El campe¨®n Rossi se pone rom¨¢ntico
En su debut, el italiano lleva a Yamaha a un hist¨®rico triunfo que le estaba vetado desde 2002
Traspasada la meta, se baj¨® de la moto, se sent¨®, se recost¨® en una pared de neum¨¢ticos, empez¨® a sollozar con el casco a¨²n puesto, de manera que no se sab¨ªa si lloraba o re¨ªa, y se levant¨® para besar a su Yamaha. Valentino Rossi (Urbino, 1979), showman por excelencia, protagonista de decenas de divertidos episodios en multitud de llegadas, tantos como para ser conocido como il dottore, acostumbrado a ganar cada domingo (59 triunfos en 124 grandes premios), campe¨®n del mundo por excelencia (cinco t¨ªtulos en tres categor¨ªa diferentes), ofrec¨ªa en el circuito surafricano de Welkom, escenario del primer gran premio del a?o, la imagen del vencedor ne¨®fito. Justamente cuando sus miles de seguidores aguardaban un nuevo gesto burlesco o reivindicativo, otro gui?o a la condena de vencedor de la que siempre presumi¨®, apareci¨® la versi¨®n po¨¦tica del italiano, como si se hubiera reconciliado con el seguidor de toda la vida, el rom¨¢ntico, tal que acabara de ganar la primera carrera. "Ha sido la mejor prueba de mi carrera", corrobor¨® Rossi, "la m¨¢s bella, por lo que supone para mi y para el equipo".
El mejor piloto hab¨ªa convertido una moto perdedora en ganadora. Yamaha no triunfaba desde 2002, cuando Max Biaggi triunf¨® en Malaisia, y su ¨²ltimo t¨ªtulo, el logrado por Wayne Rainey, se remonta a 1992. En Welkom, sin embargo, la yamaha de Rossi puso en fila a siete hondas y a la ducati de Loris Capirossi. En s¨®lo tres meses de entrenamiento, con 4.000 kil¨®metros de rodaje, en un circuito bacheado y cuya altitud jugaba en su contra, Rossi fue capaz de llevar a la victoria a una moto que acab¨® s¨¦ptima en el pasado mundial.
Impecable en la puesta a punto, hasta el extremo que hab¨ªa sido el m¨¢s veloz en los ¨²ltimos cuatro ensayos, exist¨ªan dudas sobre el rendimiento de Yamaha en una carrera a 28 vueltas. El propio Rossi dec¨ªa que la moto se hac¨ªa ingobernable, que el neum¨¢tico delantero se degradaba muy deprisa y que el pilotaje resultaba m¨¢s complicado que el de una honda. As¨ª lo entend¨ªa Biaggi, que harto de ir siempre a rebufo -de Mick Doohan, de Kenny Roberts, de ?lex Crivill¨¦ y de Rossi-, plante¨® una carrera interesante, de mucho ritmo, rapid¨ªsima, ofreci¨¦ndose como el sucesor de Rossi, la alternativa de Honda en detrimento de Sete Gibernau, que se fue descolgando, v¨ªctima de la agitaci¨®n italiana y de las contradicciones de la marca, que prob¨® chasis, horquillas y basculantes, espantada por el avance de Yamaha -"no nos equivocamos en nada de lo que hacemos", vaticin¨® Rossi. Eliminado Gibernau, ganador en 2003 y que hizo un excelente tercer puesto, Biaggi esper¨® hasta las ¨²ltimas cinco vueltas para renovar su acoso a Rossi, cada vez m¨¢s hecho a la moto, vulnerable a la hora de negociar la curva, pero insuperable a la entrada de recta. En un duelo renovado entre dos pilotos eternamente rivales, Biaggi se puso durante tres giros por delante de Rossi. El cuerpo a cuerpo dur¨® hasta la pen¨²ltima vuelta. Tras desafiarse, tocarse y poner las motos en paralelo un rato, la yahama de Rossi se comi¨® a la honda de Biaggi en un interior precioso y terminal. Il dottore tir¨® hasta hacer in¨²til un ¨²ltimo esfuerzo de Biaggi y se apunt¨® un triunfo ¨¦pico que le ratifica en su convencimiento de que el piloto es m¨¢s decisivo que la moto (bati¨® el r¨¦cord de 23 podios seguidos en poder de Giacomo Agostini). Aunque Honda replicar¨¢ con su enjambre de pilotos, Rossi celebr¨® su debut con Yamaha con el mejor premio a su esfuerzo f¨ªsico, a su desgaste psicol¨®gico, a su osad¨ªa. Los l¨ªmites a Rossi s¨®lo se los fija ¨¦l mismo. No es extra?o que ayer se pusiera rom¨¢ntico y con ¨¦l, todo el motociclismo. Hay Mundial gracias a Rossi.
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