Los testigos abandonan Bagdad
La inseguridad y los secuestros obligan a la mayor¨ªa de los periodistas occidentales a salir de Irak
"Usted es espa?ola. La vimos anoche en Al Yazira". El comentario del cajero de un supermercado de Bagdad caus¨® la preocupaci¨®n de esta informadora. Tan s¨®lo dos semanas antes, la an¨¦cdota hubiera dado lugar a una charla sobre la amistad entre Espa?a e Irak, y hubiera terminado compartiendo un t¨¦ all¨ª mismo sobre el mostrador. Pero en un momento en que los extranjeros -y los espa?oles muy en particular- se han convertido en objetivo de algunos grupos de la resistencia, no resulta muy halag¨¹e?o ser reconocida en la calle.
Todo cambi¨® el 4 de abril. Ese d¨ªa, el bulo de que las tropas espa?olas hab¨ªan detenido a un colaborador del l¨ªder radical chi¨ª M¨²qtada al S¨¢der desat¨® una violenta protesta frente a la base de Nayaf, donde se halla el destacamento espa?ol Al Andalus, y cualquier espa?ol pas¨® a ser persona non grata en el sur chi¨ª. En los d¨ªas siguientes, y mientras las tropas de Estados Unidos libraban en paralelo una operaci¨®n de castigo contra el feudo sun¨ª de Faluya, grupos de insurgentes sun¨ªes se lanzaron a la caza y captura del extranjero.
"Se ha acabado el periodismo en este pa¨ªs", sentenciaba esta semana un fot¨®grafo
En dos semanas, la generalizaci¨®n de los secuestros est¨¢ vaciando Irak de occidentales. Ya no es s¨®lo el riesgo de verse pillado en el fuego cruzado o ser tomados por colaboradores de las fuerzas de ocupaci¨®n. Ahora estamos en el punto de mira. Al menos un italiano ha muerto a manos de sus captores, medio centenar han pasado varios d¨ªas secuestrados y otros 15 siguen a¨²n en paradero desconocido. La lista macabra cambia d¨ªa a d¨ªa.
La amenaza no va espec¨ªficamente dirigida contra los periodistas. Hasta ahora, la mayor¨ªa de los secuestrados pertenecen a empresas que de un modo u otro trabajan en la reconstrucci¨®n de Irak. Algunas compa?¨ªas han decidido retirar a sus expertos; otras han paralizado sus transportes hasta que se aclare la situaci¨®n. Los diplom¨¢ticos, que llevan meses atrincherados tras los muros de sus embajadas, han reforzado la vigilancia y restringido sus movimientos. ?Y los periodistas? Como en el caso de los cooperantes, no podemos trabajar encerrados. Las ONG han optado por retirar discretamente a su personal extranjero a la espera de que se aclare la situaci¨®n. Los medios de comunicaci¨®n tienen m¨¢s complicado tomar una decisi¨®n as¨ª.
M¨¢s all¨¢ de la seguridad de sus trabajadores, hay dos consideraciones que a nadie se le pasan inadvertidas. En el caso de las grandes agencias de prensa y cadenas de televisi¨®n, est¨¢ la cuesti¨®n econ¨®mica. La venta de informaci¨®n e im¨¢genes mueve mucho dinero, y en este momento Irak es el centro del mundo. En ¨²ltima instancia, la honestidad profesional. Quedarse significa confiar la b¨²squeda de informaci¨®n a reporteros locales, no siempre bien preparados y m¨¢s propensos a las presiones de los grupos locales, y limitar el trabajo de los profesionales de plantilla a empotrados que acompa?an a los contendientes.
Los medios occidentales, sobre todo anglosajones, se empotran con los soldados estadounidenses y firman reportajes en Hilla, Nayaf o Faluya, desde detr¨¢s de la torreta de un tanque. Los medios ¨¢rabes potentes se empotran con la resistencia y filman ataques a convoyes y liberaciones de rehenes en directo. De ah¨ª la pol¨¦mica surgida entre el Pent¨¢gono y las cadenas ¨¢rabes Al Yazira y Al Arabiya. En la medida en que para Washington la resistencia iraqu¨ª es "el enemigo", la cobertura de ambos canales se ve como militante y tendenciosa. Desde el otro lado, la percepci¨®n es similar.
"Los medios extranjeros han exagerado el caso , en especial los medios proestadounidenses, para desviar la atenci¨®n de la cobertura de los cr¨ªmenes en Faluya", dice Muthana Hareth al Dari, portavoz del Comit¨¦ de los Ulemas, una de las m¨¢s altas instancias sun¨ªes de Irak y que ha intercedido en la liberaci¨®n de rehenes.
