Futuro prometedor
Buenos Aires est¨¢ a punto de ebullici¨®n. La coincidencia en el tiempo del Festival de Cine Independiente, con m¨¢s de 300 pel¨ªculas de todo el mundo en exhibici¨®n, las muestras de artes visuales y la Feria del Libro desplazan multitudes por la ciudad. "No busques m¨¢s, la noticia es que estamos vivos", dice un librero al cronista que husmea en las casetas.
Algo pasa, algo se mueve aqu¨ª. Con ¨¢nimo, asombro y alegr¨ªa de n¨¢ufragos arribados a una playa soleada, escritores, editores, lectores, ni?os, familias enteras, ciudadanos argentinos y decenas de turistas se reencuentran en los amplios pabellones de la Sociedad Rural Argentina, donde transcurre la edici¨®n n¨²mero treinta de la Feria del Libro de Buenos Aires.
En su discurso de apertura, el escritor argentino Abelardo Castillo se preguntaba: "?Qu¨¦ es cualquier libro de poemas, cualquier novela, cualquier tratado filos¨®fico, sino un hombre que habla con otro hombre?". Pues, de ser efectivamente as¨ª, miles de libros se est¨¢n escribiendo a cada paso en el rumor incesante de los pasillos. La euforia desborda hasta a los editores m¨¢s esc¨¦pticos. Hugo Lev¨ªn, ex presidente de la C¨¢mara del Libro y due?o de la Editorial Galerna, consultado ayer, no ten¨ªa dudas de que "¨¦sta ser¨¢ la mejor feria en muchos a?os. Se nota en el inter¨¦s del p¨²blico, en las consultas, en la participaci¨®n; adem¨¢s, hay algo m¨¢s de dinero para comprar. Cuando cierre, el 9 de mayo, se van a sorprender de los vol¨²menes de venta. Se espera casi un 40% m¨¢s que el a?o pasado".
El acto de apertura tambi¨¦n ser¨¢ recordado, en opini¨®n de la mayor¨ªa de los editores y del p¨²blico que sigui¨® la lectura estremecido de emoci¨®n, por el texto de Abelardo Castillo. El escritor rescat¨® a la feria como uno de los sitios de resistencia en los que se refugi¨® durante los ¨²ltimos 30 a?os. Aquella que "era, en alg¨²n sentido, m¨¢s entra?able que ¨¦sta. Ten¨ªa m¨¢s aspecto de campamento de gitanos que de Feria del Libro. Cualquiera que haya estado en ella recordar¨¢, antes que a Borges, S¨¢bato o Mujica L¨¢inez, el imperioso olor de los chorizos asados, aquella especie de calle de tierra al fondo, cerca de la v¨ªa, los chicos que se les perd¨ªan a sus madres". Ayer por la tarde, el escritor David Lodge, una de las visitas m¨¢s esperadas, junto con las del espa?ol Fernando Savater y el mexicano Carlos Monsivais, se encontrar¨ªa por primera vez con sus lectores en Argentina. Las colas para acceder al sal¨®n comenzaron dos horas antes.
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