Libertad para el esp¨ªa nuclear
Sale de la c¨¢rcel el t¨¦cnico que desvel¨® los secretos at¨®micos de Israel
Los pacifistas internacionales le consideran un h¨¦roe. La mayor¨ªa de los israel¨ªes lo califican de traidor. En medio de esta pol¨¦mica, Mordejai Vanunu abandon¨® ayer la prisi¨®n de Shikma, en Ashkelon, a poco menos de medio centenar de kil¨®metros al sur de Tel Aviv, donde ha permanecido recluido durante los ¨²ltimos 18 a?os, condenado por un delito de espionaje y traici¨®n al haber desvelado al mundo en 1986, a trav¨¦s del peri¨®dico brit¨¢nico The Sunday Times, los secretos nucleares que los israel¨ªes encerraban en la central at¨®mica de Dimona, en el desierto del Neguev.
Antes de que Vanunu pudiera ayer por la ma?ana salir de la c¨¢rcel, se vio sometido a una ultima humillaci¨®n: entregar al Ministerio de Defensa 87 cajas de cart¨®n, en las que se encontraban archivados todos sus documentos personales, por exigencia de las autoridades, que temen que entre sus papeles se encuentren a¨²n elementos confidenciales sobre la producci¨®n israel¨ª de armas nucleares.
S¨®lo entonces, Mordejai Vanunu, de 49 a?os, despojado de la religi¨®n jud¨ªa, convertido al cristianismo y despose¨ªdo de su propio nombre -no en vano ahora se llama John Crossman-, pudo abandonar la prisi¨®n. Sali¨® con los brazos en alto, con una sonrisa en los labios, haciendo con los dedos la se?al de la victoria y desafiando a las autoridades, que le han impuesto y anunciado una serie de limitaciones, entre otras hacer declaraciones a la prensa, sobre todo a la extranjera, salir del pa¨ªs o acercarse a las embajadas.
"Yo soy un s¨ªmbolo de la voluntad de libertad", asegur¨® Vanunu euf¨®rico, rodeado de cientos de pacifistas llegados de 14 pa¨ªses, flanqueado por dos de sus hermanos, mientras m¨¢s all¨¢ un grupo de radicales y fan¨¢ticos jud¨ªos le profer¨ªan todo tipo de amenazas, le anunciaban una muerte pr¨®xima, le llamaban traidor y sobre todo le ped¨ªan a voz en grito que abandonara para siempre Israel, al tiempo que intentaban alcanzarle con piedras y huevos.
El ex convicto contest¨® con firmeza a los provocadores al asegurar que "a todos aquellos que me llaman traidor, yo les digo que me siento orgulloso y contento de lo que hice". A rengl¨®n seguido se dirigi¨® al Gobierno de Israel, al que conmin¨® a abrir las puertas y desvelar oficialmente los secretos de la central nuclear de Dimona, nunca sometido a las inspecciones internacionales, y donde seg¨²n los expertos se almacenan m¨¢s de 200 bombas at¨®micas.
Mordejai Vanunu, en un nuevo acto de rebeld¨ªa, se dirigi¨® luego a Jerusal¨¦n Este, el sector ¨¢rabe, para recogerse en la catedral de Saint George, asistir a un ceremonia religiosa, tomar la comuni¨®n y recibir el abrazo y la solidaridad de un buen n¨²mero de miembros de su comunidad. M¨¢s tarde viaj¨® hacia Jaffa, en las cercan¨ªas de Tel Aviv, donde permanecer¨¢ confinado durante el pr¨®ximo a?o y vivir¨¢ sometido a un r¨¦gimen de semilibertad hasta que pueda recobrar su libertad total e ir a Estados Unidos, donde quiere empezar una nueva vida.
Entonces quedar¨¢ definitivamente atr¨¢s y para siempre la historia oficial de este especialista en energ¨ªa nuclear, que durante once a?os estuvo trabajando en el reactor nuclear secreto de Dimona, hasta que en 1986 desvel¨® a la prensa los secretos at¨®micos de su pa¨ªs. Su acto de rebeli¨®n desencaden¨® una caza sin cuartel, que finaliz¨® en Londres, donde entr¨® en contacto con una atractiva muchacha, en realidad agente secreta de la CIA o del FBI, que le prometi¨® una noche de pasi¨®n en un apartamento en Roma. All¨ª fue capturado por los agentes del Mosad, que le llevaron a Israel, donde fue juzgado y condenado.
Numerosas organizaciones internacionales han reclamado el Premio Nobel de la Paz para Vanunu, mientras sus detractores piden su muerte.
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