Baraja tira del Valencia en Burdeos

Ni siquiera hubo de brillar especialmente. Le bast¨® a Baraja con echarse el equipo a la espalda al comenzar la segunda parte, pedir y pedir la pelota, insistir en el reparto del juego a una parte y a otra hasta que, finalmente, resolvi¨® en una acci¨®n individual. Vio un pasillo en el balc¨®n del ¨¢rea francesa, penetr¨® con firmeza y dispar¨® con la misma convicci¨®n. Cambi¨® un partido muy empinado. En otro Valencia repleto de suplentes, floj¨ªsimo en la primera parte, el capit¨¢n Baraja entendi¨® cu¨¢l deb¨ªa ser su protagonismo. Acompa?ado, eso s¨ª, por la ayuda de Sissoko en la recuperaci¨®n de balones. Y tambi¨¦n por el t¨¦cnico, Rafa Ben¨ªtez, que a medida que fue cambiando a jugadores de posici¨®n, su equipo fue entrando cada vez m¨¢s en el encuentro. No le qued¨® m¨¢s remedio a Ben¨ªtez que rescatar del banquillo a algunos de sus titulares para recuperar la eliminatoria. Entr¨® Mista, m¨¢s tarde Carboni y, as¨ª s¨ª, el Valencia firm¨® su tremenda superioridad ante el Girondins. Un adversario m¨¢s bien brusco, de pocos recursos, en el que tan s¨®lo los espa?oles Celades y Riera dieron un toque de distinci¨®n.

Al principio, el Girondins hizo trizas al Valencia por una brecha que descubri¨® en la derecha. Ben¨ªtez le hab¨ªa dado descanso a Carboni y como lateral izquierdo ubic¨® a Garrido, quien, poco habituado a la tarea, pas¨® un mal trago. Acrecentado por las broncas procedentes de Pellegrino, que no daba cr¨¦dito a lo mal que estaban defendiendo. En parte obligado por las lesiones, en parte por su prioridad por la Liga, Ben¨ªtez dispuso un conjunto muy limitado, sobre todo en ataque, con pocas esperanzas de enlazar tres pases seguidos. Confiaba de nuevo en su fortaleza defensiva, pero esta vez, excluido Carboni, se cay¨® el castillo. Claro que nadie contaba con que errara Ca?izares, al que se le escurri¨® un bal¨®n aparentemente sencillo de detener. Un disparo de falta desde la derecha, a pie cambiado, del zurdo Riera. Hasta el propio extremo izquierdo mallorqu¨ªn del Girondins tard¨® en reaccionar. Tard¨® en darse cuenta de que, efectivamente, hab¨ªa marcado. Su quinto tanto en la Copa de la UEFA, lo que sit¨²a entre los mejores anotadores del torneo. El fallo de Ca?izares se debi¨® quiz¨¢s al constante cambio de luz por el sol que hubo en el estadio y que en ese momento le influy¨®. O al nuevo bal¨®n que se usar¨¢ en la Eurocopa, m¨¢s dif¨ªcil de controlar y que Ben¨ªtez critic¨® con dureza.

El choque tambi¨¦n se endureci¨® sin aparente motivo. O tal vez s¨ª. El medio centro brasile?o Eduardo Costa no necesit¨® m¨¢s de un minuto para hacer honor a la fama que lo preced¨ªa: de una patada mand¨® a Rufete a la banda, a ser atendido por el m¨¦dico de su equipo. El encuentro se fue enmara?ando hasta que Mavuba agredi¨® a Sissoko, que yac¨ªa en el suelo, en el minuto 26. Lo vio el ¨¢rbitro, as¨ª que el Valencia jugar¨ªa con uno m¨¢s un largo tramo. No ten¨ªa m¨¢s remedio que atacar. Y descubrir sus agujeros ofensivos. Desasistido y desacertado anduvo Oliveira, que no dio pie con bola. Lo mismo puede decirse de Xisco, que entraba por la izquierda. El Valencia, en suma, dio una imagen lamentable en el primer periodo.

Tras el descanso, Ben¨ªtez zarande¨® a los suyos. Dio paso a Canobbio como media punta para tratar de enganchar m¨¢s con el ataque. Pero el uruguayo, al principio, estuvo tan dormido como sus compa?eros. Sin pizca de energ¨ªa. De hecho, el Girondins disfrazaba su inferioridad num¨¦rica con la profusa presencia de los dos espa?oles, los mejores junto al joven Chamkh, un delantero marroqu¨ª de 19 a?os de elegante zancada.

Los buenos trazos de Baraja en el inicio de la elaboraci¨®n se perd¨ªan en la nada. En la falta absoluta de profundidad. As¨ª que el t¨¦cnico se cans¨® de Oliveira e introdujo al inspirado Mista. M¨¢s tarde entr¨® Carboni. E inmediatamente despu¨¦s, mientras el lateral italiano tomaba posesi¨®n, hubo un despiste en la zaga francesa que aprovech¨® Sissoko. Cedi¨® a Baraja y ¨¦ste arranc¨® solo por el centro del ¨¢rea, encar¨® al portero Ram¨¦ y clav¨® la pelota ajustada a la escuadra. El Valencia recobr¨® el orden natural de su juego. Carboni apuntal¨® la banda, Baraja acentu¨® su manejo en el centro del campo y Mista abri¨® los huecos suficientes para ganar el partido. Por uno de ellos penetr¨® Canobbio, regate¨® al portero y dispar¨® al poste. El rechace lo remach¨® Rufete, dejando el camino del Valencia expedito hacia las semifinales de la Copa de la UEFA, una cita a la que no acude desde hace 40 a?os.