Superviviente de la ¨®pera flamenca
A sus 87 a?os de edad, Juan Valderrama era el decano de los cantaores. Comenz¨® a trabajar con la Ni?a de La Puebla cuando apenas era adolescente, es decir, que llevaba ?m¨¢s de setenta a?os! en los escenarios. Su ¨¦poca de mayor popularidad fue la que dedic¨® a la canci¨®n espa?ola dejando de lado el flamenco, al que volvi¨® despu¨¦s.
Se le considera consecuencia postrera del marchenismo y la ¨®pera flamenca, como lo fueran Porrina de Badajoz o la misma Ni?a de La Puebla. Y el ¨²nico superviviente de toda una era, pues cant¨® pr¨¢cticamente hasta caer postrado en su lecho de muerte. Opacidad vital es la nota que caracterizaba, afirmaba el flamenc¨®logo Anselmo Gonz¨¢lez Climent, a Pepe Marchena, Porrina y Valderrama, "debido sobre todo a un absorbente juego esteticista y a una desmedida pacificaci¨®n de las formas flamencas. (...) Todos igualmente encadenados a una equ¨ªvoca interpretaci¨®n del valor equilibrio-sobriedad".
El arte de Juanito Valderrama ha sido ensalzado o vilipendiado, como ocurre siempre con los operistas. Ricardo Molina -tan mairenista, tan gitanista- le respetaba; Fernando Qui?ones, en cambio, le trat¨® despiadadamente, incluy¨¦ndole en el grupo de cantaores responsable de la falta de autenticidad de muchos g¨¦neros, "filoxera de gorgoritos y repipieces que nada tienen que ver con el cante por alegr¨ªas ni con ning¨²n otro cante puro que pueda llamarse tal".
Ni tanto, ni tan calvo. Juanito Valderrama fue un estimable cantaor, con amplio conocimiento de los estilos, aunque en demasiadas ocasiones deriv¨® hacia un abuso de los vicios que menos nos gustan en el cante, como las coplas de poes¨ªa ramplona de que era autor, los recitados lacrim¨®genos, el cruce y la mezcla de g¨¦neros...
Todo ello explica la diversidad de criterios en que siempre nos hemos movido los especialistas a la hora de juzgar a este cantaor que, hay que dejar constancia de ello, cont¨® siempre con adictos incondicionales. Donde mejor sonaba, a mi juicio, era en las familias de cantes donde la melod¨ªa primaba sobre el grito, es decir, los cantes por malague?as y estilos afines, los cantes minero-levantinos, los cantes de influencia americana (mal llamados de ida y vuelta). En cualquier caso, ha desaparecido una indiscutible personalidad de la canci¨®n espa?ola y del cante flamenco.
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