La Caixa cumple cien a?os como l¨ªder
La caja catalana es hoy la primera del sector y la tercera entidad financiera espa?ola
El 16 de abril de 1904, despu¨¦s de dos a?os de dif¨ªciles gestiones, La Caixa iniciaba su andadura con una solemne inauguraci¨®n en el Palacio de Bellas Artes, en Barcelona, bajo la presidencia del rey Alfonso XIII. Al acto asistieron representantes de las siete entidades que hab¨ªan impulsado su creaci¨®n -Sociedad Econ¨®mica de Amigos del Pa¨ªs, Instituto Catal¨¢n de San Isidro, Fomento del Trabajo Nacional, Ateneo Barcelon¨¦s, C¨¢mara de Comercio, Liga de Defensa Industrial y Comercial y C¨ªrculo de la Uni¨®n Mercantil-, y una expectante representaci¨®n de 26 ateneos e institutos obreros.
La iniciativa fue la respuesta de las sociedades econ¨®micas barcelonesas, traumatizadas por la virulenta fogosidad de la huelga general que vivi¨® la ciudad del 16 al 23 de febrero de 1902. La protesta obrera por la jornada de nueve horas se hab¨ªa saldado con 12 muertos y 44 heridos. Las sociedades econ¨®micas promovieron una recogida de fondos para las v¨ªctimas y destinar el sobrante a la creaci¨®n de "cajas de retiro u otra instituci¨®n ben¨¦fica". De las 82.386 pesetas recaudadas, se destinaron 25.358 a las familias de muertos y heridos. El excedente, 57.028 pesetas, result¨® insuficiente para poner en marcha una nueva entidad. Un donativo de Alfonso XIII, de 25.000 pesetas, propiciado por el presidente del Gobierno, Antonio Maura, para recuperar el espacio pol¨ªtico en Catalu?a, fue determinante para la creaci¨®n de la caja.
En el acto inaugural, el presidente de Fomento y de La Caixa, Llu¨ªs Ferrer-Vidal, destac¨® que se trataba de una "obra de pacificaci¨®n social" para restaurar la paz y "garantizarla contra nuevas alteraciones". El inspirador intelectual del proyecto era Francesc Moragas, experto en seguros y profundo conocedor de instituciones sociales similares existentes en B¨¦lgica, Francia e Italia. El plan inicial de Moragas era crear un sistema de pensiones libre con aportaciones puntuales de los obreros como "primas ¨²nicas" con donativos voluntarios de los patronos y del Estado.
El desarrollo de este sistema privado de pensiones fue muy exiguo, por la escasa capacidad de ahorro de los obreros y la ¨ªnfima disposici¨®n de los patronos. Pero Moragas sigui¨® con su defensa de las pensiones y su acci¨®n fue decisiva en la creaci¨®n del Instituto Nacional de Previsi¨®n (INP) en 1908, origen del actual sistema de Seguridad Social espa?ol.
La Caixa social
La Caixa de Moragas se caracteriz¨® por un marcado acento social, una obsesi¨®n por el rigor en la contabilidad y la t¨¦cnica actuarial, el desarrollo de una cultura profesional y un ambicioso plan de expansi¨®n. En 1918, el fundador tuvo que dar su brazo a torcer y admitir que s¨®lo el sistema p¨²blico de pensiones era el viable. Entonces logr¨® la exclusiva para Catalu?a y Baleares de la gesti¨®n del retiro obrero. El resultado de su gesti¨®n fue espectacular: en 1920 ya era la primera caja de Espa?a. En 1935 gestionaba el 60% del ahorro catal¨¢n y el 25% del espa?ol. Un 20% de su balance lo constitu¨ªan los retiros obreros. Lo m¨¢s relevante es que, desde 1915, Moragas desarroll¨® una impresionante obra social, con instituciones como el Instituto de la Mujer que Trabaja, Instituto Catal¨¢n de Ciegos y el Sanatorio Antituberculoso. La Caixa tambi¨¦n financi¨® la construcci¨®n de decenas de escuelas y bibliotecas, casas baratas, cooperativas y edificios como la Maternidad, la Escuela Industrial o la Quinta de Salud la Alianza.
