Los 'sin tierra' de Argentina
Un activo movimiento campesino saca a la luz el problema de la propiedad en varias provincias
Un informe demoledor de la Secretar¨ªa de Derechos Humanos del Ministerio de Justicia de Argentina desencaden¨® esta semana la intervenci¨®n federal de la provincia de Santiago del Estero y la detenci¨®n del matrimonio Ju¨¢rez, paradigma del caudillismo que detent¨® el poder en aquel territorio durante m¨¢s de 40 a?os. El documento detalla la impunidad con la que se han violado los derechos m¨¢s elementales en una provincia desconocida para la mayor¨ªa de argentinos. De los numerosos agravios, el informe presta atenci¨®n especial a las amenazas y confiscaciones de tierras a los campesinos que las trabajan. Uno de los autores del informe es Pablo Lanusse, ex secretario de Justicia y actual interventor provincial, designado por el Gobierno federal.
La poblaci¨®n campesina de Santiago del Estero es la m¨¢s numerosa de toda Argentina. El 45% de los santiague?os trabaja en el campo. La pol¨ªtica industrial ha brillado por su ausencia bajo el reinado de Carlos Ju¨¢rez y de Mercedes Nina Aragon¨¦s de Ju¨¢rez. Un ejemplo: la empresa sueca de camiones Scania renunci¨® a abrir una planta en Santiago del Estero y se instal¨® en la vecina Tucum¨¢n, ante los obst¨¢culos y elevados impuestos que exig¨ªa el Gobierno de Ju¨¢rez.
La salida a la luz de los sin tierra argentinos tiene que ver con la existencia de un movimiento campesino vigoroso. El Mocase (Movimiento Campesino de Santiago del Estero) naci¨® a finales de los a?os ochenta. Hoy agrupa a unas 10.000 familias de seis miembros cada una, de promedio. Est¨¢ organizado en ocho centrales repartidas en gran parte del territorio provincial y articulado con organizaciones campesinas de otras provincias como Jujuy, C¨®rdoba, Mendoza, Misiones, Rioja y Buenos Aires.
Salvando las distancias, el Mocase tiene puntos en com¨²n con los sin tierra de Brasil. Su objetivo es la propiedad de la tierra, pero no el ¨²nico. "Nos interesa proteger el monte para dejarlo en condiciones para nuestros hijos", dice Belindo ?vila, en el cuartel general del movimiento en la localidad de Quimil¨ª, al este de la provincia. El problema viene de lejos. Entre 1890 y 1940, grandes extensiones de montes v¨ªrgenes santiague?os fueron devastadas y acabaron con el inmejorable quebracho colorado, usado para las v¨ªas f¨¦rreas. Cuando el bosque se agot¨®, las empresas que explotaban la madera se marcharon y empezaron las grandes ventas de tierras. "Casi todas las operaciones, ventas, remates y subastas p¨²blicas se hicieron en Buenos Aires. El campesino se quedaba en Santiago del Estero y no se enteraba de las operaciones de compra-venta en las que se entregaba el t¨ªtulo de propiedad, pero no la posesi¨®n", explica Luis Horacio Santucho, abogado del Mocase. "La posesi¨®n es m¨¢s importante que tener papeles o t¨ªtulos de dominio. Los campesinos son habitantes ancestrales de estos lugares. Los registros de la propiedad, la direcci¨®n de catastro de la provincia, la direcci¨®n de colonizaci¨®n, son entes que no tienen m¨¢s de 100 a?os".
Los nuevos propietarios van a la polic¨ªa con una escritura y una orden judicial, y tratan de expulsar a los campesinos que trabajan la tierra. "Cuando no exist¨ªa el Mocase, llegaban directamente las excavadoras y proced¨ªan al desalojo. Ahora, los propietarios buscan un acuerdo que consiste en la entrega de una peque?a cantidad de tierras a los campesinos", dice Santucho.
Un ciclo h¨²medo que empez¨® en la ¨²ltima d¨¦cada ha provocado un corrimiento de la frontera agr¨ªcola. Tierras que estaban poco valoradas, en la periferia de la provincia, atraen a compradores ante la alta rentabilidad de la soja, que se ha convertido en el oro verde de Santiago del Estero. El cultivo intensivo de la soja transg¨¦nica, que demanda grandes extensiones de tierra donde se utilizan agroqu¨ªmicos y fertilizantes prohibidos, ha provocado una gran controversia. Algunos especialistas aseguran que la eliminaci¨®n de algunas plagas no impide que aparezcan otras, y advierten que el cultivo intensivo de soja no da respiro al suelo que acaba desertific¨¢ndose. Otros sostienen que los efectos medioambientales del cultivo de la soja a gran escala todav¨ªa no se conocen.
El conflicto estaba cantado. La llegada de los nuevos propietarios con escrituras compradas en la capital provincial o en Buenos Aires tropez¨® con la resistencia de muchos campesinos que trabajan la tierra desde hace d¨¦cadas. El Mocase ha denunciado la presencia de paramilitares armados en el campo. A 40 kil¨®metros de Quimil¨ª, una veintena de campesinos expulsados monta guardia a las puertas de una propiedad de m¨¢s de 2.000 hect¨¢reas que ha sido adquirida por Carlos Morell, un empresario de la vecina provincia de C¨®rdoba.
'Mis Quijotes con faldas'
Es el brazo armado de la ex gobernadora Mercedes Nina Aragon¨¦s. La Rama Femenina del Partido Justicialista (peronista) creada en los ochenta: varios miles de mujeres, fieles hasta la muerte, que controlan los subsidios, trabajan en los comedores populares y enarbolan carteles con un coraz¨®n y la palabra Nina en las manifestaciones. A la jefa le gustaba llamarlas Mis Quijotes con faldas. La expresi¨®n no es en vano. En Santiago del Estero ninguna empleada p¨²blica puede acudir al trabajo en pantalones. ?rdenes de la se?ora gobernadora, que se presentaba como luchadora por los derechos de la mujer. Por si acaso, la primera autoridad s¨®lo despachaba y recib¨ªa en su despacho a ciudadanos de su mismo sexo. De los varones se encargaba su marido, Carlos Ju¨¢rez, el eterno caudillo-gobernador que se convirti¨® en ministro de Econom¨ªa provincial para protegerse de la justicia.
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