El ni?o que supo reinar
Jos¨¦ Luis Villaca?as, catedr¨¢tico de Filosof¨ªa Moral y Pol¨ªtica de la Universidad de Murcia, que ya hab¨ªa publicado una serie de excelentes monograf¨ªas dentro del campo de su especialidad, entre otras las dedicadas a Immanuel Kant en el contexto revolucionario de finales del siglo XVIII y a la filosof¨ªa del idealismo alem¨¢n, se adentra ahora en un territorio m¨¢s alejado de su ¨¢mbito acad¨¦mico y nos ofrece una biograf¨ªa de uno de los grandes personajes de la Espa?a medieval, Jaime I el Conquistador.
Por ello, el autor, consciente de haber entrado en un terreno donde ¨²ltimamente el intrusismo ha perpetrado innumerables atentados en forma de libros descabellados sin ning¨²n fundamento documental o de narraciones noveladas de nulo valor ni literario ni historiogr¨¢fico, dedica unas p¨¢ginas a justificar su empresa, alegando su conocimiento de los grandes repertorios documentales del reinado, la ausencia de una biograf¨ªa suficiente (pese a la valiosa Vida de Jaume I el Conqueridor publicada en 1958 por Ferr¨¢n Soldevila) y la necesidad de presentar un estado solvente de la cuesti¨®n despu¨¦s de las ¨²ltimas investigaciones realizadas por los especialistas. A tales argumentos, habr¨ªa que a?adir su amplia sabidur¨ªa human¨ªstica y su pasi¨®n controlada por el personaje, vinculada en parte a su experiencia al servicio de la Generalitat valenciana. Aunque la justificaci¨®n final viene dada por el resultado, que no es otro sino la mejor biograf¨ªa que se haya escrito sobre el monarca aragon¨¦s.
JAUME I EL CONQUISTADOR
Jos¨¦ Luis Villaca?as
Espasa Calpe. Madrid, 2003
820 p¨¢ginas. 34 euros
Un rey cuya trascendente
obra pol¨ªtica y militar se da la mano con unas cualidades personales excepcionales y con una sugestiva trayectoria vital, aut¨¦nticamente novelesca, tal como queda reflejada en su Llibre dels Feyts, que adem¨¢s supuso la consagraci¨®n del catal¨¢n como lengua literaria. Nacido en Montpellier, con cinco a?os quedar¨¢ hu¨¦rfano, tras la derrota y muerte de su padre en la batalla de Muret defendiendo a los albigenses, y a los seis ser¨¢ jurado rey de Arag¨®n por las Cortes reunidas en L¨¦rida, dando as¨ª comienzo a un gobierno de m¨¢s de sesenta a?os en cuyo transcurso la Corona de Arag¨®n sufri¨® una transformaci¨®n decisiva, incluyendo la incorporaci¨®n de dos nuevos reinos, cuya conquista dar¨ªa al monarca el sobrenombre con el que ha pasado a la historia.
Jaime I no s¨®lo duplicar¨ªa los territorios aragoneses con la suma de Mallorca y Valencia, sino que resolver¨ªa diplom¨¢ticamente, y de modo duradero, los litigios de fronteras, tanto con Castilla (gracias a los tratados de reparto del reino de Murcia) como con Francia, renunciando a sus derechos sobre Provenza pero reafirmando su posesi¨®n de los condados catalanes de Rosell¨®n, Cerda?a, Conflent y Vallespir. Y a¨²n le quedar¨ªa tiempo para emprender la cruzada a Tierra Santa, por m¨¢s que su flota fuese dispersada por la tempestad a la altura de Aig¨¹es Mortes. Pese a los logros p¨²blicos, el libro no olvida la vida privada, tambi¨¦n llena de episodios singulares, como no pod¨ªa ser menos en un hombre que naci¨® en medio de la tormenta de la guerra contra los c¨¢taros y que vivi¨® rodeado de intrigas, algunas urdidas por sus propios hijos, como la del bastardo Fernando, finalmente asesinado por su hermanastro Pedro, el futuro rey de Arag¨®n. Conquistador tambi¨¦n en otros terrenos, se cas¨® primero con Leonor de Castilla (hija de Alfonso VIII) y luego (tras la anulaci¨®n por consanguinidad) con Violante de Hungr¨ªa, pero mantuvo otras diversas relaciones, las m¨¢s estables con Teresa Gil de Vidaura y con Berenguela Alfonso, un apasionado amor oto?al tambi¨¦n acechado por la sombra del incesto.
Por ¨²ltimo, el autor resalta algunos rasgos del reinado que lo vinculan con las preocupaciones del presente. Jaime I dot¨® de una amplia autonom¨ªa a los territorios incorporados, que se rigieron por aparatos institucionales propios, sin menoscado de la solidaridad debida al conjunto de la Corona de Arag¨®n. Y del mismo modo supo aunar una pol¨ªtica tendente al afianzamiento de la Corona de Arag¨®n con una b¨²squeda del entendimiento con los otros reinos peninsulares a fin de conseguir un mejor equilibrio en el mundo hispano y con una decidida proyecci¨®n exterior hacia la Europa de San Luis de Francia y de Federico II de Alemania. ?Ser¨¢ la de Jaime I una lejana voz del pasado apta para nuestros tiempos?
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