ZP, no les falles
No parece que la llegada del PSOE al poder vaya a convertir a los inmigrantes en seres dotados de los mismos derechos que los espa?oles -como ser¨ªa de desear-, pero al menos cabe esperar que alivie esos ritos de iniciaci¨®n a nuestra tribu con los que tenemos a bien acogerlos. Ya se sabe, por aqu¨ª somos civilizados y no le machacamos a nadie el cl¨ªtoris, ni le dilatamos los labios hasta encajarles un platillo de madera: aqu¨ª, como mucho, el reci¨¦n llegado es obligado a embarcar en un avi¨®n, atiborrado de haloperidol, o se pasa meses haciendo colas frente a ventanillas siniestras familiariz¨¢ndose con uno de nuestros cl¨¢sicos. Vuelva usted ma?ana.
Hace una semana, una lectora malague?a, Luc¨ªa Carrera, relataba en estas p¨¢ginas una experiencia por la que alguien de mi familia acababa de pasar: guardar cola desde antes del alba frente a la Subdelegaci¨®n del Gobierno en M¨¢laga para intentar tramitar el contrato de un trabajador inmigrante. Si esperas desde las siete de la ma?ana, probablemente tengas suerte y te den un n¨²mero con el que se comprometen a atenderte antes de las cinco y media de la tarde.
Para estos menesteres, el Estado reserva sus m¨¢s impresentables covachuelas: en el caso de M¨¢laga las oficinas ocupan lo que parecen ser unos antiguos calabozos, encalados y adecentados m¨ªnimamente para la ocasi¨®n. No hay posibilidad de delegar el tr¨¢mite en una gestor¨ªa, ni tramitar el turno por tel¨¦fono o internet, ni entregar la documentaci¨®n en una oficina de correos, ni en otro registro administrativo. Por supuesto, si se viaja desde fuera de la capital hay que madrugar m¨¢s. Estas son las cosas que tiene nuestro descentralizado sistema auton¨®mico: ya no hay que hacer papeleos en Madrid, pero ay si uno no vive en la capital auton¨®mica, ay si uno, adem¨¢s, no vive en la capital de provincia. Quiz¨¢ por eso los que habitamos en la periferia de la periferia somos tan descre¨ªdos.
Tan siniestro escenario y tan t¨¦trico procedimiento administrativo quedan ligeramente compensados por unos funcionarios muy trabajadores y amables, que, naturalmente, no pueden hacer milagros. No s¨¦ qui¨¦n es el responsable ¨²ltimo de tanta estupidez y tanto desprecio por la gente que ha venido hasta aqu¨ª, cruzando el mundo y jug¨¢ndose muchas veces la vida, para compartir nuestro bienestar y contribuir a ¨¦l. En cualquier caso, el responsable pol¨ªtico inmediato tiene nombre: se llama Carlos Rubio y -al menos hasta esta ma?ana- es el subdelegado del Gobierno en M¨¢laga. Pronto cesar¨¢, pero el alcalde Francisco de la Torre ya le tiene reservado un carguito con esa generosidad con la que los pol¨ªticos tratan a sus correligionarios, gracias, eso s¨ª, al dinero de los ciudadanos.
Ya digo: no espero que ZP otorgue a los inmigrantes derechos ciudadanos plenos. Me dar¨ªa con un canto en los dientes si pone algo de racionalidad a unos tr¨¢mites que parecen pensados con grandes dosis, ustedes perdonen, de mala leche. Los inmigrantes vienen a trabajar, no a hacer colas. Crean riqueza cuando trabajan, no cuando esperan, ni cuando tienen que salir del pa¨ªs para recibir en los consulados espa?oles los papeles para los que han estado haciendo largas colas en Espa?a. ZP, no les falles. Aunque no voten.
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