Tiflo se convierte en una biblioteca parlante en Internet para los ciegos hispanos
Entre los ¨²ltimos libros que Pablo Lecuona ha le¨ªdo est¨¢n Harry Potter y el c¨¢liz de fuego y un ensayo sobre la revoluci¨®n nicarag¨¹ense, Adi¨®s muchachos. En realidad Pablo ha le¨ªdo estas obras escuchando su ordenador. Y como ¨¦l, casi un millar de ciegos diseminados por todo el mundo que acceden habitualmente a Tiflo Libros, la primera biblioteca digital para ciegos hispanohablantes de Internet.
Tiflo, que toma el nombre de una isla de la mitolog¨ªa griega adonde se desterraba a los ciegos, es fruto del trabajo de unos j¨®venes invidentes argentinos, uno de esos proyectos que crecen sin darse cuenta. "Comenz¨® hace cuatro a?os como una cosa muy chiquita, pero no imaginamos ad¨®nde pod¨ªamos llegar", explica con acento porte?o Pablo Lecuona, de 29 a?os, estudiante de Ciencias de la Comunicaci¨®n en Buenos Aires e impulsor del proyecto. Pablo participaba en una lista de correo donde salt¨® la cuesti¨®n: "?Por qu¨¦ no intercambiamos los libros que tenemos en el ordenador?".
Isabel Viruet, de 32 a?os, que estudia Ciencias de la Educaci¨®n en M¨¢laga, afirma que para tener grabado un libro nuevo tiene que pedirlo con un a?o de antelaci¨®n a la ONCE. Hace 10 meses Isabel descubri¨® Tiflo Libros en Internet y gracias a la biblioteca ha podido saciar su "obsesi¨®n" por la lectura.
"Si tuviera que dejar Tiflo Libros me morir¨ªa", dice Isabel Viruet. "Ahora sale una obra nueva y a lo mejor puedes encontrarla en Tiflo porque el escritor ha proporcionado el manuscrito". Viruet aprovecha los ratos muertos en su tarea de venta de cupones para darse a la lectura en el port¨¢til que acaba de comprar.
Manuel Enr¨ªquez, de 45 a?os, reconoce que "gracias a Tiflo Libros he podido retomar el h¨¢bito-vicio de la lectura que cre¨ª tener olvidado desde que empec¨¦ a perder la vista hace media docena de a?os. Tiflo es algo m¨¢s que una biblioteca virtual, es un grupo de discusi¨®n y un foro donde los que somos aficionados a escribir podemos enviar nuestras peque?as aportaciones".
Abundan en este repositorio digital las novelas, los libros de consulta, y libros de texto, e incluso alguna perlas de la literatura le¨ªdas por sus propios autores: Cort¨¢zar, Borges... Entre las ¨²ltimas obras del cat¨¢logo de Tiflo se encuentran El filo de la navaja, de Somerset Maugham o una de las andanzas de Manolito Gafotas, de Elvira Lindo. Y entre los libros m¨¢s demandados, El se?or de los anillos (m¨¢s de 400 descargas) y el diccionario de la Real Academia Espa?ola que han descargado ciegos de 30 pa¨ªses. De las 7.000 obras de Tiflo, la mayor parte procede de los mismos usuarios. Despu¨¦s de escanearlos los env¨ªan digitalizados y quedan almacenados en los anaqueles virtuales de Tiflo. El a?o pasado llegaron a una media de 233 libros nuevos por mes.
Pablo reconoce que la disponibilidad de las obras en formato digital es una aut¨¦ntica revoluci¨®n por la capacidad para copiarlos y distribuirlos a cualquier lugar del mundo instant¨¢neamente y acceder a ellos desde el ordenador. Basta con pensar que El Quijote en Braille ocupa 30 cintas de casete.
A diferencia del formato Braille o casete, los libros digitales de Tiflo "permiten copiar y pegar o hacer anotaciones sobre el libro y leerlas despu¨¦s", recuerda Isabel.
Una cuota anual ayuda a sostener el proyecto, que cuenta con 70 colaboradores. Para registrarse, hay que acreditar la deficiencia visual. Luego, los libros que se soliciten les llegan por correo electr¨®nico y una vez en su ordenador pueden escucharlos, imprimirlos en Braille o leerlos directamente si disponen de l¨ªnea especial Braille.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.