La pol¨ªtica exterior ya no es la 'pariente pobre'
Con este t¨ªtulo quiero recordar a nuestro compa?ero y maestro Roberto Mesa, recientemente fallecido. En un art¨ªculo que publicamos los dos con motivo de las elecciones de 1982, conclu¨ªamos que la pol¨ªtica exterior era la pariente pobre de los programas electorales de los partidos pol¨ªticos, al igual que sucede en otros muchos pa¨ªses, que no afecta al voto de los ciudadanos espa?oles. En las elecciones del 14-M se ha invertido esta tendencia, consecuencia de los tr¨¢gicos atentados del jueves anterior -efectos retardados de la guerra de Irak-. As¨ª parece que puede decirse que la pariente pobre ha desbancado al resto de la familia para hacerse en buena medida acreedora del triunfo electoral, y ha tenido consecuencias decisivas en la orientaci¨®n final del voto de los espa?oles.
Ha pasado un a?o del 16 de marzo de 2003 -la Cumbre de las Azores y su golpe de Estado a la legalidad internacional- y parece que han pasado diez, dados los efectos de desestabilizaci¨®n del orden internacional. Lo relevante es que la sociedad espa?ola ha votado en contra de ese golpe de Estado, y los resultados electorales van a permitir, en alguna medida, la recomposici¨®n de la legalidad internacional a trav¨¦s de la acci¨®n multilateral de la Uni¨®n Europea que Espa?a estaba impidiendo.
El 16 de marzo de 2003, en las Azores, adem¨¢s, signific¨® la explicitaci¨®n de las dos Europas de los Gobiernos: la atl¨¢ntica y la europea. Las instituciones comunes, la opini¨®n p¨²blica, la sociedad civil, se mantuvieron unidas en torno a la Europa "europea" y al respeto de la legalidad internacional que ¨¦sta promov¨ªa y que se defendi¨® en el seno del Consejo de Seguridad por medio de los ministros de Exteriores franc¨¦s y alem¨¢n. Cuando ¨¦stos expresaron su rechazo a una acci¨®n preventiva, no lo hac¨ªan s¨®lo en su nombre, sino que reflejaban el sentir mayoritario de la Europa "europea".
Ese divorcio entre Gobierno y opini¨®n p¨²blica en la cuesti¨®n de la guerra de Irak no pod¨ªa terminar nada m¨¢s que en el triunfo de la opci¨®n de la sociedad civil, que, adem¨¢s, coincide con que es la misma que la opini¨®n del resto de los europeos. Sin embargo, hay que recordar que un grupo minoritario de Gobiernos coincid¨ªa con las tesis del Gobierno espa?ol, como pusieron de manifiesto la Carta de los Ocho y la Declaraci¨®n de Vilnius. Si nuestro an¨¢lisis es correcto, la misma factura se le pasar¨¢ al Gobierno italiano, primero, y al brit¨¢nico, despu¨¦s, que posiblemente resultar¨¢n sustituidos por sus rivales, si no hacen una autocr¨ªtica ya. Como dijera William Pfaff, "el pueblo puede elegir nuevos primeros ministros, pero los primeros ministros no pueden elegir nuevos pueblos".
Esta divergencia entre la sociedad espa?ola, la opini¨®n p¨²blica y su Gobierno en cuestiones de pol¨ªtica exterior no s¨®lo se ha manifestado en el relevante tema de la guerra, sino tambi¨¦n en relaci¨®n a la integraci¨®n europea, y m¨¢s espec¨ªficamente a la aprobaci¨®n de la Constituci¨®n europea. En ese sentido, seg¨²n los resultados de un sondeo publicado por la Comisi¨®n Europea en febrero pasado -el Eurobar¨®metro-, un 85% de la poblaci¨®n espa?ola considera que la Uni¨®n Europea debe adoptar una Constituci¨®n, y un 65% estima que, incluso si es necesario, el Gobierno espa?ol ha de efectuar concesiones con tal fin. Cabe recordar, por el contrario, la posici¨®n tenaz del Gobierno de Aznar en la defensa del reparto institucional de Niza, llegando, con el concurso de otros, al bloqueo del acuerdo en diciembre pasado.
La opci¨®n del electorado espa?ol, adem¨¢s, respalda una visi¨®n del mundo y de las relaciones internacionales alejada del realismo pol¨ªtico propio del Gobierno de Aznar, de su concepci¨®n meramente econ¨®mica y liberal, tanto de la globalizaci¨®n como de la propia integraci¨®n europea, fundada exclusivamente en el inter¨¦s nacional. Por el contrario, los socialistas reafirman las responsabilidades conjuntas de los Estados en la gesti¨®n de la globalizaci¨®n, para lo cual resulta un veh¨ªculo necesario la Uni¨®n Europea. Se reitera el compromiso con la paz y la defensa de los derechos fundamentales en el mundo, el marco de gesti¨®n de las relaciones internacionales que son las Naciones Unidas y la condena del uso de la fuerza unilateralmente como la guerra de Irak.