Todo esta realidad econ¨®mica y social fue barrida por la Guerra Civil. Los franquistas encarcelaron a su director, Josep Maria Boix, quien hab¨ªa logrado salvar los dep¨®sitos. La memoria popular conserva vivo el recuerdo de que La Caixa fue la ¨²nica instituci¨®n que devolvi¨® el dinero depositado antes de la guerra.
Con las nuevas autoridades, el director general, Enrique Lu?o, y el presidente, Miquel Mateu, La Caixa fue perdiendo cuota de mercado. La naturaleza de las cajas registr¨® un cambio sustancial en 1957, cuando pasaron a depender del Ministerio de Hacienda y se transformaron de sociedades ben¨¦ficas en entidades financieras. En este nuevo marco legal, la arraigada cultura profesional de la entidad propici¨® la implantaci¨®n de nuevos avances tecnol¨®gicos. La Caixa instal¨® su primer ordenador, un IBM 1410, en 1962, 10 a?os antes que la banca. A partir de los a?os cincuenta, desarroll¨® una intensa actividad constructora. En 1966 contaba ya con 14.000 viviendas.
Un gran banco
En 1976, el consejo, por iniciativa de su presidente, Narc¨ªs de Carreras, nombr¨® a Josep Vilarasau nuevo director general. Su llegada coincidi¨® con la de la democracia y el inicio de un profunda liberalizaci¨®n de la econom¨ªa. En 1977, el ministro de Econom¨ªa, Enrique Fuentes Quintana, igual¨® las competencias de las cajas a las de los bancos.
Vilarasau, un ingeniero con experiencia en la Administraci¨®n como director general de Pol¨ªtica Financiera y del Tesoro y en altos cargos en Telef¨®nica y Campsa, imprimi¨® una profunda transformaci¨®n de la caja. Cont¨® desde el primer momento con el apoyo del abogado del Estado Ricard Fornesa, que en 2003 acceder¨ªa a la presidencia, tras a?os de estrecha y firme colaboraci¨®n. El nuevo diretor general incorpor¨® a su nuevo organigrama a los j¨®venes economistas y juristas Josep Maria Samaranch Kirner, Ignasi Farreras, Josep Maria Carrau, Joan Maria Sol¨¤ o Juan Jos¨¦ Cuesta, que hab¨ªan destacado por su defensa del papel social y profesional de la entidad. El consejo de administraci¨®n tambi¨¦n se dinamiz¨® por la participaci¨®n activa de los representantes de personal, como Josep Maria Gasol.
Con la nueva organizaci¨®n, el nuevo director emprendi¨® un ambicioso plan de expansi¨®n por toda Espa?a, que super¨® las 1.500 oficinas en 1989. Este mismo a?o, La Caixa se fusion¨® con la Caixa de Barcelona y constituy¨® la primera entidad finaciera de Espa?a, despu¨¦s superada por las fusiones bancarias.
En los a?os ochenta, Vilarasau reforz¨® la direcci¨®n con la incorporaci¨®n de dos destacados profesionales: Isidre Fain¨¦ (1982) y Antoni Brufau (1988), actualmente directores generales de la entidad. Al comit¨¦ de direcci¨®n se incorporaron tambi¨¦n Antoni Massanell, Tom¨¢s Muniesa, Fernando Ram¨ªrez y Julio Lage.
El nuevo equipo directivo introdujo nuevos productos inspir¨¢ndose en las entidades americanas y potenci¨® las aplicaciones inform¨¢ticas. Aprovechando las autorizaciones de los primeros a?os, puso especial ¨¦nfasis en los seguros de prima ¨²nica, unos productos en los que la entidad forz¨® el l¨ªmite de la ley, lo que provoc¨® un tenso litigio con Hacienda.
La entidad financiera, cuya presidencia dej¨® Vilarasau en 2003 -hoy preside la Fundaci¨®n La Caixa-, contaba con un balance 80 veces mayor y una estructura comparable a la de un banco. La Caixa es hoy el gran banco de Catalu?a y el tercero de Espa?a. Su actual presidente, Ricard Fornesa, profundo conocedor de la instituci¨®n por su paso por la secretar¨ªa general y el consejo, ha anunciado su prop¨®sito de potenciar la vocaci¨®n social de la entidad.
De izquierda a derecha y de arriba abajo, Francesc Moragas, Llu¨ªs Ferrer-Vidal, Josep Maria Boix, Enrique Lu?o, Josep Vilarasau y Ricard Fornesa.
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