?pera cercana
Siguiendo la trayectoria del Cos¨ª fan tutte de 2002, esta producci¨®n del Institut Valenci¨¤ de la M¨²sica apuesta por una ¨®pera accesible y cercana. A saber: instrumentistas y cantantes locales, aunque algunos se muevan ya en circuitos m¨¢s amplios, escenograf¨ªa sencilla y apertura del g¨¦nero a espacios que faciliten su acceso a un p¨²blico nuevo. Planteamiento todo ¨¦l impecable, sin duda, aunque no todas sus concreciones resulten, como es l¨®gico, igualmente conseguidas.
La escenograf¨ªa de Carles Alfaro fue radicalmente escueta: una base escalonada en negro charolado, y una pantalla de fondo donde se proyectan colores diversos. Funcion¨® con correcci¨®n porque proporcion¨® un cierto andamiaje en el primer acto. En el segundo, sin embargo, al espectador que no conociera previamente la historia se le hurtaron elementos tan b¨¢sicos como la ubicaci¨®n del tercer cuadro en un cementerio, o del quinto en el palacio de Don Giovanni. No es necesario recurrir al cart¨®n-piedra, pero hay veces que se requiere una contextualizaci¨®n m¨¢s precisa, porque ilumina aspectos esenciales de la trama y, con ellos, el flujo global y el sentido del acontecer dram¨¢tico.
Don Giovanni
De Mozart. Con Josep M. Ram¨®n, Isabel Monar, Jos¨¦ Ferrero, M? Jos¨¦ Martos, Carlos L¨®pez, Augusto Val, Pilar Moral, Arno Weinl?nder. Orquesta Sinf¨®nica de Valencia. Director musical: Joan Cerver¨®. Director de escena: Carles Alfaro. Espai Moma. Valencia, 14 de abril.
Claro est¨¢ que dicho sentido, en el caso de la ¨®pera, no s¨®lo depende de la escenograf¨ªa, y tanto los cantantes como la orquesta deben tener claro el trayecto a seguir. La m¨²sica de este mozart se decanta m¨¢s hacia el drama que a la comedia. S¨®lo tres personajes (Leporello, Zerlina y Masetto) se sit¨²an propiamente en el terreno de la ¨®pera bufa. El compositor confiri¨® al resto un aliento intensamente tr¨¢gico, que va configur¨¢ndose desde las premoniciones de la obertura hasta un final donde el seductor es arrastrado al infierno, tras su obcecada negaci¨®n a arrepentirse. Ese trayecto dram¨¢tico fue muy bien dise?ado por Mozart, pero ni la orquesta ni la estrategia esc¨¦nica supieron reproducirlo como corresponde.
Las voces fueron, sin duda, lo mejor del espect¨¢culo. Alumnos, casi todos ellos, de Ana Luisa Chova, demostraron un bagaje que les permite asumir dignamente roles tan dif¨ªciles como ¨¦stos. Josep Miquel Ram¨®n hizo un Don Giovanni muy cre¨ªble, ni malo ni bueno, engolfado en su propio mito y dispuesto a condenarse antes que dar su brazo a torcer. Leporello, Zerlina y Masetto quedaron dibujados con colores simp¨¢ticos y terrenales. Donna Anna fue plasmada por Isabel Monar con los firmes recursos vocales que el personaje exige, mientras que Don Ottavio hubiera requerido, probablemente, una voz m¨¢s ligera. A Donna Elvira se la retrat¨® desde un ¨¢ngulo demasiado c¨®mico (el de la pesada aguafiestas), pero logr¨® recuperar al personaje en su aria m¨¢s dram¨¢tica (Mi
trad¨¬, quell'alma
ingrata). Por ¨²ltimo, la voz rotunda del Commendatore situ¨® la historia en el punto sin retorno donde el protagonista pagar¨¢ cara su ¨²ltima bravata.
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