Perdedor profesional
?Qui¨¦n mejor que un gafe para chafar la buena suerte de los jugadores en los casinos? En esta figura tan peregrina como eficaz se basa la trama de The cooler, pel¨ªcula norteamericana de corte independiente con tres buenas actuaciones y un certero retrato del s¨®rdido ambiente de Las Vegas, el para¨ªso del juego.
El cenizo interpretado por William H. Macy est¨¢ contratado por un violento jefe de casino. Se acerca a los clientes, los roza levemente y se acaban las rachas favorables. Pero el amor, que a veces lo arregla todo, esta vez lo estropea. Cuando el feo de aspecto lisiado en el que nadie se fija es pasto de las llamas amorosas de una camarera, la mala suerte se va de parranda. Su puesto de trabajo queda entonces en entredicho.
THE COOLER
Direcci¨®n: Wayne Kramer. Int¨¦rpretes: William H. Macy, Maria Bello, Alec Baldwin, Paul Sorvino. G¨¦nero: drama. EE UU, 2003. Duraci¨®n: 101 minutos.
En The cooler, como no pod¨ªa ser de otra forma trat¨¢ndose de la ciudad del azar, hay perdedores natos de todos los sabores: cantantes de glorioso pasado enganchados a la hero¨ªna, busconas, facinerosos, chorizos de tres al cuarto... Personajes que conocemos de sobra gracias al cl¨¢sico cine de p¨®quer, rojo, impar y no va m¨¢s.
Eso s¨ª, el desconocido director y escritor Wayne Kramer aporta un toque innovador a la trama, al enfrentar el nuevo estilo de parque tem¨¢tico que algunos quieren dar a Las Vegas, comandado por gerentes con la carrera de Econ¨®micas aprobada y m¨¢s basado en la legalidad que en la criminalidad, al viejo estilo del "o pagas el lunes o te rompo las piernas y tu nueva compa?era ser¨¢ una silla de ruedas".
Por otra parte, el romance entre Macy y la guapa Maria Bello recuerda al idilio entre Nicolas Cage y Elisabeth Shue en Leaving Las Vegas (Mike Figgis, 1995). Forman ese tipo de pareja aparentemente descompensada en el aspecto exterior pero muy efectiva a la hora del intercambio. As¨ª, Macy tiene, para sorpresa de muchos, la primera secuencia de cama de su ya larga carrera.
Un trueque de sentimientos m¨¢s basado en el fracaso, en la miseria y en la puesta en com¨²n del penoso pasado de ambos que en el aporte verdadero de felicidad. Es aqu¨ª, en la sonrisa de los hasta entonces perpetuos derrotados, donde Kramer demuestra encontrarse m¨¢s a gusto.
Sin embargo, la figura del gafe, el eje central, hace que la historia se mueva siempre en el alambre de la credibilidad. Una sensaci¨®n que desaparece cuando el peso de la pel¨ªcula lo llevan los grandes trabajos de Macy y de Bello, adem¨¢s del buen acompa?amiento de Alec Baldwin (nominado al Oscar al mejor secundario por su papel de jefazo del casino), y que reaparece cuando los giros de la trama est¨¢n basados ¨²nicamente en el poder de lo ins¨®lito. Algo que ocurre sobre todo en la infame secuencia que sirve de ep¨ªlogo, chocante con el oscur¨ªsimo tono que hasta entonces hab¨ªa tenido esta m¨¢s que aceptable pel¨ªcula.
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