Un PP continuista
El congreso del PP se adelantar¨¢ al pr¨®ximo oto?o, seg¨²n inform¨® ayer Mariano Rajoy tras la reuni¨®n del Comit¨¦ Directivo de su partido. Ser¨¢ entonces, tras las europeas de junio, cuando el sucesor de Aznar tenga ocasi¨®n de someter a refrendo interno -ya que no lo ha habido externo- el liderazgo adquirido por designaci¨®n. De momento, la sombra de Aznar sigue planeando sobre ese partido, del que contin¨²a siendo presidente y cuya nueva Junta Directiva es m¨¢s aznarista que cualquier otra cosa.
El nuevo n¨²mero dos, ?ngel Acebes, ya fue el candidato a la sucesi¨®n favorito de quienes quer¨ªan que siguiese Aznar, y del resto, tan s¨®lo Ana Pastor puede ser vista como un fichaje personal de Rajoy. Sobre este equipo planea tambi¨¦n la posibilidad de una reapertura del debate sucesorio si el PP obtiene un mal resultado en las europeas. Una nueva derrota, como pronostican las primeras encuestas, ser¨ªa peligrosa para el liderazgo de Rajoy y podr¨ªa abrir un enfrentamiento entre los partidarios de una l¨ªnea m¨¢s dura -m¨¢s aznarista- y los m¨¢s centristas. Rodrigo Rato podr¨ªa ser el hombre providencial para estos ¨²ltimos, en el caso de que no sea nombrado director del FMI.
Hacia 1995, Aznar alardeaba de poder hablar tranquilamente en la universidad, mientras que a Felipe Gonz¨¢lez los estudiantes le abucheaban. El pasado d¨ªa 12, acosado por una parte de los participantes en la manifestaci¨®n antiterrorista de Barcelona, Rato exclamaba: "Cu¨¢nto nos odian". A pesar del comportamiento injusto de esos manifestantes, que culpaban al Gobierno de los atentados islamistas, es un mal s¨ªntoma que nadie con peso entre los dirigentes del PP se haya preguntado el porqu¨¦ de un rechazo tan radical, tras ocho a?os en el poder y pese a conservar un gran apoyo electoral. La actitud de desprecio hacia quien no compartiera sus criterios, transmitido por el aznarismo en los ¨²ltimos tiempos -en particular desde el anuncio de que su l¨ªder no volver¨ªa a presentarse-, el sectarismo con que ha comprometido valores como la unidad frente al terrorismo o el sincomplejismo que le alej¨® del centro en materias sensibles, deber¨ªan ser considerados como motivos latentes que afloraron tras el 11-M.
El sondeo publicado en EL PA?S el pasado domingo indica que, si bien la mayor¨ªa aprecia la deportividad con que el PP ha aceptado su derrota, sus explicaciones sobre las causas de la misma obtienen escaso eco. La b¨²squeda de culpables exteriores mediante teor¨ªas conspirativas tiene la dificultad de que retrasa la necesaria reflexi¨®n sobre los errores propios. Cuanto antes emprenda el PP el camino de regreso al centro, m¨¢s pronto estar¨¢ en condiciones de ejercer la oposici¨®n con eficacia y de ser visto de nuevo como alternativa realista.
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