Lucian Freud abre una mirilla en su estudio
El proceso creativo de los ¨²ltimos trabajos del artista se muestra en dos exposiciones en Londres
No suele ir ni a la inauguraci¨®n de sus exposiciones, pero Lucian Freud (Berl¨ªn, 1922) ha decidido abrir una mirilla en su estudio. El maestro del retrato desvela su arrugado rostro y fr¨¢gil figura, as¨ª como su manera de trabajar, en una serie de fotograf¨ªas tomadas por su ayudante David Dawson mientras ejecutaba sus obras m¨¢s recientes desde la muestra antol¨®gica de 2002, en una exposici¨®n que se muestra en Londres hasta el pr¨®ximo 1 de agosto en la National Portrait Gallery. Junto a las im¨¢genes fotogr¨¢ficas se exhiben tambi¨¦n, hasta el 28 de abril, 22 lienzos originales de Freud en la Wallace Collection. Las muestras ayudan a descifrar diferentes aspectos del proceso creativo del m¨¢s importante exponente brit¨¢nico de la pintura figurativa.
Hay una acci¨®n coordinada para romper uno de los mitos que envuelven la figura de Lucian Freud. Las dos exposiciones inauguradas en Londres ir¨¢n acompa?adas el pr¨®ximo mes de junio del estreno en televisi¨®n de un documental realizado con entrevistas a amigos y conocidos.
Incansable a sus 81 a?os, y con m¨¢s de seis d¨¦cadas manejando irreverentemente el pincel, el pintor brit¨¢nico de origen alem¨¢n arrastra una fama de recluso que, de acuerdo con sus conocidos, no le hace justicia. Se la gan¨® por su reticencia a participar en el juego medi¨¢tico: la constante negativa a acudir a las inauguraciones de sus exposiciones o su oposici¨®n a participar en debates p¨²blicos o conceder entrevistas.
Freud protege su intimidad de la misma forma en que tambi¨¦n crea una aureola de privacidad en torno a las personas que aparecen en sus cuadros. Elige sus modelos en funci¨®n de "impulsos", seg¨²n admiti¨® en una ocasi¨®n, y recurre a familiares, amigos y artistas conocidos. Muchos de ellos romper¨¢n el velo de silencio sobre su experiencia posando para el maestro del desnudo en un documental que una cadena de televisi¨®n brit¨¢nica tiene previsto estrenar en junio. El protagonista, sin embargo, no participar¨¢ en este intento por romper el mito de la reclusi¨®n, realizado por su bi¨®grafo oficial, William Feaver, y Jake Auerbarch, hijo de su amigo, el tambi¨¦n pintor figurativo Frank Auerbach.
De momento, David Dawson, ayudante de Freud, ha abonado el camino. Conoci¨® al inquisidor de la figura humana en 1990, reci¨¦n licenciado del Royal College of Art, y desde entonces posa y trabaja para ¨¦l. De su primera visita al estudio de Freud recuerda "un espacio con muy pocos muebles. Una butaca, una cama y un caballete, pero lleno de vida, pintura e ideas". En el mismo decorado capt¨® con su c¨¢mara a Freud inmerso en su trabajo en una serie de fotograf¨ªas que se exhiben hasta el pr¨®ximo 1 de agosto en la National Portrait Gallery de Londres.
En estas im¨¢genes, Freud abre su universo privado al p¨²blico. Pese a la fragilidad de su figura, clava su mirada en la c¨¢mara con aire retador. Con la brocha en alto y el delantal sujeto por el cintur¨®n del pantal¨®n, recuerda a un carnicero. Pero en su caso, escruta miradas, expresiones y materia humanas hasta descubrir la esencia de cada modelo.
Las fotograf¨ªas desvelan secretos, tanto del estudio como del proceso creativo del pintor. Freud encuadra regularmente a sus modelos entre un suelo de madera y paredes desnudas. A veces duermen sobre la cama, en otras ocasiones descansan en un sof¨¢ o se acomodan sobre un mont¨®n de s¨¢banas. Dan siempre la sensaci¨®n de habitar un espacio fr¨ªo, sobrio, ordenado, limpio.