Entre unos y otros, el resto de profesionales de otros medios sin capacidad para tener una red de informadores locales, ni deseos de empotrarse. ?Qui¨¦n contar¨¢ lo que sucede si nos vamos? ?Qu¨¦ sentido tiene quedarse cuando no se puede salir de Bagdad e incluso dentro de la capital los movimientos est¨¢n cada vez m¨¢s restringidos?
"Se ha acabado el periodismo en este pa¨ªs", se apresuraba a sentenciar esta semana un fot¨®grafo deseoso de abandonar Irak cuanto antes. Durante los tres d¨ªas anteriores, el per¨ªmetro donde se hallan los hoteles Palestina, Ishtar Sheraton y otros m¨¢s peque?os hab¨ªa estado cerrado por las medidas de seguridad adoptadas en previsi¨®n de incidentes por el aniversario de la entrada en Bagdad del Ej¨¦rcito de Estados Unidos, el 9 de abril. Salir de all¨ª no era imposible, pero s¨ª muy complicado. Hab¨ªa que andar durante media hora, junto a un muro de hormig¨®n paralelo a la orilla del r¨ªo, para ir a dar casi un kil¨®metro m¨¢s all¨¢ a la ¨²nica bocacalle abierta al contacto con el resto de la ciudad. Muchos ni siquiera lo intentaron.
El riesgo es demasiado elevado. Se env¨ªa al conductor o al fixer (solucionador) a que busque noticias y declaraciones. "Evitad los desplazamientos innecesarios", recomiendan, cautelosas, las embajadas. ?Y qu¨¦ es necesario?
"Aqu¨ª ahora toca aguantar. A m¨ª me llega el relevo dentro de una semana y, como tengo material de los d¨ªas pasados, ya no salgo hasta que vaya al aeropuerto", anunciaba un reportero, convencido de que no merece la pena jug¨¢rsela. Pero muchos relevos no van a llegar. Los medios han decidido estudiar la situaci¨®n antes de enviar a m¨¢s periodistas a lo que cada vez se parece m¨¢s a una ratonera.
Los periodistas no se van de un pa¨ªs porque caigan bombas; los periodistas se van cuando no pueden informar.
La prensa iraqu¨ª, sin credibilidad
Doce meses despu¨¦s de la toma de Bagdad, los iraqu¨ªes carecen de medios de comunicaci¨®n nacionales con credibilidad. Se ha dejado atr¨¢s la etapa de los ¨®rganos de propaganda al servicio del r¨¦gimen, pero la mayor¨ªa de los peri¨®dicos que hay en la calle son ¨®rganos partidistas, cuando no directamente intoxicadores financiados desde el exterior.
Son habituales las historias no contrastadas sobre violaciones de ni?as por parte de soldados norteamericanos o que atribuyen a misiles estadounidenses los atentados con coches bomba. Este ¨²ltimo caso sirvi¨® de argumento para el cierre de El Portavoz de la Hawza, el peri¨®dico del l¨ªder radical chi¨ª M¨²qtada al S¨¢der.
M¨¢s all¨¢ de las falsedades y exageraciones est¨¢ el problema de la valoraci¨®n. Un ejemplo: el asesinato y posterior vejaci¨®n de los cad¨¢veres de cuatro escoltas norteamericanos en Faluya s¨®lo fue primera p¨¢gina en Azzaman, el diario m¨¢s profesional pero que se edita en Londres, y en Al Sabah, financiado por la Coalici¨®n. El resto s¨®lo recogi¨® esa noticia un d¨ªa m¨¢s tarde.
Los 250 peri¨®dicos que se publican en el pa¨ªs apenas si alcanzan unas ventas globales de 300.000 ejemplares, algo insignificante en un pa¨ªs de 25 millones de habitantes. La mayor¨ªa de los iraqu¨ªes se informan por la televisi¨®n. Y salvo en la zona kurda, donde 12 a?os de virtual independencia han desarrollado cadenas independientes, lo hacen a trav¨¦s de canales extranjeros como Al Yazira, Al Arabiya y, en menor medida, la iran¨ª Al Alam.
Un tercio de los hogares tienen antenas parab¨®licas. Pocos ven la ¨²nica televisi¨®n nacional, Al Iraqiya. Por aburrida y porque no se f¨ªan de su informaci¨®n, ya que est¨¢ en manos del Iraq Media Network, controlado por EE UU.
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