Nelson Freire debuta en el ciclo 'Grandes int¨¦rpretes' con un programa rom¨¢ntico

Dice que no corren buenos tiempos para el romanticismo. "Nuestra ¨¦poca no es nada rom¨¢ntica, es m¨¢s barroca y muy tecnol¨®gica; por eso estoy encantado de cumplir dentro de poco 60 a?os, porque lo que he vivido hasta ahora ha sido mucho mejor que lo que tenemos", asegura Nelson Freire, pianista brasile?o, que debuta hoy en el ciclo Grandes int¨¦rpretes, organizado por Scherzo y patrocinado por EL PA?S en el Auditorio Nacional de Madrid.

Quiz¨¢ por ese ayuno de romanticismo que toca guardar ahora, Freire, pianista c¨¢lido que vive entre R¨ªo de Janeiro y Par¨ªs y que no est¨¢ dispuesto a dejar su tr¨®pico de luz -"necesito ir all¨ª a respirar y refrescarme", dice-, ha elegido un programa radicalmente rom¨¢ntico para sus conciertos en Espa?a, que empezaron ayer en Bilbao, siguen hoy en Madrid y contin¨²an ma?ana en Zaragoza, el 23 en Le¨®n y el 25 en Oviedo. Lleva en primer lugar la sonata Les adieux, de Beethoven, seguida de una Fantas¨ªa de Schumann y de una pieza crucial en la segunda parte: los 24 Preludios de Chopin.

Estos Preludios son unas obras hacia las que Nelson Freire siente miedo, respeto, amor y reverencia, y que no interpretaba p¨²blicamente hace m¨¢s de 20 a?os. "Los aprend¨ª en el conservatorio y los tocaba a menudo. Nunca he dejado de hacerlo, aunque los interpretaba para m¨ª. Rubinstein nunca los toc¨® en p¨²blico tampoco, pero eran algunas de sus piezas favoritas. Para m¨ª es la mejor obra de Chopin". Para ¨¦l y para tantos otros, como Alfred Brendel, que lo dice pero que no se atreve a hacerlos en p¨²blico porque se cree incapaz de superar la versi¨®n que de ellos hizo Alfred Cortot en los a?os treinta. "Es verdad, es una visi¨®n ¨²nica", asegura Freire.

Por eso, por el peso hist¨®rico que le han ido aportando los grandes int¨¦rpretes y por muchas otras razones, Freire no puede relajarse nunca cuando debe enfrentarse a los Preludios. "Adem¨¢s, es una obra que desgasta, requiere un esfuerzo de concentraci¨®n enorme", afirma el pianista, que en el presente comparte la obsesi¨®n por los Preludios con otros pianistas latinoamericanos como la argentina Marta Argerich.