?Antitaurinos!
Que se convenzan los incr¨¦dulos y los fundamentalistas: el mal de esta fiesta reside en ella misma. De ella viven y se aprovechan los m¨¢s furibundos antitaurinos del globo. Que nadie, pues, se rasgue las vestiduras por acuerdos para la galer¨ªa, porque el verdadero enemigo est¨¢ dentro.
Si hubiera toros y toreros, bravura y heroicidad, nobleza y arte... Si hubiera emoci¨®n, nadie pondr¨ªa en duda su continuidad.
Pero esta fiesta trucada, esta mascarada, esta pantomima aburrida y desesperante provoca la huida de los aficionados y el enfado del p¨²blico, y favorece el caldo de cultivo para cualquier iniciativa contra el que, a todas luces, es un espect¨¢culo denigrante y sopor¨ªfero.
Pero los culpables son los que han acabado con el toro, con su fuerza, su casta y su codicia, y lo han convertido en un enfermo lastimoso que se arrastra por los suelos para verg¨¹enza de su propia historia.
Cebada / Valderrama, Liria, Encabo
Toros de Herederos de Cebada Gago (el 3?, devuelto), desiguales de presentaci¨®n, inv¨¢lidos, tullidos y descastados; el sobrero y el 6?, mansos y peligrosos. Domingo Valderrama: metisaca (palmas); media y un descabello (silencio). Pep¨ªn Liria: estocada (ovaci¨®n), estocada (vuelta). Luis M. Encabo: media baja (silencio); pinchazo, media tendida y un descabello (palmas). Plaza de la Maestranza, 19 de abril. 5? corrida de feria. Media entrada.
?Qui¨¦nes son los enemigos de la fiesta? ?Los que firman declaraciones o los que han extinguido el toro bravo? Si alg¨²n d¨ªa la fiesta de los toros desaparece, los ¨²nicos y verdaderos culpables ser¨¢n los taurinos.
El colmo fue lo de ayer. Y la confirmaci¨®n de que la epidemia se ha extendido por toda la caba?a. El mismo nombre de Cebada daba miedo pronunciarlo hace unos a?os, y hoy produce sonrojo. Antes, la bandera de la casta y la codicia; hoy, la verg¨¹enza de la invalidez.
?Qu¨¦ ha pasado en esa ganader¨ªa? ?Por qu¨¦ quienes se escandalizan ante acuerdos municipales no se preocupan por averiguar qu¨¦ ha ocurrido para que el toro serio y bravo de Cebada se haya convertido en una sombra de s¨ª mismo?
Pero es preferible, parece, sentirse encandalizados antes que denunciar las barbaridades que se hacen con el toro.
As¨ª las cosas, con la escoria de Cebada no era posible el triunfo. Y mira que ven¨ªan dispuestos los tres toreros, pero nada.
Valderrama ten¨ªa s¨®lo esta oportunidad y se la recordar¨¢n para no volver a ponerlo en los carteles. Lo intent¨® con torer¨ªa y una magn¨ªfica disposici¨®n, pero sus toros, moribundos, le cerraron la llave del ¨¦xito.
Liria se estrell¨® ante el segundo. Dispuesto a todo, embisti¨® literalmente al quinto para arrancarle muletazos que no ten¨ªa, y lo mat¨® en todo lo alto.
Y Encabo se presentaba en Sevilla, brind¨® al p¨²blico, pero se llev¨® el peor lote, los dos mansos y con peligro. Esquiv¨® como pudo los hachazos de su primero, y dud¨® mucho ante el sexto despu¨¦s de lucirse en banderillas.
Seguro que los taurinos culpar¨¢n a los toros. Pero llegar¨¢ el d¨ªa en que todos los llamen por su nombre: ?Antitaurinos!
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.