Los guetos gitanos tambi¨¦n entran en Europa
El paro y la falta de servicios convierten al 10% de la poblaci¨®n eslovaca en una minor¨ªa marginada
Un destartalado autob¨²s de l¨ªnea recorre los 30 kil¨®metros que separan Kosice, la capital del este de Eslovaquia, del pueblo de Michalovce, junto a la frontera con Ucrania. Ni siquiera los restos de nieve aten¨²an la fealdad de un paisaje surcado de chabolas inmundas, barrios de aluvi¨®n y descampados llenos de barrizales. Desde la ventanilla se observan grupos de chavales gitanos, algunos apenas ni?os, que acarrean le?a en peque?as vagonetas en medio de la niebla de un domingo de finales del invierno. Pavel Stefanik, el conductor del autob¨²s, est¨¢ muy acostumbrado a tratar con gitanos porque su ruta es muy utilizada por estos roman¨ªes que suponen algo m¨¢s del 10% de los cinco millones y medio de eslovacos y que se concentran, sobre todo, en los confines orientales del pa¨ªs. "A principios de cada mes, los gitanos suben mucho al autob¨²s porque acaban de cobrar la paga. Pero unos d¨ªas m¨¢s tarde se han gastado todos los subsidios sociales y ya tienen que trasladarse, a pie, de pueblo en pueblo. Son gentes que viven al margen de la sociedad y s¨®lo esperan la sopa boba del Estado". De mediana edad y rasgos claramente eslavos, Stefanik simboliza esta actitud con toques racistas y estereotipos que la mayor¨ªa de eslovacos adopta frente a sus compatriotas gitanos. Los chavales que deambulan por estos guetos de pobreza se limitan a contestar que se buscan la vida como pueden. "?Acud¨ªs a la escuela?" "S¨®lo cuando podemos", replican, mientras encogen los hombros con resignaci¨®n.
Sentado en una c¨¦ntrica cafeter¨ªa de Bratislava, trajeado y encorbatado, con un tel¨¦fono m¨®vil en las manos que no para de sonar y acompa?ado de dos guardaespaldas, Ladislav Fizik, presidente del autotitulado Parlamento roman¨ª, intenta representar al poder gitano. No obstante, muchos sectores de esta etnia, fragmentada en multitud de organizaciones y clanes, rechazan la representatividad de este organismo y lamentan que los gitanos no cuenten con ning¨²n diputado en el Parlamento eslovaco. "Claro que existe discriminaci¨®n en Eslovaquia", se?ala Fizik. "El racismo", a?ade, "se concreta en el desempleo, en la falta de viviendas dignas, en los problemas de escolarizaci¨®n... Ha habido brotes de violencia por el reciente recorte de las ayudas sociales, pero si el Gobierno eslovaco [una coalici¨®n de centro-derecha] no aborda soluciones, las protestas pueden agravarse. Los gitanos somos las v¨ªctimas sociales de la integraci¨®n en la UE y el Gobierno incumple las normas de respeto a los derechos de las minor¨ªas". Seg¨²n datos oficiales, unos 580.000 gitanos viven en Eslovaquia y, en opini¨®n de organizaciones roman¨ªes, unos 120.000 habitan, en guetos.
Los gitanos est¨¢n atrapados, desde la ca¨ªda del comunismo en 1989, en un c¨ªrculo infernal que pasa por la falta de formaci¨®n, las escasas posibilidades de empleo, la pobreza y el desarraigo. Y vuelta a empezar. En 1958, en plena etapa comunista en la antigua Checoslovaquia, los roman¨ªes fueron obligados por decreto a abandonar su tradicional vida n¨®mada y a establecerse en residencias fijas, al tiempo que todos los ni?os y adolescentes en edad escolar deb¨ªan acudir a clase. La asistencia a las aulas era vigilada por las autoridades, que impon¨ªan incluso multas a los padres si los hijos hac¨ªan novillos.
Con apenas 30 a?os, Erika Adamova, una gitana con t¨ªtulo universitario, coordina en Kosice un centro cultural para chavales de su etnia y ofrece un diagn¨®stico de los retrocesos que ha sufrido su pueblo. "El capitalismo salvaje ha dejado a los gitanos fuera del sistema", comenta, "y los despidos masivos tras los cierres de grandes empresas metal¨²rgicas o de armas en el este de Eslovaquia han afectado, sobre todo, a los roman¨ªes. Desde la independencia en 1993, las ayudas sociales se han reducido y el paro ha aumentado. Si en el conjunto de Eslovaquia el desempleo puede alcanzar el 17%, entre los gitanos ese porcentaje se dispara. Algunos empresarios aceptan contratar a trabajadores por su perfil profesional que m¨¢s tarde rechazan cuando comprueban que son negros, como llaman despectivamente a los gitanos".
?Y los fondos de la UE para los gitanos? Tanto algunos dirigentes roman¨ªes como funcionarios de la UE en Bratislava no se muerden la lengua al decir que parte de esos fondos han acabado en manos privadas en un pa¨ªs como Eslovaquia, donde la corrupci¨®n sigue siendo una lacra. Entretanto, el ingreso en la UE puede verse ensombrecido por nuevas revueltas. "Los disturbios y los saqueos se repetir¨¢n", anuncia Adamova, "mi gente no tiene de qu¨¦ vivir".
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