La opci¨®n por la pol¨ªtica socialista es tambi¨¦n una censura a la forma de luchar contra el terrorismo internacional, ¨²nicamente atendiendo a los efectos y sin respetar la legalidad internacional. Frente a esto se vota a favor de una pol¨ªtica que haga compatible limitar los efectos con el respeto al Derecho Internacional, pero, sobre todo, que busque combatir las causas del terrorismo a trav¨¦s de la lucha contra la pobreza, respetando los derechos de los pueblos y de las personas, promoviendo la estabilidad pol¨ªtica, y el desarrollo econ¨®mico y social. En esta tarea va a resultar ineludible el relanzamiento del proceso de Barcelona -en el cual Espa?a siempre ha jugado un papel destacado-, que se revela como el medio m¨¢s adecuado para evitar el tan cacareado "choque de civilizaciones".
El efecto a corto plazo m¨¢s importante de las elecciones espa?olas ser¨¢ el retorno a las constantes de la pol¨ªtica exterior espa?ola y, sobre todo, al firme compromiso de la poblaci¨®n espa?ola con la construcci¨®n pol¨ªtica de Europa. En ese sentido, es deseable que veamos pr¨®ximamente a nuestro pa¨ªs unirse al grupo de Estados miembros que en los ¨²ltimos tiempos han liderado el impulso pol¨ªtico en la Uni¨®n: el eje franco-alem¨¢n con el concurso puntual de B¨¦lgica o el Reino Unido.
El resultado de las elecciones abre la puerta a la posibilidad de que la Constituci¨®n europea sea una realidad en un espacio breve de tiempo. Incluso hay quien sue?a en que a¨²n se mantengan los plazos primitivos de la firma del Tratado Constitucional el 9 de mayo y su ratificaci¨®n por refer¨¦ndum en los pa¨ªses que lo convoquen, como el nuestro, el 13 de junio.
Es un buen presagio a?adido las recientes noticias de que Polonia ha flexibilizado su posici¨®n aceptando una nueva propuesta del presidente irland¨¦s sobre una doble mayor¨ªa m¨¢s flexible, en torno al 55%, tanto de Estados como de poblaci¨®n, que impedir¨ªa que Francia, Alemania y Reino Unido pudieran bloquear una decisi¨®n. Este nuevo c¨¢lculo del voto ser¨ªa un lugar de encuentro tambi¨¦n para la posici¨®n espa?ola, aunque quiz¨¢s todav¨ªa mejor ser¨ªa aceptar la propuesta que avanz¨® meses atr¨¢s el Parlamento Europeo de una mayor¨ªa de Estados que representara a una mayor¨ªa de la poblaci¨®n. Esta ¨²ltima posibilidad incluso mejora la propuesta del art¨ªculo 24 del Proyecto de la Convenci¨®n, que, como es sabido, contempla una mayor¨ªa de Estados que represente 3/5 de la poblaci¨®n.
Es asombroso constatar que todav¨ªa el domingo 14 de marzo se entend¨ªa que hab¨ªa un letargo en la construcci¨®n europea debido, a nuestro juicio, a las dos visiones gubernamentales de Europa, contrapuestas entre s¨ª. Visiones que han estado divididas s¨®lo en el seno de la Conferencia Intergubernamental ya que, aunque estuvieran latentes en la Convenci¨®n, ¨¦sta consigui¨® llegar a un consenso aceptado por ambas partes que, adem¨¢s, fue la expresi¨®n de los anhelos de la sociedad europea.
D¨ªas despu¨¦s, como consecuencia del triunfo de la opci¨®n europea en las elecciones del 14-M, se aviva la posibilidad de salir de este impasse a trav¨¦s de la recuperaci¨®n del consenso primitivo en torno a los acuerdos sustantivos de la Convenci¨®n. Cuesti¨®n que no pod¨ªa ser de otra manera ya que, en definitiva, la Constituci¨®n representa un acuerdo entre dos legitimidades, entre Estados y entre pueblos, y no pod¨ªa torcerse a trav¨¦s de una Conferencia Intergubernamental que suplantara este pacto constitucional, ya que en ese caso hubi¨¦ramos tenido una Constituci¨®n otorgada.
En las elecciones legislativas del 14-M la pol¨ªtica exterior ha resultado determinante en la orientaci¨®n del voto, contrariamente a lo sucedido en todas las citas anteriores. El giro pol¨ªtico del 14-M, adem¨¢s, no s¨®lo tiene repercusiones para la vida pol¨ªtica espa?ola, sino que ya ha tenido un enorme impacto sobre el proceso pol¨ªtico europeo, al permitir concebir esperanzas de una pr¨®xima aprobaci¨®n de la Constituci¨®n. Por todo ello, cabe concluir que la pol¨ªtica exterior ha dejado de ser la pariente pobre de las elecciones espa?olas, despejando en este caso la vuelta a la opci¨®n europea.
Francisco Aldecoa Luz¨¢rraga es catedr¨¢tico de Relaciones Internacionales, C¨¢tedra Jean Monnet y decano de la Facultad de Ciencias Pol¨ªticas y Sociolog¨ªa, Universidad Complutense de Madrid.
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