨²n dadas a conocer por este diario ( 4-3-2004). "El ruido, en la sociedad de nuestros d¨ªas, puede llegar a representar un factor psicopat¨®geno y una fuente permanente de perturbaci¨®n de la calidad de vida de los ciudadanos". Concretando, el alto tribunal enumera consecuencias tales como las deficiencias auditivas, las dificultades de comprensi¨®n oral, perturbaci¨®n del sue?o, neurosis, hipertensi¨®n, isquemia, am¨¦n de repercusiones sobre la conducta social, como menor solidaridad y aumento de las conductas agresivas.
Lo m¨¢s lamentable del caso es que esta ¨²ltima sentencia del Constitucional no hace sino abundar en la Ley del Ruido, de 2003 y en la jurisprudencia del Tribunal de Estrasburgo, que conden¨® a Espa?a en el caso L¨®pez Ostra. Pero es que hay m¨¢s casos: el Supremo impuso 2 a?os y 3 meses de c¨¢rcel al propietario de una discoteca el 6 del pasado marzo. Tenemos una Ley auton¨®mica, municipal, nacional y europea. Pero Europa a¨²n queda lejos y de las leyes auton¨®micas y ordenanzas municipales, do?a Rita pasa ol¨ªmpicamente y Camps no sabemos si es que no quiere molestarla o no quiere molestarse ¨¦l o no se ha enterado de este problema de salud p¨²blica que hoy tiene amplia repercusi¨®n en Europa y eso que "all¨ª" la contaminaci¨®n ac¨²stica dista de ser el obsceno desmadre que sufrimos aqu¨ª.
"El ruido mata", dec¨ªa un editorial de EL PA?S. A quien esto escribe, a causa de la indignaci¨®n y la ira. De la obscena intromisi¨®n en la intimidad de tantos domicilios, incluido el m¨ªo. Trastornos nerviosos y cardiovasculares aparte, ni Barber¨¢ ni Camps tienen derecho alguno a colarse de rond¨®n en mi casa. Y se cuelan, v¨ªa el desprecio absoluto a la ley que nos protege de tales abusos, por encima de rid¨ªculos argumentos identitarios. Si es que es eso o simple indolencia, desgana antidemocr¨¢tica. Uno se lo reprochar¨ªa personalmente a Camps, si ¨¦ste no estuviera parapetado tras una guardia pretoriana de mujeres. Existe un asociaci¨®n , Juristas contra el ruido, a la que pertenece Andr¨¦s Morey, quien le gan¨® un pleito al Ayuntamiento de Valencia por el desmadre de la plaza X¨²quer. (V¨¦ase la entrevista que le hizo Miquel Alberola en estas p¨¢ginas, 2-3-2003). Tal vez el se?or Morey accediera a llevar el caso de las tracas, petardos y dem¨¢s ruidos arbitrarios del que esta ciudad es v¨ªctima cr¨®nica y aguda con el consentimiento de los poderes f¨¢cticos.
Entre tanto, vuelvo al PSPV. ?No pueden elevar la voz ante esta barbarie tercermundista? ?Es que son todos iguales y padecen los mismos miedos absurdos? ?Acaso esperan a que Zapatero tome posesi¨®n de su cargo siquiera el gobierno de aqu¨ª y el de all¨ª tengan colores distintos? Se?or, qu¨¦ cruz.
Manuel Lloris es doctor en Filosof¨ªa y Letras.
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