Candidaturas ¨²nicas
Un conocido periodista, muy ligado ideol¨®gicamente a la derecha espa?ola, recuerda en sus debates radiof¨®nicos matinales, con cierta frecuencia, que peor que un pol¨ªtico dem¨®crata cristiano no puede ser sino otro pol¨ªtico dem¨®crata cristiano.
Puede que en su punto de mira se situasen los dem¨®cratas cristianos catalanes y nacionalistas, con Dur¨¢n i LLeida a la cabeza, si bien el plomo de su cartucho alcanza, a¨²n sin quererlo, a muchos otros, situados en la esfera del P, que hasta hace escasos d¨ªas han ocupado importantes responsabilidades de gobierno.
Desconozco si el significado periodista incluye entre sus objetivos a Javier Arenas, reconocido representante de la democracia cristiana andaluza, si bien me parecer¨ªa excesivo el comentario aplicado al presidente de honor del PP-A, ahora reeditado como presidente ejecutivo del mismo.
En todo caso, s¨ª es verdad que alg¨²n d¨¦ficit debe comportar la militancia en dicha ideolog¨ªa cristiana cuando sus representantes caen y vuelven a hacer en los mismos errores, condenando muchos de sus proyectos al fracaso.
Y ahora s¨ª me refiero a Andaluc¨ªa y al proyecto del Partido Popular en nuestra Comunidad, hipotecado en los ¨²ltimos a?os por el papel que la democracia cristiana viene jugando en el mismo.
Leo con asombro, antes de iniciar estas l¨ªneas, que Arenas demanda candidaturas ¨²nicas en los pr¨®ximos congresos provinciales del PP-A, a fin de no abrir heridas que tarden en cicatrizar.
Quienes hemos tenido la suerte de militar en un gran partido, como lo es el Partido Popular, conocemos qu¨¦ significado tiene para algunos la expresi¨®n "candidaturas ¨²nicas".
No, no crean ustedes, lectores de este diario, que esas candidaturas ¨²nicas se entender¨ªan como el resultado de un amplio debate interno que unificase posturas, recogiendo todas las sensibilidades, hasta conseguir un amplio consenso democr¨¢tico que confluyese en un liderazgo com¨²n.
No. Las candidaturas ¨²nicas ser¨ªan el resultado de la voluntad ¨²nica de quien las promueve y dirige, en su af¨¢n por controlar todos los resortes del poder, debiendo someterse cualesquiera otras opciones a las mismas, bien por el pago de favores, si la debilidad del oponente as¨ª lo aconseja, o simplemente por aplastamiento.
Representan la vuelta al pensamiento ¨²nico, disfrazadas siempre con el maquillaje de argumentos como "preservar la unidad del partido" o "no abrir heridas internas".
Y quien esto les dice, lo hace desde la experiencia vivida como candidato alternativo al que se pretend¨ªa como ¨²nico, qu¨¦ debi¨® soportar los manejos antidemocr¨¢ticos de la direcci¨®n regional del partido, que a pesar de ello gan¨® el congreso provincial y tendi¨® la mano al acuerdo, y que hubo de asistir, desde la impotencia en muchas ocasiones, al triste espect¨¢culo de que quienes abogaban, y a¨²n ahora lo hacen, por no abrir heridas, eran quienes precisamente hurgaban en las mismas, levantando las escaras para con ello justificar le muerte violenta de una estructura lograda con la democracia de los votos.
Bien est¨¢ que sin la celebraci¨®n de un Congreso se haya elegido, por una escasa representaci¨®n del PP-A, forzando el esp¨ªritu estatutario, a un nuevo presidente, secretario y hasta coordinador regional.
Bien est¨¢, tambi¨¦n, que sin el citado Congreso se haya definido ya qui¨¦n ser¨¢ el pr¨®ximo candidato a las andaluzas del 2008.
Bien est¨¢, digo, porque tales decisiones se amparan en el asentimiento c¨®mplice de quienes, en el ¨®rgano en el que se han adoptado, las aceptan.
Pero de ah¨ª a intentar silenciar la opini¨®n de los militantes de base, a trav¨¦s de la imposici¨®n de "candidaturas ¨²nicas", va un trecho que democr¨¢ticamente no se debe consentir.
Aterra pensar que, precisamente ahora que el Partido Popular necesita de un proceso de regeneraci¨®n, haya quienes pretendan impedir el debate interno, blind¨¢ndolo a la cura siempre beneficiosa de la confrontaci¨®n democr¨¢tica de ideas y propuestas, persiguiendo con ello la propia estabilidad pol¨ªtica a¨²n a costa de frustrar avances colectivos de los que Andaluc¨ªa pueda beneficiarse.
?Qu¨¦ sentido tiene invitar a independientes a participar de los trabajos de los ¨®rganos de direcci¨®n del Partido cuando estos ¨®rganos est¨¢n viciados de hecho en su constituci¨®n?. ?Cu¨¢ntos independientes -no agradecidos y con solvencia moral- estar¨¢n dispuestos a tomar parte de tal pantomima?.
Andaluc¨ªa necesita de otra forma de hacer pol¨ªtica. El propio Partido Popular precisa de una revoluci¨®n interna que devuelva el poder a las bases y que deber¨¢ nacer de las propias bases, ya que sus dirigentes no est¨¢n dispuestos a propiciarla por lo que dejen de ganar en ella.
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