'Lifting' sin anestesia
Las reformas constitucionales que anunci¨® Zapatero en el debate de investidura tendr¨¢n como base un informe previo del Consejo de Estado, del que en su d¨ªa formar¨¢n parte los ex presidentes del Gobierno. Esto ya aporta una cierta garant¨ªa de sensatez, reforzada por la presencia del profesor Rubio Llorente al frente de esa instituci¨®n. Este antiguo vicepresidente del Tribunal Constitucional se ha pronunciado p¨²blicamente en favor de algunas de las reformas ahora propuestas, y de otras no contempladas pero de gran actualidad, como la que impedir¨ªa, sin margen para la ambig¨¹edad, el env¨ªo de soldados a misiones b¨¦licas sin autorizaci¨®n de las Cortes.
La idea de que conviene reformar las constituciones para renovar su legitimaci¨®n entre las nuevas generaciones puede tener fundamento, pero llevada al extremo equivaldr¨ªa a sostener que hay que ir cambiando el reglamento del f¨²tbol a medida que lo hacen las t¨¢cticas. La Constituci¨®n define el marco y las reglas de juego democr¨¢tico; es falaz el argumento de que hay que modificarla porque han aparecido situaciones nuevas, como la inmigraci¨®n masiva o las derivadas de las modernas t¨¦cnicas de comunicaci¨®n. Para que ese argumento tuviera fuerza habr¨ªa que demostrar que la Constituci¨®n impide legislar sobre tales materias. El af¨¢n por responder a todo problema dif¨ªcil con la propuesta de modificar el marco constitucional suele ocultar la falta de ideas para plantear reformas en el interior de ese marco.
De las propuestas por Zapatero, no parece haber problema para la introducci¨®n de una menci¨®n expresa a la futura Constituci¨®n Europea; la del establecimiento de la igualdad entre varones y mujeres en la sucesi¨®n a la Corona seguramente tampoco encontrar¨¢ gran oposici¨®n, aunque es posible que dentro de algunos lustros alguien plantee que tambi¨¦n hay que suprimir la discriminaci¨®n en favor del primog¨¦nito o primog¨¦nita, con lo que el fundamento carism¨¢tico-tradicional de la instituci¨®n quedar¨ªa en el aire. La menci¨®n expresa de las 17 comunidades aut¨®nomas, con su denominaci¨®n oficial, parece de caj¨®n, una vez culminado el despliegue de las previsiones constitucionales en la materia. Sin embargo, en el debate de investidura el portavoz de CiU, Duran Lleida, sugiri¨® que se aprovechara esa reforma para especificar qu¨¦ comunidades son nacionalidades y cu¨¢les s¨®lo regiones, y el del PNV, Erkoreka, que se utilizase la ocasi¨®n para introducir las reformas necesarias para garantizar el encaje del plan Ibarretxe.
En su anterior etapa de gobierno, los socialistas se negaron a "abrir el mel¨®n" de la reforma por temor a que los nacionalistas quisieran aprovecharla para replantear el modelo auton¨®mico constitucional; para cuestionar, en particular, el principio de que al final del proceso todas las comunidades tuvieran b¨¢sicamente las mismas competencias, excepto en lo relativo a los hechos diferenciales, y unos servicios p¨²blicos similares, pese a los diferentes niveles de renta. Tal vez sea cierto que los condicionantes de la transici¨®n impidieron plantear el proceso auton¨®mico con dos niveles claramente diferenciados de autonom¨ªa; sin embargo, no es seguro que ello hubiera resultado m¨¢s favorable para la eficacia y estabilidad del sistema, y, en todo caso, no hay duda de que hoy, tras la consolidaci¨®n de las 17 comunidades, no ser¨ªa posible una reforma que apareciera como discriminatoria.
Entre los problemas nuevos que no pueden resolverse sin modificar la Constituci¨®n destaca el de la participaci¨®n de las autonom¨ªas en la formaci¨®n de la voluntad nacional en relaci¨®n a las instituciones europeas, y el de la necesidad de institucionalizar las relaciones entre los 17 gobiernos auton¨®micos y el central. Todo ello remite a la reforma del Senado -de su composici¨®n y funciones- a fin de realizar su vocaci¨®n de C¨¢mara de representaci¨®n territorial. No parece dif¨ªcil alcanzar un acuerdo sobre esta reforma con el PP, que la defendi¨® en el pasado. No es evidente, en cambio, que las principales fuerzas nacionalistas contemplen la reforma desde la misma perspectiva de perfeccionamiento del sistema. M¨¢s que a fijar y garantizar la cohesi¨®n del modelo desarrollado en estos 20 a?os aspiran a eliminar los obst¨¢culos constitucionales que impiden abrirlo a una mayor asimetr¨ªa. De ah¨ª las dificultades de Zapatero para hacer compatible su razonable objetivo de someter la Constituci¨®n a un estiramiento de piel, que mejore su aspecto y resistencia, con su actual pol¨ªtica de alianzas.
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