La huella de Freud brota en cada rinc¨®n de sus dos estudios londinenses, donde trabaja d¨ªa y noche, de acuerdo a la disponibilidad de sus modelos, que posan una media de 120 horas por cuadro. Marcas de brochazos cubren los marcos y paneles de las puertas, tambi¨¦n las paredes, y gotas de pintura ensucian las tablas del suelo en los escasos metros que no est¨¢ cubierto con telas usadas. En una fotograf¨ªa, la modelo posa para Freud delante de un trozo de papel de embalar que tapa las manchas de pintura de la pared. Se respira un caos similar al del estudio del desaparecido Francis Bacon, que se traslad¨® minuciosamente a un museo de Dubl¨ªn hace a?os. La ¨²nica diferencia visible en el ¨¢mbito de trabajo de ambos genios es la ausencia de recortes, revistas, fotograf¨ªas y libros en el estudio de Freud. La causa est¨¢ relacionada con sus respectivas t¨¦cnicas. Freud pinta en contacto con modelos, mientras que Bacon se apoyaba en su imaginaci¨®n o en material publicado.
Para comprender la muestra de Dawson es imprescindible visitar tambi¨¦n la exposici¨®n de los cuadros originales de Freud, que se exhiben en la Wallace Collection de Londres antes de viajar, el pr¨®ximo 28 de abril, a la galer¨ªa Acquavella, de Nueva York. En una fotograf¨ªa, Freud est¨¢ pintando a su nieto Albie, lo que permite observar la fisonom¨ªa del ni?o con la expresi¨®n que de ¨¦l est¨¢ captando su abuelo. El busto de Albie, con la mirada baja como absorto en sus recuerdos y preocupaciones, destaca entre los 22 lienzos exhibidos en la galer¨ªa Wallace.
Con los maestros del pasado
Desde la ¨²ltima retrospectiva de Freud, que visit¨® Barcelona en el oto?o de 2002, el octogenario pintor ha producido 22 pinturas y grabados, de peque?o y gran formato. En su mayor¨ªa son retratos de familiares y amigos, entre ellos un abatido Andrew Parker Bowles, ex marido de Camilla Parker (amiga del pr¨ªncipe Carlos de Inglaterra), vestido con toda la parafernalia militar.
Freud retorna en sus ¨²ltimos trabajos con punzante incisi¨®n a los desnudos solitarios o acompa?ados por sus galgos ingleses. Vuelve tambi¨¦n a captar la silueta de sus perros y, curiosamente, en estos dos ¨²ltimos a?os, sale de su estudio en busca de un motivo cl¨¢sico en la pintura inglesa: el caballo. Freud se centra, sin embargo, en la representaci¨®n de los cuartos traseros del animal, que, seg¨²n su bi¨®grafo William Feaver, "llevaba tiempo buscando entre sus amigos propietarios". Fruto del agobiante calor del verano pasado son varios paisajes de su jard¨ªn londinense. Entre la frondosa vegetaci¨®n reproduce la tumba de su fiel can, Pluto.
Freud demuestra su talante retador al exponer sus cuadros en la Wallace, morada por antonomasia del coleccionismo ingl¨¦s victoriano. ?l mismo eligi¨® no s¨®lo la sede, sino incluso la ubicaci¨®n exacta de la exposici¨®n: su m¨¢s reciente creaci¨®n se exhibe en una habitaci¨®n contigua al gran sal¨®n de la galer¨ªa donde cuelgan obras de Vel¨¢zquez, Murillo, Tiziano y Rubens. A Freud no le asustan las comparaciones con los maestros del pasado. "Las conexiones son incre¨ªbles", ha comentado Rosalind Savill, directora de la exquisita colecci¨®n Wallace.
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